Empate a todo en Anduva

CD MIRANDÉS 1

RACING DE SANTANDER 1

Segunda jornada y segundo empate a un tanto para el Mirandés, que luchó a brazo partido en un duelo de favoritos contra el Racing en Anduva. Fueron 93 minutos marcados por el equilibrio, tanto en el juego como en control del esférico, oportunidades, y también en el marcador.

Miguel Díaz igualó antes del descanso el tempranero gol de Enzo para los cántabros y, aunque unos y otros lo intentaron las tablas ya no se movieron en el segundo periodo. Borja Jiménez introdujo varias novedades respecto al equipo del estreno en Estella y los rojillos dieron buena imagen, conformándose al final con un punto.

Arrancaba el encuentro con mucha intensidad en los dos bandos, tratando de adueñarse del balón y la medular en una lucha sin cuartel. Matheus, titular en punta de lanza tras la mini-revolución de Borja Jiménez en su once de salida, tuvo la primera ocasión de los rojillos pero Figueras se lanzó para repeler el remate del ariete mirandesista.

Cuando parecía que el control de los locales se acentuaba, la primera llegada racinguista supuso el mazazo del 0-1 El francés Enzo Lombardo lanzaba un disparo muy colocado desde el pico del área que superaba por bajo a Limones.

Tocaba remar contra corriente y el Mirandés se aplicó en el empeño desde el mismo saque de centro. Tres córners seguidos, pero sin definición, acoso rojillo en busca de una rápida igualada. Yanis trataba de imprimir movilidad a los ataques locales, pero el Racing también avisaba en las contras, como una peligrosa falta que Enzo lanzó desde la frontal, despejando la barrera rojilla a saque de esquina.

Eso sí, el control del encuentro era de los rojillos, con aproximaciones para Álvaro Rey, que no pudo disparar bien, y un remate desviado del ariete Jon Ander. Eso sí, Berto Cayarga tuvo el segundo de la tarde al borde de la media hora en un remate que pudo repeler in extremis la defensa local después de una buena jugada de Enzo.

Hasta que el agobio rojillo halló su premio. Avisaba Yanis, después el chut de Álvaro Rey desde fuera del área acababa en córner con paradón de Iván Crespo. Pero al saque de esquina el testarazo de Miguel Díaz, con protestas cántabras ya que Crespo estaba por los suelos, acababa en el fondo de las mallas. Una diana importante antes del intermedio.

Yanis tuvo la última del primer acto, pero su cabalgad fue cortada por el central Óscar Gil cuando Anduva quería cantar el 2-1.

En la reanudación el balón era del Mirandés, pero los del Borja Jiménez se estrellaban ante la seriedad en la zaga de un Racing que seguía desplegando veloces contras. Kitoko creaba peligro a los ocho minutos con un centro que no hallaba rematador, y el jugador africano tuvo el 1-2 poco después, afortunadamente sin puntería.

Tenía más claridad en sus llegadas el conjunto visitante, mientras el conjunto rojillo no acababa de dar con la tecla para superar el férreo entramado dispuesto por Iván Ania. Paris percutía por su banda, buscando la colaboración de Yanis y Álvaro, sin fortuna.

Iván Crespo se adelantaba a Matheus en un hermoso pase en profundidad de Álvaro Rey, quien a renglón seguido le dejaba su sitio en el campo a Hugo Rama, primer cambio en el Mirandés.

Ernest también se estrenaba poco después en las filas rojillas supliendo a Matheus en punta de lanza, mientras el encuentro entraba en una dinámica de igualdad en la parcela ancha de Anduva. Podía caer la balanza de cualquier lado, con un Enzo que seguía siendo una pesadilla para la defensa mirandesista, todo movilidad y peligro constante en sus acciones.

Pero en los compases finales fue el Mirandés el que apretó más. Primero fue Rúper el que estuvo cerca del 2-1, siendo poco después (a seis del noventa) el también debutante Claudio Medina quien pudo dejar los tres puntos en Anduva. El ariete leonés, que maravilló la pasada campaña en Mareo, disparaba fuera por muy poco en la mejor ocasión local de la segunda mitad.

Pero también el Racing se acercó con peligro al arco defendido por Limones en estos compases finales, como en un remate de cabeza desviado a cargo de Segovia a la salida de un córner o en un disparo de Quique Rivero bien despejado por Limones en una prodigiosa mano para despejar a saque de esquina. Fue la última jugada de un encuentro entre dos gallitos marcado por el equilibrio tanto en el campo como en la torreta del marcador.