El Correo de Burgos

Fútbol / Tercera

La Arandina se enreda en la trampa del Isabel I

El Promesas araña un empate ante los ribereños, que se dejaron en Castañares los primeros puntos del curso / El planteamiento conservador de los locales desesperó al cuadro blanquiazul

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DANIEL ORTEGA CEBRECOS
Burgos

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Lo tuvo todo. Intensidad, garra, coraje, crispación, dos equipos dejándose el alma en cada acción, expulsiones, despropósitos en los banquillos (y no precisamente futbolísticos). Menos los goles. En tablas finalizó el derbi provincial entre Isabel I y Arandina. El combinado ribereño se enredó en la trampa que le planteó el cuadro naranja y se dejó en Castañares los primeros puntos de la temporada.

El resultado fue celebrado como un título en las filas locales. Y dejó un regusto más que amargo en las ribereñas, que se vieron impotentes para derribar la muralla defensiva planteada por el Promesas.

El choque se convirtió desde el primer momento en una batalla campal. Carlos Aguilera había planteado un encuentro desde la trinchera, apostando sus líneas sobre el terreno de juego cual si fuera un batallón perfectamente organizado. Acumuló muchos hombres por detrás del balón que defendieron su parcela como un perro de presa.

Con pocos argumentos futbolísticos (al menos a nivel ofensivo), pero con una solidez a prueba de bombas fueron minando la moral de una Arandina que lo intentó todo para llevarse los tres puntos.

Desde el pitido inicial solo hubo un equipo sobre el césped que buscó la meta rival: el de Javier Álvarez de los Mozos, que no eludió su papel de favorito para asumir el mando de las operaciones. Pero sus intentonas se estrellaron una y otra vez contra un muro inexpugnable.

Los dos contendientes sabían perfectamente lo que se iban a encontrar enfrente (ya habían mostrado sus cartas en un duelo en pretemporada). Lo que cambió en esta ocasión fue la sublimación de ambos planteamientos.

El Isabel I asumió su papel de equipo inferior y dejó hacer a su oponente en la medular. Pero cuando el esférico se aproximaba a su área se convertía en un auténtico gladiador que recurría a todas las técnicas a su alcance para frenar a su oponente.

La Arandina volcó el partido en el terreno de juego de los naranjas. Adeva, en el 13, tuvo la primera buena ocasión al empalmar de volea en el segundo palo un córner botado por Zazu. Pero su remate fue desviadoo a saque de esquina. Luego lo intentó el incisivo Ruba con un derechazo que se perdió por encima del travesaño.

El partido se fue calentando con el paso de los minutos. El Promesas estaba logrando llevar el agua a su molino. A la media hora de juego Adeva no acertó a precisar en posición forzada un servicio de Zazu desde la izquierda. El duelo había ganado en dureza en todos los balones divididos. Y ninguno de los dos equipos rehuyó bajar al barro para librar la batalla.

Los visitantes trataron de cambiar el rumbo del duelo en el arranque del segundo acto. Rubiato cabeceó al centro un servicio de Zazu en el primer minuto. El Isabel I no salía de su campo, pero el 52 dispuso de la mejor ocasión de todo el partido en una veloz contra conducida por Torres iniciada en un saque de esquina de la Arandina que pilló desguarnecida a la zaga ribereña.

El delantero filtró un pase perfecto para Gallo, que se plantó solo ante Carmona. El disparo del atacante fue rechazado por los pies por el cancerbero blanquiazul. Ese fue todo el balance ofensivo del Promesas.

De los Mozos agotó pronto los cambios en busca de hombres de refresco que pudieran desatar el partido, pero el choque carecía de ritmo por las constantes interrupciones. Adeva, en el 53, desvió en el primer palo una falta botada por Marcos que obligó a lucirse a Álex para abortar el peligro (en esa acción se lesionó el cancerbero).

Luego la tuvo Marcos de cabeza en un balón parado, pero su remate salió al centro de la portería. Con todavía 20 minutos por delante el Promesas se quedó en inferioridad numérica, pero se repuso con prontitud y solvencia al varapalo.

En las filas arandinas Ruba se echó el equipo a las espaldas y suyas fueron las acciones más peligrosas. En el 79, tras una buena jugada personal, hizo emplearse a fondo a Lisardo. Cuando los visitantes se lanzaban ya a la desesperada a la portería del Isabel I fue expulsado Andrés por doble amarilla, lo que dio aire a los capitalinos. Ya en el descuento Diego Abad tuvo el partido en sus pies, pero su disparo no fue demasiado certero.

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