El Correo de Burgos

Fútbol / Segunda B

Primera victoria del curso en Anduva

El Mirandés rompe el maleficio que le perseguía ante su afición a costa del Tudelano / Los burgaleses se llevaron los tres puntos en una buena segunda mitad / Matheus, Ernest y Claudio anotaron los tantos frente a los navarros

Yanis fue sustituido ayer por Ernest, que hizo el segundo tanto de la tarde en Anduva-Jose Esteban Egurrola

Yanis fue sustituido ayer por Ernest, que hizo el segundo tanto de la tarde en Anduva-Jose Esteban Egurrola

Burgos

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MIRANDA

Por fin. La primera victoria liguera del Mirandés en casa ya es una realidad después de superar con eficacia al Tudelano. Quizás no fue el mejor partido de los de Borja Jiménez, pero esta vez las ocasiones sí se convirtieron en goles y el equipo supo frenar mejor en defensa a un contrincante que no llegaba en su mejor momento y que confirmó las malas previsiones con una derrota clara.

Felicidad rojilla en casa, pues el equipo encadena dos victorias consecutivas y durmió ayer en la segunda posición provisional en la tabla clasificatoria.

Arrancó el encuentro con el previsible dominio del Mirandés ante un Tudelano que se ubicaba cerca de su portería tratando de salir en velocidad a la contra. Los de Borja Jiménez tuvieron la primera oportunidad antes del minuto 2 en una incorporación de Gorka Kijera que acabó con un remate muy desviado. Los locales recuperaban con velocidad el esférico y a los cinco minutos volvían a rondar el gol en un disparo del ariete Matheus Aias que atajaba con seguridad el veterano Pagola.

Pero los navarros poco a poco se fueron deshaciendo del control local saliendo en buenas contras hasta acercarse a los dominios de Limones con un primer remate de Ion Vélez que desviaba a córner el arquero rojillo. Apenas dos minutos después se volvió a lucir el portero rojillo ante un trallazo lejano del propio Vélez que acabó en saque de esquina.

Tras esta fase de llegadas navarras volvieron los de Borja Jiménez a retomar el mando, con Álvaro Rey muy activo en la banda derecha. Pero no era el Mirandés de otras tardes, con menos velocidad e intensidad en sus acciones de ataque.

La mejor oportunidad local de este primer periodo llegó casi sobre la bocina, cuando el brasileño Matheus Aias remató con una chilena espectacular, muy plástica, pero que se perdió a escasos centímetros del poste. Con ese huy en las gradas de Anduva se llegaba al intermedio.

Tras el asueto, el Mirandés salió metiendo una marcha más a su juego y tras un primer aviso de Matheus, el delantero brasileño remachaba de cabeza a las mallas el primer tanto de la tarde sin haberse llegado al minuto tres de la segunda mitad.

Con el gol se tranquilizaron los locales, con una oportunidad para Yanis, algo forzado en su estirada para llegar a un buen centro de Matheus, que se retiraría ovacionado dando paso a Claudio Medina. Los ribereños buscaban también la reacción, pero con timidez y pocos recursos, como un disparo muy desviado de Tepa.

Pero el Mirandés estaba al fin cómodo sobre el campo, controlando bien las operaciones en la medular y sin dejar que las posesiones del conjunto navarro fructificaran en ocasiones claras de gol. Borja Jiménez metía en el campo a Ernest, y el ghanés respondió anotando el 2-0, el gol de la tranquilidad, pocos minutos más tarde.

El jugador local aprovechaba un error de la defensa tudelana para empujar a las mallas un esférico que prácticamente suponía la sentencia del encuentro. Aún más tranquilidad inyectó esta diana al fútbol de un Mirandés en el que Romero llevaba bien la manija en la medular, secundado por la sapiencia de Galder Cerrajería para atravesar líneas rivales a partir de la verticalidad en los pases.

El propio Cerrajería rozó el 3-0 con un zapatazo desde la frontal que se estampó en la madera cuando Anduva ya cantaba el gol. Un tanto que acabó llegando en las postrimerías del encuentro, cuando Claudio Medina aprovechaba un rechace tras un lanzamiento de falta a cargo de Hugo Rama para dar la puntilla.

Calma de ahí al final, con los jugadores y la afición de Anduva paladeando al fin el primer triunfo en casa de un Mirandés cada vez más sólidamente aposentado en la zona alta.

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