El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

El San Pablo roza el milagro

Un heroico conjunto burgalés cuaja un partido para el recuerdo en Valencia, pero se ahoga en la última décima de segundo / Benite desperdicia desde el tiro libre la opción de forzar la prórroga

Benite lanza en la decisiva tanda de tiros libres, ayer.-ACB PHOTO / M. A. POLO

Benite lanza en la decisiva tanda de tiros libres, ayer.-ACB PHOTO / M. A. POLO

Burgos

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VALENCIA  94

SAN PABLO 92

Valencia Basket: Diot (2), Will Thomas (11), Tobey (14), Doornekamp (8), Martínez (3) -quinteto inicial- Abalde (6), Labeyrie (2), Van Rossom (8), Dubljevic (17), Vives (4), San Emeterio (3), Matt Thomas (16).

San Pablo Burgos: Fitipaldo (5), Frazier (6), Huskic (15), Cancar (22), Vega (4) -quinteto inicial- Benite (10), Barrera (4), Zipser (8), López (8), Jaramaz (10).Árbitros: Peruga, Aliaga y Sánchez Mohedas. Eliminados: Cancar (min. 37). Parciales: 29-21; 48-48 (descanso); 78-74 y 94-92 (final).Lo mereció, pero se quedó con la miel en los labios. Un heroico San Pablo rozó el milagro en Valencia y se le escapó la victoria de entre los dedos. El equipo azul llegó a La Fonteta en parihuelas y volvió a casa con la sensación de haber desaprovechado una ocasión tan inesperada como única. Así de bello y así de cruel es el deporte.

Aunque hoy duela el alma, lo ocurrido dice mucho del proyecto. Después de tanto ruido, de tanta incertidumbre y de tantos problemas, el equipo de Diego Epifanio compitió a un altísimo nivel para hacerse merecedor de un triunfo que nunca celebró. La mejor versión se vio cuando peor estaban las cosas.

Los castellanos llegaron a los últimos dos minutos por delante (89-90) y pudieron forzar la prórroga en la última décima de segundo desde el tiro libre. Sin embargo, hay cuentos de hadas que acaban mal y el aro quiso escupir el intento decisivo de Benite desde el 4,60. El maldito 4,60.

Castigado en el aspecto anímico y minimizado hasta el límite en la rotación interior, el bloque del Coliseum tuvo arrestos para jugar de tú a tú en una de las canchas más complicadas. Incluso, el bloque de Epi aguantó hasta el final un electrizante intercambio de golpes que hubiera tumbado a cualquiera a las primeras de cambio.

Pero este San Pablo es así. Capaz de lo increíble para bien y para mal. Ayer lo tenía todo perdido de antemano y, sin embargo, se dejó el éxito en el último suspiro. Se trataba de ahuyentar a los fantasmas, de convencerse de que la pésima imagen ofrecida frente al Joventut solo fue un aparatoso accidente en el momento más inoportuno. Lo consiguió con creces para recuperar el ánimo.

Los burgaleses se asientan en la zona baja y, sin embargo, están más vivos que hace una semana. Eso sí, obligados a confirmar la mejoría en el próximo domingo frente al GBC. Ahí sí que solo vale la victoria.

De momento, el bloque azul da valor al esfuerzo realizado frente a un Valencia que no se guardó nada a pesar de los condicionantes que afectaban al San Pablo. Los taronjas quisieron imponer su estilo desde el principio ante un bloque castellano que tardó en coger el aire en ataque. Tanto, que protagonizó tres pérdidas en sus primeras cuatro posesiones.

Los de Epi se adaptaron y respondieron a cada intento de escapada de los levantinos. Ni siquiera fueron suficientes sus cuatro aciertos consecutivos desde el arco para abrir hueco. Benite confirmó la buena puesta en escena con el 16-15, aunque resultaba muy difícil seguir la estela de un equipo tan acertado.

La entrada de Dubljevic fue otro aspecto a tener en cuenta. Además, una antideportiva de Huskic y los problemas en el pick and roll allanaron el camino a un conjunto naranja que puso tierra de por medio en el tramo final del primer cuarto.

Ese 29-21 dibujaba una progresión ofensiva inalcanzable. Los burgaleses estaban en la senda correcta, pero debían ajustar un par de situaciones cuanto antes.

Se las apañaron para agarrarse al partido. Un tiro liberado, una buena transición, un pase extra, la carga del rebote ofensivo... todas las soluciones eran bienvenidas.

Tras el peligroso 34-25, el San Pablo vivió su mejor momento de la primera mitad con un parcial de 2-10 adornado con un triple de Álex López a 6:22 del descanso. Los castellanos coleaban e igualaron la contienda a 41 con cinco pequeños en pista.

Solo los ya clásicos errores en situaciones cercanas al aro impidieron un botín mayor de un CB Miraflores crecido con el 48-48 del intermedio tras un triple de un gran Cancar.

La cosa pintaba bien, pero cualquier desconexión sería letal. En dos minutos el San Pablo tiró por tierra el trabajo realizado. Matt Thomas hizo un destrozo y los burgaleses perdieron su sitio. Ataques espesos, pérdidas y errores desde la personal propiciaron un parcial de 15-2 que dejaba el partido casi sentenciado.

Casi. Porque el San Pablo tuvo más vidas que un gato. El mismo equipo que necesitó cinco minutos para anotar su primera canasta en juego tuvo la capacidad rehacerse una vez más. Liderados por Huskic y Cancar, recuperaron la chispa y devolvieron un oportuno 2-11 (67-64). Además, el inesperado factor Jaramaz condujo a los foráneos hasta el 78-74.

Los azules aprovecharon la inercia para empatar a 9 minutos del final.Ese 78-78 tenía un valor simbólico impresionante pero, lo más importante, hizo creer en la victoria.

De hecho, la tuvieron en la mano después de ponerse por delante por primera vez con el 83-85 con un triple de Zipser. A partir de ahí, cada detalle jugó en contra del San Pablo. Una pérdida evitable, una mala decisión, la condena de los tiros libres, un rebote que se escapa de las manos, la eliminación de Cancar... demasiados factores en contra de un equipo que nunca se entregó.

Vega firmó el 89-90 a 2 minutos del final, aunque es cierto que en ese momento clave los visitantes jugaron mal sus bazas. Para colmo, un triple de Doornekamp y un fallo de Benite desde el arco parecían zanjar la cuestión con el 94-90.

Quedaba una bala. Dubljevic falló con el 94-92 y quedaban cinco segundos para buscar la proeza. Benite se comió el balón y, al menos, sacó una falta a Vives con una décima por jugar. Pudo ser acción de tiro. Sea como fuere, el brasileño tuvo la opción de forzar la prórroga, pero su primer lanzamiento no quiso entrar y con ello murieron las esperanzas. A pesar del nuevo golpe recibido, el San Pablo debe ver hoy las cosas con otra perspectiva.

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