Jesús Gómez se baña en bronce

Tenía fundadas esperanzas en debutar a lo grande en su primera gran cita internacional. E hizo buenos todos los pronósticos. Jesús Gómez se hizo ayer con la medalla de bronce en la prueba de los 1.500 del Campeonato de Europa absoluto de pista cubierta.

Increíble para un atleta de un talento descomunal pero que hace muy poco tiempo veía estas pruebas por televisión, pues ha llegado a la élite mundial saltándose todos los pasos previos (hace cuatro años que comenzó a entrenar en serio).

Pese a su condición de recién llegado muestra maneras de campeón en cada oportunidad que salta al tartán. Estaba muy seguro de sus opciones de subir al podio de honor en una prueba en la que había depositado muchas esperanzas de cerrar con un broche de oro su excepcional temporada invernal.

Dicho y hecho. Llegó a Glasgow pisando fuerte, pese a que un buen número de sus competidores tenían acreditadas mejores marcas personales esta campaña. No es algo que amilane al del Grupo del Río, con un gen competitivo a la altura de muy pocos.

Superó las semifinales con nota, haciéndose con la segunda plaza en la tercera semifinal y obteniendo un billete directo para la carrera más importante de su todavía incipiente trayectoria deportiva.

La pasmosa facilidad con que lo logró le dio una inyección extra de confianza, que junto a su inagotable hambre de éxito le permitió entrar en la historia del atletismo local. Y del nacional, pues España no subía al cajón de un Europeo en la prueba reina del mediofondo desde 2011.

Jesús Gómez lo tenía muy claro

Había preparado con mimo esta carrera junto a su entrenador, Benjamín Álvarez Furones. Juntos la habían visualizado una y otra vez. Y llegado el momento de la verdad el burgalés dio el do de pecho. Demostró una vez más su inmensa fiabilidad en momentos de presión.

En cuanto sonó el pistoletazo de salida sacó a relucir su instinto de campeón, cuerpeando con sus rivales para coger una buena posición en los primeros metros.

El de Castellanos de Castro se situó desde el arranque de la prueba en la cuarta plaza, siempre por detrás de uno de los grandes favoritos para el triunfo, el noruego Jakob Ingebrigtsen -que había logrado el oro en el 3.000 el sábado-.

La carrera no salió demasiado rápida. Jesús Gómez no quería fallar en la primera oportunidad que le brindaba la historia para hacerse con un hueco entre los grandes. Fue ambicioso y de inmediato maniobró por la calle 2 para coger la cabeza de la carrera.

Faltaban 800 metros por delante. Con un buen ritmo fue estirando el pelotón cogiendo la cuerda para evitar codazos en el momento decisivo. A falta de dos vueltas para el final se desataron por detrás las hostilidades. El primero en mover ficha fue Ingebrigtsen. El burgalés, muy fuerte, le siguió sin titubear. El grupo se estiró y ambos pasaron el último giro en cabeza, pero entonces apareció en escena el campeón de Europa en 2017 -y subcampeón del mundo-, el polaco Marcin Lewandowski para lanzar un ataque demoledor que le permitió rebasar a los dos.

Jesús Gómez apretó los dientes y apuró al máximo sus opciones. Por delante el polaco (3:42.85) e Ingebrigtsen (3:43.23) se fueron escapando, pero su buen final le permitió abrir hueco con sus perseguidores y entrar en meta feliz con una tercera plaza para el recuerdo (3:44.39).