El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

El San Pablo avista la orilla

El conjunto azul da otro paso hacia la permanencia al derrotar al Andorra en un partido de locos / La defensa y Huskic impulsaron a un equipo negado ante el aro e incapaz de sellar la victoria

Lima se abre paso en la zona ante Jordan y Luz, ayer.-SANTI OTERO 

Lima se abre paso en la zona ante Jordan y Luz, ayer.-SANTI OTERO 

Publicado por
DIEGO ALMENDRES
Burgos

Creado:

Actualizado:

SAN PABLO  66

ANDORRA  62

San Pablo Burgos: Sutton (10), Fitipaldo (9), Frazier (9), Huskic (18), Cancar (5) -quinteto inicial- Lima (3), Benite (8), Barrera (-), Vega (2), Zipser (2), López (-).Morabanc Andorra: Albicy (11), Diagne (15), Jelinek (-), Upshaw (12), Ennis (1) -quinteto inicial- Luz (5), Shurna (-), Colom (-), Vitali (10), Jordan (8).

BURGOS

A veces, el éxito depende de la capacidad de adaptación de un equipo a las circunstancias inesperadas y desfavorables. Ayer no era fácil sobrevivir en las arenas movedizas de un partido en el que los aros jugaron un papel decisivo, pero el San Pablo supo agarrarse a la pista en los malos momentos para salir airoso de un trance muy delicado. El proyecto ya avista la orilla de la permanencia.

El equipo local compitió con la energía adecuada, subió el listón defensivo y controló el rebote. Sin embargo, algo falló en la ecuación. Ya advirtió Epi que el buen trabajo debe traducirse en acierto, pero los castellanos entraron en un agujero negro.

La primera canasta del choque llegó en el séptimo intento y la ansiedad se apoderó de cada ataque, por muy bien que estuviera ejecutado el sistema y por muy cómoda que fuera la posición de tiro. Los azules tuvieron el mérito de ganar con un 33% de acierto.

Frazier, más agresivo que nunca, estuvo negado en el inicio. Ni siquiera la carga del rebote ofensivo ayudó a los azules, cuya supervivencia dependía de la retaguardia. Ahí no falló el San Pablo, cuya intensidad impidió el despegue del Andorra.

Y es que el combinado del Principado tampoco estaba para tirar cohetes en el perímetro. En esta tesitura, Diagne se hizo grande en la zona para abrir una brecha lógica tomando como referencia la nula anotación de los locales. El interior anotó 9 de los primeros 11 puntos de los visitantes, quienes tuvieron su máxima ventaja en el 7-14.

El escenario era incómodo y el San Pablo corría el riesgo de perderse entre la niebla de sus ataques. Al menos, las pérdidas del Andorra aliviaron a un Miraflores tocado con el 4/20 en tiros de campo firmado en el primer cuarto.

Solo quedaba mejorar o precipitarse al vacío. Afortunadamente, el San Pablo nunca perdió la distancia en el marcador. Poco a poco el bloque de Epi iba a más en sus prestaciones, aún enemistado con el triple con ese demoledor 1/12. Al rival le bastaba con un mínimo de regularidad ofensiva para mantener la delantera (13-19), pero el partido comenzaba a cambiar de color.

El Andorra acabó contagiado de los malos porcentajes de un equipo burgalés cada vez más seguro en defensa. En estas circunstancias la aportación de jugadores como Lima se traduce en seguridad y tranquilidad para afrontar los problemas.

El San Pablo construyó desde atrás y Huskic se convirtió en la referencia que necesitaba. El serbio empezó a producir bajo los aros para fijar el 21-22 y Sutton, errático en ataque y clave en defensa, siguió su estela para cambiar la dinámica del partido.

Visto lo visto, la remontada completada con el 23-22 tenía un impacto psicológico clave. Si después de todo los azules estaban por delante, las cosas solo podían ir a mejor. El tiro libre, enemigo en tantas y tantas tardes, en esta ocasión acudió en ayuda del equipo burgalés para asegurar el valioso 30-24 del descanso.

Hizo bien el San Pablo en aprovechar sus cinco minutos de fluidez. La defensa permitió que los azules corrieran la cancha y construyeron un 7-0 de salida redondeado por un Goran Huskic imperial. Andorra estaba al borde del KO con el 40-25 y, cuando parecía que el partido estaba encauzado, los burgaleses entraron en otro bache descomunal.

Todo influyó. El rival debía despertar antes o después y el Coliseum aún no contaba con el factor arbitral. Los visitantes crecieron gracias a una antideportiva y el San Pablo entró en una espiral de pérdidas, precipitaciones y mala toma de decisiones que le complicaron la existencia.

Epi se resistió a pedir tiempo muerto, aunque no le quedó más remedio que hacerlo cuando Jordan estableció el 45-39. Los azules estaban en serios problemas, pero salieron del atolladero con dos triples salvadores de Benite. Por fin, el tiro exterior salió en auxilio de los locales.

Fue un alivio oportuno, un oasis en mitad del desconcierto. Ese respiro retrasó el despegue de un Morabanc que se metió de lleno en partido con un parcial de salida de 1-9 gracias a la mala gestión de los ataques del Miraflores y a la inesperada aportación de Jordan y Luz. El caso es que el San Pablo dilapidó su renta y ahora eran los visitantes quienes tenían las de ganar con el 52-50 a 7 minutos del final.

Era como si ninguno quisiera ganar. En realidad, ambos no supieron aprovechar sus pocos momentos de inspiración. El partido se convirtió en una guerra de guerrillas en la que cada balón era decisivo. Por eso, el palmeo de Sutton y el triple desde la esquina de Fitipaldo debían catapultar a los castellanos con el 61-53. Sin embargo, con tres minutos por delante todo podía pasar.

Ni siquiera otro acierto de Cancar sirvió para poner el lazo a la victoria porque los de Navarro respondieron con dos triples para enloquecer un poco más el partido. El San Pablo seguía perdiendo oportunidades y el problema fue mayor con el rebote ofensivo de Upshaw que significó el 0-8 y el 64-62 con 24 segundos por jugar. Frazier mató desde la personal y la última defensa vale una victoria muy importante.

tracking