«El proyecto y la ilusión» convencieron a Ferran Bassas

El San Pablo Burgos calienta motores y ayer varios de sus jugadores pasaron los rutinarios reconocimientos médicos. El club quiere dar un paso adelante y por primera vez en su historia jugará en Europa. La plantilla ha sufrido algunas variaciones y una de las caras nuevas es la de Ferran Bassas, que llega a la capital burgalesa para compartir con Bruno Fitipaldo la batuta del equipo.

Se trata de un jugador con experiencia, que ya ha jugado en competición continental y que quiere evolucionar junto al San Pablo, del que le atrajo la ilusión que desprende el proyecto. Su objetivo es «seguir creciendo» de la mano del club. «Si lo consigo será buena señal para todos», responde.

«Elegí Burgos sobre todo el proyecto. La ilusión que hay en la ciudad es algo que me atrajo mucho. También ese deseo de crecer que tiene el club. Creo que hay mucho margen de mejora y me gustan las ganas y la ambición que le ponen para seguir mejorando», señala el nuevo jugador azulón.

Quiere aportar «el máximo al equipo». Cree que cada año ha mejorado su rendimiento y confía en que el colectivo se pueda beneficiar. «Como equipo espero que se hagamos una buena temporada y que la afición se sienta orgullosa de nosotros», explica.

Aún está aterrizando y sabe que lo primero que debe hacer es «ambientarse y adaptarse a todo lo nuevo». Tiene ganas de comenzar y de «conocer a los compañeros». «Llevamos mucho tiempo sin jugar y lo que nos gusta es competir y entrenar. Es importante hacer un buen grupo y trabajar desde el inicio a tope para cuando empiece la Liga estar preparados», indica.

Sabe que para el San Pablo el curso que está a punto de empezar es «clave», ya que afrontará el reto de disputar la Champions League, y lo que es más complicado, compaginarlo con la ACB. Bassas ha jugado los tres últimos años con Tenerife esta competición e insiste en que deben aprovechar la ilusión generada por el equipo para hacer «un buen año». «Esperemos dar la talla», señala.

Otro de los aspectos que le hizo decantarse por la opción burgalesa fue la afición. Conoce la fiesta que se crea en el Coliseum en cada partido que juega el equipo en casa y está deseoso de vivirlo del lado azulón. «Como rival notas la ambición y las ganas. El ambiente que se crea en el pabellón es bonito de vivir como jugador. Eso me llamó la atención y tengo muchas ganas de jugar mi primer partido como local en el Coliseum», argumenta.

No quiere hablar de objetivos, ya que le parece demasiado pronto. Entiende que lo primero que deben hacer es conocerse y comenzar a encajar el puzzle. «Creo que es importante empezar a trabajar y conocer al entrenador. Primero necesitaremos un par de semanas e incluso de meses para ver cómo nos vamos sintiendo. Hay que coger la química de equipo, que haya buen ambiente, que haya buen rollo, ya que eso es muy importante. Lo que la afición nos debe exigir es que lo demos todo y que compitamos en cada partido», finaliza.