El Correo de Burgos

FÚTBOL / Segunda

El Mirandés ya sabe ganar

Los rojillos remontan un 0-1 y se quitan un gran peso de encima / Mario Barco recogió un rechace en el 89 para sellar el triunfo

Alexander González despeja el balón ante la presión de Ortuño, ayer, en Anduva.-LALIGA

Alexander González despeja el balón ante la presión de Ortuño, ayer, en Anduva.-LALIGA

Burgos

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CD MIRANDÉS  2

REAL OVIEDO  1

CD Mirandés: Limones; Alexander González (Carlos Julio, min. 75), Odei, Cristian, Kijera; Andrés, Antonio Sánchez; Álvaro Peña (Íñigo Vicente, min. 70), Álvaro Rey, Merquelanz (Mario Barco, min. 83); Marcos André.

Real Oviedo: Champagne; Juanjo, Javi Fernández, Christian Fernández, Mossa; Sangalli, Jimmy, Riki (Arribas, min. 66), Lolo (Edu Cortina, min. 46), Saúl Berjón (Johannesson, min. 81); Ortuño.Árbitro: Ortiz Arias (colegio madrileño). Tarjetas amarillas al local Alexander González y al visitante Lolo. Roja directa al visitante Christian Fernández en el minuto 64.Goles: 0-1, min. 9: Ortuño; 1-1, min. 35: Merquelanz; 2-1, min. 89: Mario Barco.MIRANDA DE EBRO

Respira aliviado el Mirandés después de conseguir su primera victoria de la temporada. Tuvo que esperar cuatro partidos y remontar el 0-1 firmado por el Oviedo en el tramo inicial, pero el cuadro ferroviario suma tres puntos de oro gracias al tanto de Mario Barco cuando el encuentro agonizaba.

Ambos equipos necesitaban la victoria, aunque fue el Oviedo el que se hizo con la iniciativa en los primeros compases. El conjunto carbayón, más asentado y con las ideas claras, ganó terreno a un Mirandés que no quiso correr riesgos con el balón. Pero la Segunda no perdona.

Le salió tiro por la culata a un combinado rojillo que ya tragó saliva con un disparo de Lolo que se marchó a córner por centímetros. Los locales no acababan de entrar en el partido y un error en la salida de balón le costó muy caro. Odei tardó en tomar una decisión, perdió la posesión en un lugar muy peligroso y Ortuño no perdonó.

El delantero recibió en la frontal y la clavó lejos del alcance de un Limones impotente. El Oviedo aprovechó el regalo, se puso por delante en el marcador y exigió la reacción inmediata al Mirandés.

Lejos de venirse abajo o de dejarse llevar por las dudas, el bloque de Andoni Iraola creció con el 0-1. Poco a poco, muy poco a poco, los rojillos comenzaron a sentirse más cómodos. Eso sí, sin mucha profundidad, sin continuidad en ataque y sin llegar a conectar con sus hombres en punta. Sea como fuere, el Oviedo dio un paso para atrás y el Mirandés ganó presencia.

Hubo que esperar al minuto 30 para ver la primera ocasión de peligro del conjunto local. Por fin, Álvaro Rey recibió en banda y probó el centro al área pequeña. Apareció en el primer poste Álvaro Peña, cuyo remate fuerte pero sin ángulo encontró la respuesta del portero asturiano.

Fue un pequeño chispazo, pero le vino muy bien a un Mirandés que, ahora sí, fue a más. El bloque ferroviario mandó en el tramo previo al descanso y encontró el premio en una gran cabalgada de Kijera. El lateral llegó a línea de fondo y puso el balón atrás para que Merquelanz pusiera el empate con un disparo seco y ajustado al poste.

Respiró entonces el Mirandés después de salir de un serio apuro. Ahora tenía casi 60 minutos para completar la faena, si bien el Oviedo avisó de sus intenciones en un cabezazo cruzado de Ortuño que llevaba veneno. Afortunadamente, el envío del delantero se fue por encima del larguero.

Despojado de esa dosis de presión añadida, el Mirandés se hizo con el mando en la segunda parte. El equipo rojillo adelantó su línea de presión e incomodó a un Oviedo que no se parecía en nada al del comienzo.

Tuvo dos opciones el cuadro ferroviario nada más reanudarse el choque. Merquelanz lo probó de falta directa y a continuación Álvaro Rey tuvo el 2-1 en una acción que salvó por los pelos Champagne con una intervención de gran mérito.

El partido necesitaba un ingrediente más para romper la dinámico y pareció encontrarlo con la expulsión del oviedista Christian Fernández en una acción de juego peligroso tras despejar un balón. Era el minuto 64 y al Mirandés se le presentó un guion muy interesante. Sin embargo, los de Iraola no encontraron esa marcha más en su juego.

Aunque Limones fue un espectador en la segunda parte, los rojillos tampoco inquietaron a Champagne. La posesión era burgalesa, sin claridad en el último pase. El reloj corría y los locales debían buscar soluciones para sumar los tres puntos.

Barco entró por Merquelanz cuando quedaban seis minutos, un cambio que poco después resultó decisivo. Hasta entonces, la única ocasión -por destacar algo- la protagonizó el visitante Ortuño al cabecear en posición forzada un lance que la zaga no supo responder con contundencia.

Nada en el encuentro de ayer fue lo que parecía y dejó lo mejor para el final. El choque estaba abocado al empate, pero una acción aislada y sin peligro dio un triunfo vital a los anfitriones. Barco recogió un rechace del portero dentro del área para firmar el 2-1 y llevar el delirio a las gradas de Anduva cuando el reloj ya marcaba el minuto 89.

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