El Correo de Burgos

BALONCESTO

El San Pablo cumple con el guion

El equipo azul, sin estridencias, supera a un combativo Valladolid y retiene la corona regional / Tras un buen comienzo, los burgaleses se atascaron en el lanzamiento exterior y resolvieron en el tramo final del encuentro

Javi Vega alza la copa de campeón de Castilla y León, ayer, en Palencia.-MARÍA GONZÁLEZ / SPB

Javi Vega alza la copa de campeón de Castilla y León, ayer, en Palencia.-MARÍA GONZÁLEZ / SPB

Burgos

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SAN PABLO  86

VALLADOLID  72

San Pablo: Tokoto (15), Bassas (9), Benite (14), Clark (3), Lima (12) -quinteto inicial- Fitipaldo (11), Barrera (-), Vega (2), Salvó (3), McFadden (8), Rivero (-) y Huskic (9).Valladolid: Leimanis (13), Federico (11), Aboubacar (1), De la Fuente (10), Bartley (10) -quinteto inicial- Mackenzie (7), Fernández (2), Astilleros (3), Rubio (6), Granado (4), Adekoya (-).Árbitros: Bultó, Martínez y Sánchez.

Eliminados: Los pucelanos Leimanis (min. 33) y Adekoya (min. 36).

Parciales: 30-17; 46-40 (descanso); 67-56 y 86-72 (final).El campeón retuvo su corona, encadena cuatro títulos regionales consecutivos y cierra la pretemporada con buenas sensaciones. Eso sí, como ya advirtiera su entrenador este San Pablo Burgos aún tiene un largo camino por recorrer para alcanzar su mejor nivel. Por delante, cinco días para llegar al inicio de una temporada apasionante.

Apostó el Miraflores por un quinteto muy físico, un planteamiento que salió a la perfección. Eso sí, los burgaleses encontraron en el tiro exterior su mejor fuente de alimentación en esta fase del partido. Luego fue una pesadilla.

Las tres primeras canastas llegaron desde el arco y era difícil llevar el balón dentro. El Valladolid quiso igualar el nivel en pintura, aunque ello llevó a su batería interior a acumular muchas personales (9-9).

Poco a poco, la figura de Lima se hizo grande y el San Pablo por fin pudo conectar con los postes. El dominio en el rebote y las transiciones hicieron el resto para abrir un parcial de 10-0 que pudo ser mayor si los del Coliseum hubieran estado más acertados desde la línea de personal.

El 19-9 sentaba las bases de lo que debía ser una victoria cómoda para un San Pablo que alargó más de ocho minutos la rotación inicial antes de que Peñarroya diera entrada a su segunda unidad al completo. Acusó esta circunstancia el conjunto blanco, obligado a asentarse en la pista casi desde cero.

El Valladolid ya avisó de que nunca se rendiría y con un parcial de 0-5 obligó al Miraflores a hacer un esfuerzo extra. Todo cambió en el segundo cuarto tras el 30-17.

Los burgaleses ya no estaban tan acertados en el lanzamiento exterior, tomaron malas decisiones y perdieron continuidad. Por su parte, las ardillas se dejaron guiar por la insipiración de Leimanis.

El rival castigó con un triple cada indecisión hasta llamar a las puertas del equipo de ACB. El parcial de 2-15 permitió al bloque de Hugo López igualar el resultado y entonces Peñarroya buscó soluciones con un tiempo muerto (32-32).

El San Pablo agradeció el parón. Además, el Valladolid bajó sus porcentajes y el regreso a cancha de Lima impulsó de nuevo a los blancos. Los pucelanos se atascaron y los burgaleses, sin alardes, se estiraron hasta el 46-40 del intermedio.

Necesitaba mejorar el bloque de Peñarroya en varios aspectos para hacerse con el mando definitivamente, pero en el inicio del tercer cuarto no cumplió, desde luego, con esta premisa.

Los ataques espesos y lentos, unidos a los malos porcentajes, alimentaron la esperanza de un Valladolid que seguía dentro del partido con distancias entre 5 y 7 puntos.

Fue entonces cuando los árbitros quisieron jugar también su final. El San Pablo se cargó de faltas en cada posesión, ya fuera en ataque o defensa. Faltas, técnicas, más faltas... imposible tener continuidad.

Restaban poco más de cuatro minutos de este periodo y la ventaja era mínima con el 53-51. El Valladolid, todo pundonor, se vio con opciones y las apuró mientras tuvo fuerzas.

El Miraflores parecía estar en un apuro y fue entonces cuando aceleró para frenar de una vez por todas a su rival. Lo hizo desde la defensa para coger impulso y demostrar al Valladolid que su esfuerzo no tendría recompensa.

El 63-56 hizo mella en los pucelanos, quienes luchaban contra la lógica y el cansancio. Las piernas no daban para más y ahí Tokoto se hizo grande. El poderío físico del norteamericano marcó diferencias y con seis puntos zanjó la cuestión.

Huskic redondeó el buen momento de un San Pablo que tenía el título en el bolsillo con el 83-67. Las ardillas izaron la bandera blanca y los de Peñarroya aprovecharon los últimos compases para buscar a Rivero y a un Clark (0/11 en tiros) que tuvo un día para olvidar después de dar el susto en el entrenamiento matutino.

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