El San Pablo entra en Europa a lo grande

SAN PABLO BURGOS   96

BC KIEV   62

San Pablo Burgos: Tokoto (15), Clark (16), Benite (7), Bassas (5), Lima (6) -quinteto inicial- Fitipaldo (4), Barrera (8), Vega (-), Salvó (11), McFadden (5), Rivero (10).

BC Kiev: Sheperd (16), Hill (3), Kruotus (2), Petrov (7), Tishchenko (3) -quinteto inicial- Sandul (2), Zaiets (3), Musiyenko (-), Pustozvonov (8), Edwin (18) y Jackson (-).

Árbitros: Ciulin (Rumanía), Sahin (Italia) y Proc (Polonia).

Eliminados: No hubo.

Parciales: 26-20; 54-31 (descanso); 80-44 y 96-62 (final).BURGOS

El San Pablo Burgos estará en la fase de grupos de la Basketball Champions League y entra en la liguilla por la puerta grande después de pasar por encima de un BC Kiev superado. Los ayer morados mostraron todas las virtudes que atesoran para lograr una histórica clasificación y asegurar así su presencia en esta competición europea.

El conjunto de Joan Peñarroya partía con la premisa de controlar los puntos fuertes de un rival peligroso si se hace con el ritmo del juego, como demostró en la ida y en los primeros compases del choque de ayer con un parcial de salida de 0-5. Los tiros liberados y el 1x1 trajeron de cabeza a los castellanos en Ucrania y era fundamental cortar las alas a sus adversarios antes posible.

Los locales crecieron desde la defensa y se hincharon a anotar en transición. En ese escenario, JP Tokoto es el mejor ejecutor y el americano no tardó en erigirse como protagonista jugando por encima del aro.

También contó con el favor del tiro libre para que el plan del San Pablo tuviera éxito. Un parcial de 9-0 puso en el buen camino al conjunto de Peñarroya, el cual se vio obligado a frenar su ritmo por un momento y a buscar otras fuentes de alimentación.

Clark dio un paso adelante y del resto se encargaron los exteriores con su acierto desde el perímetro. De nada le sirvió al equipo negro sentirse más seguro en ataque porque los anfitriones rascaron puntos en casi todas las posesiones. Huskic se sumó a esta buena dinámica y gobernó en la pintura para asentar la diferencia con el 19-12.

Las rotaciones mantuvieron el nivel. Resultaba evidente la superioridad del fondo de armario del cuadro de Peñarroya con respecto al potencial de un Kiev cuyos recursos, aunque peligrosos, eran limitados. Los visitantes dependen de la inspiración de Sheperd, Edwin y Petrov y ayer no fue suficiente para poner en aprietos a los de casa.

Las cosas marchaban bien para un San Pablo que decidió la eliminatoria en el segundo cuarto. McFadden fijó la diferencia por encima de los 10 puntos con el 31-20 y la tendencia del partido siempre sonrió a los morados, quienes tenían todo bajo control. Esta vez, los desajustes defensivos fueron contados y el Kiev no tuvo el acierto del partido jugado en su pista el pasado jueves.

Tras una pequeña fase de intercambio que el bloque de Peñarroya aceptó sin remilgos, llegó el momento de pisar de nuevo el acelerador. Bassas tomó el mando de las operaciones y confirmó algo que ya se hizo notar en anteriores partidos. El San Pablo Burgos se siente muy cómodo con el catalán en pista y el base derrocha confianza en cada acción. La toma de decisiones es correcta, el entendimiento con sus compañeros es total y el ritmo de juego aplicado es el que desea el técnico para el proyecto.

El ‘20’ se fue hasta las 7 asistencias al descanso y la diferencia no paró de crecer. De nuevo, los morados se apoyaron en las transiciones para sentenciar la contienda. El Kiev acusó los mazazos acumulados y la oposición cada vez era menor. Tokoto fue una pesadilla para el conjunto de Bagatskis y tras otro arreón (49-31) los burgaleses quisieron más y se fueron hasta el 54-31.

El dominio castellano era abrumador, como se vio reflejado también en la lucha por el rebote (23-12) o en el reparto de asistencias (15-4). Mucho debía cambiar el encuentro en una segunda parte en la que el San Pablo siguió a lo suyo. Clark, sin hacer ruido, ya era el máximo del choque con 16 puntos y los locales jugaron con total comodidad.

Hacía tiempo que el BC Kiev había izado la bandera blanca en un partido que debe reforzar la confianza de algunos jugadores del Miraflores. Lima cazó un palmeo y el marcador ya reflejaba un 69-40 que resumió la diferencia existente entre ambos equipos, pero había que demostrarlo en la pista.

No paró el cuadro de Peñarroya y tras alcanzar los 30 puntos de renta (74-44), llegó al inicio del último cuarto con un nuevo tope en el partido. No es fácil ganar en Europa y menos por una diferencia de 36 puntos (80-44). A pesar de las limitaciones del rival, los morados hicieron su trabajo a la perfección.

Antes o después debía llegar una cierta dosis de relajación aprovechada por el Kiev para limar la diferencia ante el enfado monumental de Peñarroya.

El técnico exigió a los suyos hasta el final y jugadores como Salvó o Rivero encontraron su cuota de protagonismo para impulsar de nuevo a los castellanos con el 92-57 a cuatro minutos del final. El Coliseum, ‘disfrutón’ y relajado, vivió su primera gran noche europea de una temporada que deparará grandes emociones. Pero lo importante ahora es Manresa. En liga. Lo que realmente cuenta.