El Correo de Burgos

BALONCESTO ACB

Tercera derrota consecutiva en Liga

El San Pablo Burgos cayó ante el Casademont Zaragoza en un encuentro incómodo para los locales en el que se mantuvieron vivos hasta el final

Goran Huskic recibe un balón en la zona.-SANTI OTERO

Goran Huskic recibe un balón en la zona.-SANTI OTERO

Burgos

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SAN PABLO: 69

CASADEMONT ZARAGOZA: 78Árbitros: Castillo, Zamorano y García.

Parciales: 25-20, 37-40 (descanso), 51-57 y 69-78 (final).

Eliminados: Augusto Lima (minuto 32) y Radovic (minuto 33)

San Pablo Burgos: Fitipaldo (10), Benite (7), Tokoto (10), Clark (5) y Huskic (1) -quinteto inicial-; Bassas (11), McFadden (-), Barrera (3), Lima (7), Vega (3) y Salvó (6).

Casademont Zaragoza: Alocén (3), Benzing (14), Seeley (9), Radovic (5), Justiz (14) -quinteto inicial-, Barreiro (13), San Miguel (-), Krejci (6), Hlinason (6), Brussino (8) y Etxeguren (-).El San Pablo Burgos no pudo con Casademont Zaragoza. Se mantuvo en el partido hasta el final, aunque sucumbió ante un oponente que está de dulce y que prolongó su racha positiva en el Coliseum. Fue un choque con muchos matices en el que el cuadro local tuvo un gran comienzo, aunque se fue apagando con el avance del encuentro.

Por momentos el ataque fue uno de los problemas de la escuadra de Joan Peñarroya y es que, cuando los triples no entraron, a los de casa les costó encontrar el aro contrario. Pese a todo y aunque el equipo solo estuvo cómodo sobre la pista en los primeros minutos, supo aferrarse al choque y tuvo el mérito de llegar con vida a los minutos finales. Le faltó ese último empujón, ese destello de calidad en esa jugada clave que diera la vuelta a la tortilla.

Pero enfrente esta un oponente con una tremenda convicción -ya lo avisó Peñarroya- y acostumbrado a salir airoso en estos finales apretado. La balanza cayó de su lado.

Hubo también decisiones arbitrales cuestionables. Además llegaron en momentos clave, lo que a veces descentró a un San Pablo en la segunda mitad siempre fue a remolque.

De los 5 últimos partidos el equipo solo ha ganado 1 y la de ayer supone la tercera derrota consecutiva en la liga Endesa. Nada tiene que ver con la de Valencia y es que el cuadro local mantuvo el tipo hasta el final.

La próximo reto llegará de inmediato y es que el equipo juega el martes Champions League ante el Pau Orthez. El Coliseum volverá a ser el escenario de un nuevo encuentro europeo (20,30 horas) donde el conjunto castellano tratará de regresar a la senda positiva.

El San Pablo comenzó el choque enchufado. Su intensidad era muy alta, lo que benefició sus primeros minutos. Los de casa dominaban a base de triples con Benite en plan matador y Clark muy metido en el en el partido. Así las cosas, las primeras diferencias fueron para los de casa, superiores en el exterior. Pero el cuadro maño nunca se desesperó. Mantuvo la calma confiando en que la tempestad amainara.

Los de Fisac no perdían el sitio, aunque les costaba agarrarse al partido. Dos triples consecutivos de los locales hicieron saltar las alarmas en el banquillo zaragozano (25-16), que pidió su primer tiempo muerto. La intención no era otra que frenar la racha burgalesa y dar aire a los suyos. San Pablo dominaba, aunque tras el parón el choque se enrareció.

Cuando mejor estaba el conjunto burgalés llegaron tres decisiones arbitrales más que discutibles que enfadaron a la parroquia local y acabaron con una técnica al Peñarroya. La escuadra azulona se descentró y su juego se resintió. Zaragoza acortó distancias, aunque se llegó al descanso con ventaja castellana (25-20).

A los de casa les costó arrancar en el segundo acto. La fluidez y la seguridad de los primeros minutos se convirtieron en dudas. El cuadro visitante creció y a falta de 7:20 para el descanso se puso por primera vez por delante en el marcador (25-26). El choque se complicaba. El rendimiento burgalés había descendido en la misma proporción que había aumentado el maño.

La primera canasta local en el segundo cuarto llegó después de tres minutos. Bassas trataba de tirar del carro, aunque el equipo no acababa de carburar. No alcanzaba el nivel mostrado en los primeros compases. Pese a todo, el marcador llegó igualado a los últimos minutos, aunque un parcial de 0-5 provocó que al descanso el electrónico reflejara un 37-42.

El guión continuó igual tras el paso por los vestuarios . Los de casa no acababan de sentirse a gusto. Pese a todo permanecían en el choque y buscaban crecer desde la defensa. Apretaban los dientes en su aro, mientras en el contrario no abundaban las ideas. A los de casa se les apagaba la luz con demasiada asiduidad.

Los puntos escaseaban y a los dos equipos les costaba anotar, pero al San Pablo más. Parecía que en el partido no pasaba nada, pero la brecha se agrandaba en favor de los maños (44-53). El juego había perdido vistosidad. Dos tiros libres de Hlinason pusieron la máxima en el electrónico a falta de 2:13 para que concluyera el tercer cuarto. El choque pendía de un hilo y los tiros libres echaron una manos al cuadro azulón.

San Pablo anotó desde la línea de personal en 6 ocasiones consecutivas, lo que le acercó en el marcador y provocó el tiempo muerto de Porfirio Fisac. Justiz aumentó la diferencia antes de que acabara esta tercera manga, aunque la escuadra castellana seguía en el partido, que era lo realmente importante.

Los primeros compases del último acto fueron un paso atrás. El ataque seguía siendo la asignatura pendiente, mientras que Zaragoza aumentaba la distancia apoyado en la envergadura de Justiz. La brecha se iba a los 13 puntos (53-67) después de un triple de Radovic. A los locales no les quedaba a otra que tirar de orgullo para regresar a un encuentro que estaba harto complicado.

Un triple de Benite hizo que el pabellón volviera a estallar. Parecía la última oportunidad, más cuando la prolongada protesta de Radovic provocó su quinta personal por técnica. El pabellón apretaba y Zaragoza fruncía el ceño. San Pablo no había dicho su última palabra y seguía vivo.

Las diferencias estaban siempre cercanas a los cuatro puntos y todo podía ocurrir.Sin embargo,Zaragoza supo manejarse mejor sobre la cuerda floja. Esa acción que decanta el choque en favor de unos u otros tuvo color maño y la victoria viajó en el equipaje del Casademont.

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