El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

El San Pablo evita el desastre

Los azules resuelven en los últimos segundos un partido que tenían en la mano con el 63-42 mediado el tercer cuarto / El acierto exterior de la primera parte dio paso a un juego espeso y al resurgir de un Fuenlabrada al que le faltó culminar la remontada 

Lima gana el rebote a Eyenga, ayer. SANTI OTERO

Lima gana el rebote a Eyenga, ayer. SANTI OTERO

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DIEGO ALMENDRES

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SAN PABLO  89

FUENLABRADA  85

San Pablo Burgos: Clark (20), Salvó (2), Benite (20), Bassas (-), Lima (14) -quinteto inicial- Fitipaldo (6), Barrera (8), Rivero (5), McFadden (12) y Apic (2).Fuenlabrada:   Anderson (8), Bellas (7), Gillet (15), Eyenga (-), Mockevicius (10) -quinteto inicial- Urtasun (2), Bobrov (8), Richotti (8), Brown (9), Ehigiator (4), García (14).Árbitros: Calatrava, Torres y Martínez.

Eliminados:  El visitante Bellas (min. 40).

Parciales: 28-16; 55-25 (descanso); 66-52 y 89-85 (final).BURGOS

El San Pablo tenía claro que debía sudar sangre para ganar al Fuenlabrada, pero no contaba con hacerlo después de complicarse al máximo una victoria que tenía en el bolsillo.  El acierto mostrado en la primera parte parecía suficiente para resolver un partido encarrilado con el 63-42 mediado el tercer cuarto. Sin embargo, el equipo local fue a menos hasta caer en un agujero negro que a punto estuvo de costarle un disgusto. Todo se decidió en el cara o cruz y Bellas falló desde la personal para alivio de un conjunto burgalés que, al fin y al cabo, consiguió su objetivo.

La necesidad madrileña y el cansancio acumulado jugaban en contra de un equipo que solo pudo completar un entrenamiento para preparar un duelo trampa. Y si la cosa iba de marcar territorio desde el comienzo, nadie mejor para ello que Augusto Lima. El brasileño, impagable y fundamental en este equipo, marcó el camino con su poderío en ambas pinturas y encontró el apoyo de un Clark muy inspirado.

El 20-7 de salida reflejó las dos tendencias. De un lado, el CB Miraflores anotaba con facilidad gracias a los triples. De otro, el Fuenlabrada acumuló un sinfín de pérdidas y sobrevivió gracias a los problemas de los burgaleses en el rebote.

Era de esperar una mejoría de los visitantes, cortada de raíz por la segunda unidad del San Pablo. Los hombres de refresco también vieron el aro como una piscina para estirar la goma. Fitipaldo y Jasiel Rivero cocinaron desde el arco un nuevo parcial que elevó la distancia hasta el 40-21. Llegado ese punto, se trataba de evitar a toda costa la reacción del adversario.

La defensa madrileña dio con la tecla para bajar las pulsaciones de los burgaleses. Poco a poco, estos perdieron chispa y el balón ya no circulaba con tanta fluidez. El triple pasó de ser un arma a un recurso forzado y era imposible mantener el porcentaje de acierto (45-29).

La entrada de Lima, Benite y Clark dio otro aire a los de casa, a quienes les bastó el acelerón de los últimos compases para recuperar el colchón de seguridad con el 55-35 del intermedio. Para entonces, los de Peñarroya ya sumaban 11 triples.

Solo el San Pablo Burgos podía complicarse la vida. Y lo hizo a pesar de que el Fuenlabrada no supo aprovechar el mal inicio de tercer cuarto. Los azules necesitaron casi tres minutos para anotar y recurrieron a Benite, cómo no, para salir del bache.

Lejos de su mejor nivel, los castellanos mantuvieron los 21 (63-42). Era, sin duda, la mejor noticia en un mal tercer cuarto. La inercia sonrió a un Miraflores que solo anotó 11 puntos ante un Fuenlabrada que nunca desesperó. A lo suyo, limó la desventaja hasta los 14 (66-52).

La colección de malas decisiones y tiros a destiempo por el mal timing de los ataques castigaron al San Pablo. El conjunto burgalés, muy espeso, debía recuperar cuanto antes la concentración y el control.

No lo consiguió. El rival jugó con el peligro de aquel que no tiene nada que perder. De repente, a los madrileños les entró todo y con 20 puntos en cinco minutos se metieron de lleno en partido. Gillet llevó al Fuenlabrada a las puertas de la remontada con el 77-75 a 4 minutos del final.

El San Pablo no remató y se la jugó al cara o cruz. El Coliseum tembló y sus temores se confirmaron cuando Mockevicius firmó el empate a 83 a 1:15 del final. El rebote ofensivo dio la vida a los locales y los blancos se ganaron el derecho a jugar la última posesión (87-85). Bellas fue a la línea de personal con siete segundos, pero falló y la sentencia posterior de Benite resolvió un partido que no requería tanta emoción.

 

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