El deporte puede esperar

BURGOS

Son muchos los ejemplos de sanitarios vinculados al mundo del deporte en todas las modalidades y categorías. Entusiastas que aportan sus conocimientos más allá de la labor diaria que desarrollan entre quirófanos y consultas. Personas activas que se involucran en el crecimiento de un proyecto ajeno a su rutina profesional y que ahora se ven obligadas a cambiar el chip para colaborar en lo que puedan en una situación tan complicada como la actual.

El doctor Salvat es un todoterreno que se multiplica en los quirófanos y en los terrenos de juego. El directivo y responsable de los servicios médicos del Aparejadores RC forma parte también -al igual que Antonio Rodríguez- del staff de la Federación Española de Rugby cuando las responsabilidades se lo permiten.

Hoy el oval descansa en un armario porque la alerta sanitaria exige toda la atención. Como traumatólogos, Salvat y otros colegas de profesión dan cobertura a aquellos pacientes que necesitan atención más allá del coronavirus. «En mi caso no estoy en la primera línea porque la planificación realizada en Burgos ha sido muy buena y se ha contenido la enfermedad de una forma más eficiente que en otros lugares», valora.

La actividad en los quirófanos continúa, pero solo para los casos más urgentes. «Anestesistas, enfermeras, personal de urgencias y de UCI… ellos se exponen mucho más. Nosotros nos hemos reciclado y hacemos lo que nos digan», explica. «Recoletas se utiliza durante este estado de alarma como un ‘Hospital Limpio’ y operamos a pacientes del Sacyl no positivos de COVID-19», añade.

Salvat lamenta que no se actuara antes con mayor contundencia y asume que se tardará en recuperar la normalidad. «El confinamiento es una buena medida, pero se ha hecho tarde. Con haberlo adelantado unos días habríamos ganado alguna semana. Ha habido falta de previsión y ahora los compañeros trabajan sin la protección adecuada y en malas condiciones», apunta.

El médico del Aparejadores también apela a la «prudencia» en todos los ámbitos para gestionar esta situación. «No se sabe qué va a pasar y cada día salen plazos para reanudar la actividad. Todo es muy aventurado y aún no sabemos a ciencia cierta qué va a pasar hasta que se frene del todo la curva y se contengan de verdad las infecciones», subraya.

De hecho, el club de San Amaro se prepara para un futuro inmediato lleno de incertidumbre y peligros en el que ni siquiera se puede prever cuándo podrán iniciar los entrenamientos de la próxima temporada. «Hay que tener en cuenta que la mayoría de equipos tenemos jugadores procedentes de muchos países, cada uno con su situación y su normativa. No sabemos cómo va a estar la situación en unos meses ni si se podrá viajar con cierta normalidad», avanza.

El Burgos CF también vive los efectos de la pandemia. Su médico, Víctor Bárcena, reconoce que son momentos «complicados» tanto en lo personal como en lo profesional. «Trabajamos lo que podemos para ayudar en lo que sea cuando nos reclaman», zanja, para coincidir con el doctor Salvat en los interrogantes que rodean al desarrollo de la enfermedad.

«Justo antes de que se decretara el estado de alarma tenía preparada una charla con los jugadores. Desde entonces el virus ha evolucionado tanto que los futbolistas tienen más dudas», indica.

El doctor Bárcena sigue de cerca el ritmo de trabajo individual de la plantilla, una labor que no resulta sencilla. «Trato como puedo un problema que arrastra un jugador y estamos pendientes de todos mientras ellos entrenan desde casa. El club es sensible a las peculiaridades de cada uno y a sus circunstancias, algo que es de valorar», apunta. «Los responsables han hecho movimientos importantes para que todos estén atendidos y en lo que respecta a los servicios médicos siempre me han dado facilidades para ayudar a la plantilla», indica, con un mensaje de optimismo. «Esperemos ver pronto la luz», concluye.