El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

Un problema menos

El Hereda San Pablo salva una tarde incómoda / Lejos de su versión más brillante, los burgaleses levantan 16 puntos antes del descanso

McFadden tira en suspensión ante Faggiano y Francis, ayer. ISRAEL L. MURILLO

McFadden tira en suspensión ante Faggiano y Francis, ayer. ISRAEL L. MURILLO

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DIEGO ALMENDRES

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ACUNSA GBC   77

HEREDA S. PABLO   90

Acunsa GBC:

Dee (14), Span (6), Magarity (14), Tomàs (10), Echenique (18) -quinteto inicial- Francis (-), Okouo (7), Faggiano (7), Oroz (-), Radoncic (1). 

Hereda San Pablo Burgos:

Kravic (2), Benite (10), Rabaseda (11), Renfroe (9) y Rivero (16) -quinteto inicial- Salvó (2), McFadden (22), Horton (17), Cook (1), Sakho (-).

Árbitros:

Juan Carlos García González, Bultó y Joaquín García González.

Eliminados:

El jugador del GBC Echenique (min. 40).

Parciales:

29-20; 42-41 (descanso); 56-59 y 77-90 (final).

 

BURGOS

El Hereda San Pablo estaba advertido y se quitó a tiempo un problema de encima. El conjunto azul asumió un riesgo extra al medirse al GBC menos de dos días después de vencer al Gran Canaria, ya con la maleta preparada para embarcarse en la aventura de la Final a 8 de la Basketball Champions League. Se complicó la vida, pero sacó la victoria con oficio en una tarde extraña.

El escenario exigió una dosis extra de concentración. El rival, descansado por no jugar entre semana, imprimió la energía y el carácter que se le presupone a los recién ascendidos. El bloque de Joan Peñarroya se encontró en arenas movedizas y cayó en la trampa nada más comenzar.

El cuadro guipuzcoano ejecutó su plan a la perfección durante 20 minutos, mientras que  los castellanos estuvieron irreconocibles en el primer cuarto. Las ocho pérdidas acumuladas por el conjunto que hizo de visitante en su casa, unidas al acierto exterior de los vascos y al poderío mostrado por sus grandes cocinaron el despegue del rival.

El Hereda San Pablo se mostró dubitativo desde el inicio y tras el 7-7 entró en una espiral negativa que bien pudo costarle el partido. Dee y Magarity se pusieron las botas en el perímetro y Echenique gobernó en la zona para construir el duro parcial encajado por los burgaleses.

El 16-0 situó el 23-7 después de seis minutos de partido. El Miraflores había tocado fondo y solo podía mejorar, aunque necesitó tiempo. La remontada no era cosa de un minuto, pero los blancos tuvieron la paciencia necesaria para evitar males mayores.

Un triple de Rabaseda frenó la tendencia, a pesar de que Okouo le ganó la partida a Sakho bajo los aros. Los ‘visitantes’ dieron un paso en defensa y pudieron correr para limar poco a poco la desventaja.

De ello se encargaron en ataque McFadden y Horton. El ala pívot ofrece mil soluciones en labores ofensivas con un lanzamiento liberado, corriendo a campo abierto o ganando la situación cerca del aro. El de Michigan, por su parte, se limitó a hacer lo que se espera de un anotador compulsivo y dio oxígeno a los del Coliseum.

Dee dio otro empujón a un GBC que ya no mostraba la facilidad del comienzo tras el 31-26 a 6 minutos del descanso. Si los vascos querían sorprender al Hereda San Pablo debían ser constantes en su esfuerzo porque el rival aprovechó cada rendija para recortar la distancia.

Para entonces, la dinámica del encuentro ya había cambiado. El equipo de Marcelo Nicola desperdició una situación inmejorable y los burgaleses ni siquiera necesitaron su mejor versión para culminar la remontada. Cómo no, McFadden firmó el 40-41 con un certero triple minimizado a tiempo por el GBC para llegar al descanso con una ventaja testimonial, después de todo (42-41).

Lo peor había pasado, pero quedaba mucho trabajo por hacer. Mucho, a tenor del irregular juego desplegado por los castellanos. Como muestra, el inicio de un tercer cuarto marcado por la acumulación de fallos de ambos equipos. Canastas fáciles que acabaron en el limbo, pases de seguridad al hueco, constantes pérdidas no forzadas...

Benite quiso poner orden en el caos. Lo consiguió a medias porque tampoco tuvo el acierto que requería la situación. El tiro libre ayudó a los blancos en otro momento de atasco con el 54-50 antes de que Renfroe tomara el testigo.

Y es que ese es uno de los factores a tener en cuenta de este Hereda San Pablo Burgos. Su arsenal es inagotable y era el momento del base con pasaporte bosnio, quien impulsó a su equipo con la verticalidad mostrada para dividir y anotar. 

Como muestra del partido, la última posesión del cuarto. Peñarroya se desgañitó en la banda para ordenar a sus jugadores, quienes consumieron los segundos sin ideas ni claridad para desesperación del técnico.

La mejor noticia era el 56-59 que marcaba el electrónico. Eso sí, el CB Miraflores tuvo una marcha más que su rival y lo aprovechó para resolver en un último cuarto más cómodo que los primeros 30 minutos de juego. McFadden, fundamental, desatascó a los blancos con dos aciertos desde el triple que redondearon un parcial de salida de 0-9.

A partir de entonces los ‘visitantes’ vieron el panorama de otro color. Rivero asentó la diferencia por encima de los 10 puntos (56-68) a favor de un Hereda San Pablo que quiso resolver desde el perímetro. Cook, Benite, Horton, Salvó... todos se chocaron con el aro y esos fallos abrieron una pequeña puerta a la esperanza al GBC. 

Un amago sofocado de nuevo por McFadden para que los burgaleses disfrutaran de un tranquilo final (67-84) en una tarde más compleja de lo que indica el marcador. Ahora sí, toca pensar en la Final a 8 de la Champions y disfrutar de una experiencia única.

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