El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

Esta vez salió cruz

El Hereda San Pablo rompe su buena racha y cae en Andorra tras una prórroga en un partido espeso / Los azules acusaron sus malos porcentajes en el triple / El aro escupió el tiro de Benite para forzar el segundo tiempo extra / Hannah fue un pesadilla con 28 puntos

McFadden se marcha de Palsson por velocidad. / ALBERT MARTÍN / ACB PHOTO

McFadden se marcha de Palsson por velocidad. / ALBERT MARTÍN / ACB PHOTO

Publicado por
DIEGO ALMENDRES

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MORABANC ANDORRA  87

HEREDA SAN PABLO BURGOS  82

Morabanc Andorra:

Paulí (6), Dime (8), Hannah (28), Gielo (15), Palsson (18) –quinteto inicial- Olumuyiwa (5), Llovet (-), García (-), Jelinek (-), Senglin (7).

Hereda San Pablo Burgos:

Kravic (-), Benite (13), Renfroe (8), Rivero (13) y Rabaseda (5) –quinteto inicial- Barrera (-), Salvó (2), McFadden (20), Cook (1), Huskic (6), Horton (14).

Árbitros:

Fernández Esteban, Castillo y Perea.

Eliminados:

El local Jelinek y el visitante Renfroe.

Parciales:

17-11; 31-30 (descanso); 48-48; 69-69 (final minuto 40); 87-82 (final).

 

Esta vez tocó cruz. El Hereda San Pablo rompió su gran racha en un partido tan espeso como igualado en el que supo agarrarse a la pista para forzar la prórroga. Los castellanos acusaron sus pésimos porcentajes en el triple y el intento de Benite para disputar otro desempate chocó con la realidad.

No cabe duda de que este es un equipo todo terreno. Lejos de ofrecer el baloncesto acostumbrado, el bloque de Joan Peñarroya mostró su versión más experimentada, esa que le permite agarrarse a un encuentro incómodo en el que poco o nada salió según tenía previsto.

Resulta imposible mantener cada jornada el listón fijado en este inicio de curso. Por eso, es fundamental adaptarse a las circunstancias y en Andorra tocó mancharse de barro para salir del problema. Y casi lo consigue a pesar de su 21% de acierto desde el arco (7/33).

El conjunto de Joan Peñarroya tardó en meterse en harina. Cuatro canastas anotó en todo el primer cuarto, con un 4/19 en tiros de campo. No hubo manera de conectar con un desconocido Kravic y Rivero se obcecó en varias situaciones. Dime se hizo grande en la pintura y rubricó el buen inicio de un Andorra seguro con el 14-3.

El conjunto de Ibon Navarro sí tuvo equilibrio, hasta que los burgaleses dieron con la tecla. Salvó y Horton dieron otro aire a la defensa y ello permitió frenar la sangría para encontrar soluciones en ataque (15-11).

Del resto se encargaron la facilidad de Horton y McFadden, ayudados por la carga del rebote ofensivo, las pérdidas del adversario y el talento de Huskic. El serbio, recuperado para la causa por la baja de Sakho, mostró su capacidad en ataque para confirmar la reacción.

Fue solo el primer paso. El Hereda San Pablo aún estaba lejos de ofrecer seguridad y Hannah lo aprovechó en el inicio del segundo cuarto para estirar la goma. El base guió a los del Principado hasta el 27-17, pero poco a poco los blancos impusieron su ritmo.

Horton se fue a los 10 puntos y los visitantes llevaron el balón a posiciones cercanas al aro. Rivero ganó protagonismo en ese escenario y, tras empezar con dudas desde la personal, sus acciones forzaron faltas para añadir puntos desde el 4.60. Sin estridencias, los de Peñarroya alcanzaron la orilla del descanso con un 31-30 que era todo un alivio.

Para entonces estaba claro que se trataba de sobrevivir, de no perder la cara al partido y de mantener la concentración a pesar de las circunstancias. Incluso, los blancos tuvieron varias opciones de ponerse por delante a pesar de la mala salida de vestuarios (37-32). El Hereda San Pablo resistió y logró su propósito con un triple de Benite. Necesitó 24 minutos y era el momentáneo 37-38. Solo fue un golpe moral, pero importante.

Para colmo, el juego entró en una nueva dinámica que lo empantanó aún más. Aparecieron en escena los árbitros para dejar a todos con la boca abierta en el tramo final del cuarto. Ni siquiera dos técnicas consecutivas sirvieron para ponerse por delante (48-48).

Con el momentáneo 4/24 en triples parecía que el éxito dependería de otros factores. Los blancos quisieron acelerar con rentas que nunca superaron los cuatro puntos y que encontraron la rápida respuesta del rival. Eso sí, fue un emocionante mano a mano que subió las revoluciones tras el 58-58.

El Hereda San Pablo tuvo sus opciones. Un parcial de 0-6 situó el 63-67 y después gozó de una gran oportunidad con un tiro de tres de Cook que no quiso entrar, al igual que el palmeo posterior sin oposición de Rabaseda. Ahí estuvo el partido para los burgaleses, quienes sufrieron la cólera de un Hannah que se bastó para dar la última posesión al Andorra tras un fallo de Rivero (69-69). El base, crecido, se la jugó en solitario sin éxito y Benite aún pudo firmar la victoria con un lanzamiento desde el centro de la pista escupido por el aro.

El esfuerzo del Miraflores tuvo el premio de una prórroga en la que también pudo resolver. Palsson tomó el relevo de Hannah en un Andorra que empezó con buen pie, aunque la respuesta de Benite y el acierto en los tiros libres dieron la iniciativa a los del Coliseum con el 75-77. 

Era un cara o cruz y el Hereda San Pablo no tuvo ni acierto ni sangre fría. Los del Principado se mostraron infalibles desde la personal y dos faltas seguidas de Rivero acabaron con las esperanzas a pesar de un desesperado triple de McFadden con 20 segundos (81-80). 

Al adversario no le tembló el pulso y zanjó la cuestión con el 85-82 a pesar de que Benite lo intentó con el lanzamiento que hubiera forzado la segunda prórroga. Esta vez tocó hincar la rodilla.

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