El Correo de Burgos

BALONCESTO / Basketball Champions League

El Hereda San Pablo escapa de un buen lío

Un tapón de Horton en la última posesión de la prórroga asegura una victoria dramática y fundamental para la clasificación / Los azules sufrieron durante los 45 minutos y se apoyaron en Jasiel Rivero para sobreponerse a un día para olvidar

Renfroe arma la bandeja en un momento del partido. TOMÁS ALONSO

Renfroe arma la bandeja en un momento del partido. TOMÁS ALONSO

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DIEGO ALMENDRES

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HEREDA SAN PABLO  76

VEF RIGA  75

Hereda San Pablo Burgos:

Cook (3), McFadden (6), Salvó (2), Rivero (25) y Kravic (4) -quinteto inicial- Renfroe (6), Benite (18), Horton (8), Salash (4), Sakho (-).

VEF Riga

: Allman (11), Kyser (8), Zoriks (14), Madsen (2), Piñeiro (6) -quinteto inicial- Skele (19), Khos (2), Kulvietis (12), Ate (1). 

Árbitros:

Ciulin (Rumanía), Yilmaz (Turquía) y Baki (Turquía).

Eliminados:

No hubo.

Parciales:

  15-18; 29-34 (descanso); 43-51; 65-65 (final minuto 40); 76-75 (final prórroga).

 

Sufrió como nunca, pero amarró por los pelos una victoria tan dramática como fundamental en el camino que conduce a la Final a 8 de la BCL. El Hereda San Pablo se sobrepuso a una tarde para olvidar, guiado por la experiencia del colectivo y apoyado en un Rivero que fue un candil en mitad de un túnel.

Los azules, de negro en esta ocasión, sudaron tinta para derrotar a un Riga que aún se pregunta cómo dejó escapar un partido que tuvo controlado desde el comienzo. Los letones fallaron con el estoque, tuvieron la opción para ganar en el minuto 40 y vieron cómo Horton taponó en la última posesión de la prórroga el balón que valía un triunfo decisivo.

Ya advirtió en la previa Joan Peñarroya que este Riga no era, precisamente, una cenicienta. Y si al potencial del conjunto letón se une un mal día de los burgaleses, el sofocón está asegurado. Y de los gordos.

Los locales mostraron un baloncesto desconocido, sin timing en sus acciones ofensivas, ni ritmo de juego y, sobre todo, sin acierto. Cierto es que las cosas no funcionaron como de costumbre, pero el aro también escupió muchas acciones merecedoras de canasta.

Los letones mostraron todas sus virtudes, con un juego dinámico y vertical que resulta difícil atar en corto. Con jugadores tan versátiles como Allman o Pinheiro, marcaron el ritmo a seguir y generaron puntos con facilidad cerca de canasta o por encima del aro. Demasiado fácil.

Además, cada vez que el rival gozó del favor del triple dificultó más la labor a un Hereda San Pablo que probó todas las combinaciones posibles para sentirse más seguro sobre la cancha.

El 6-11 era un primer aviso de lo que estaba por venir y con el 3/13 en el triple la cosa se puso difícil. No hubo manera de encadenar dos acciones positivas en ambos lados de la cancha y Kulvietis dio otro mordisco a la manzana. 

El marcador se disparó hasta el 10-18. Al menos, la carga de personales de algunos jugadores importantes del cuadro letón alivió a un Hereda San Pablo Burgos impulsado por el tiro libre en estos momentos complicados.

La conclusión positiva es que, a pesar de todo, los locales estaban en partido con el 15-18. Otra cosa era encontrar la fórmula para tomar el control. Horton se presentó como la única referencia fiable y, poco a poco, la defensa ofreció una mayor sensación de estabilidad.

El Riga solo se sintió cómodo cuando conectaba en posiciones cercanas al aro, aunque aún dispuso de algún chispazo exterior y del éxito ocasional de sus continuas penetraciones.

Además, las faltas cambiaron de bando y la línea de personal fue otra fuente de alimentación blanca. Con el 21-30 quedó patente que el partido era de los complicados y Peñarroya dio otro golpe de timón a la rotación tras probar, incluso, con Horton y Salash como interiores.

El choque entró en una fase más controlada antes del descanso, suficiente para firmar una pequeña tregua (29-34) antes de una segunda parte en la que los locales debían reaccionar cuanto antes.

Lo intentaron de la mano de Vitor Benite en un tercer cuarto que siguió la tónica peligrosa. Las buenas intenciones del brasileño tampoco fueron suficientes para poner en aprietos al Riga.

Los letones siempre mantuvieron la delantera y, con 32-38, tuvieron la ocasión de romper el encuentro. El Hereda San Pablo seguía a oscuras y, para colmo, se descentró un poco más con las decisiones arbitrales.

Lo que le faltaba al cuadro de un Peñarroya muy preocupado. El triple tampoco socorrió a los visitantes y, punto a punto, parecía que los castellanos se metían de lleno.

Dos tiros libres de Salash significaron el 43-45, todo un triunfo después de lo visto. Pero tanto jugar con fuego tiene su castigo y los blancos aprovecharon los últimos compases del tercer cuarto para situarse a un paso de su objetivo.

Ese 0-8 de parcial puso a los castellanos al borde del precipicio pero, en un partido tan extraño todo podía pasar. Cinco puntos consecutivos de Renfroe y dos buenas acciones de Salash dieron una vida extra al San Pablo.

Volvió el conjunto local, por mucho que el Riga contestara con un triple. El San Pablo había encontrado, por fin, la ruta a seguir y en tres minutos mostró mejores sensaciones que en el resto del partido (54-56).

Pasado ese arreón, la defensa mantuvo en pie a los de Peñarroya, empeñados en completar una remontada que llegó justo a tiempo gracias al impulso de Benite y Rivero.

El cubano completó el oportuno triple del brasileño con 7 puntos consecutivos liberadores. Después de todo, los burgaleses se vieron con un 64-60 que debía ser definitivo con 1:17 por jugar, pero no contaban con que McFadden fallara un tiro libre ni con la aparición final de un Skele que anotó cinco puntos consecutivos para igualar a 65. 

El ‘21’ de los visitantes, incluso, se jugó la posesión por el triunfo y el aro fue benévolo con el San Pablo. Aún tenían cinco minutos los burgaleses para salir del atolladero y se dejaron guiar por Rivero para acercarse al objetivo. El cubano convirtió en oro todo lo que tocó y, de nuevo, los de Peñarroya tiraron su ventaja.

Del 72-68 se pasó al 76-75. El Riga dispuso otra vez de la posesión definitiva y, tras un buen esfuerzo defensivo, Horton emergió en la zona para taponar el tiro de Madsen. La victoria se quedó en casa y eso es lo que cuenta en un mal día.

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