El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

El Hereda San Pablo asegura el sexto puesto

El cuadro burgalés logra un trabajado triunfo ante el Estudiantes y jugará ante el Tenerife en la primera ronda del play off / McFadden iluminó a los castellanos en la primera parte, Cook apareció en el peor momento y el colectivo resolvió

Renfroe anota un 3+1 ante la defensa desesperada de Brown. ACB PHOTO / J. PELEGRÍN

Renfroe anota un 3+1 ante la defensa desesperada de Brown. ACB PHOTO / J. PELEGRÍN

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DIEGO ALMENDRES

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ESTUDIANTES  82

HEREDA SAN PABLO  88

Estudiantes

: Avramovic (18), Delgado (16), Cvetkovic (3), Vicedo (-), Brown (5) -quinteto inicial- Solá (9), Domínguez (4), Sakic (19) y Arroyo (8). 

Hereda San Pablo:

Cook (6), McFadden (24), Rabaseda (7), Rivero (14), Kravic (13) -quinteto inicial- Renfroe (6), Salvó (-), Benite (11), Salash (5), Horton (2), Sakho (-). 

Árbitros:

Pérez Pizarro, Torres y Sánchez.

Eliminados:

El local Brown (min. 40).

Parciales: 

18-30; 43-47 (descanso); 60-67 y 82-88 (final).

El Hereda San Pablo Burgos selló en el WiZink Center una histórica sexta plaza en la Liga Regular de la ACB tras superar al Estudiantes en un partido complicado. La necesidad del rival exigió la máxima concentración hasta el último segundo, pero el cuadro de Joan Peñarroya aseguró su objetivo y se enfrentará al Tenerife en la primera ronda.

El comienzo del partido fue esperanzador para un Hereda San Pablo dispuesto a apagar la llama estudiantil. Se esperaba a un rival extramotivado por su situación y por las bajas que condicionaron su planteamiento. Sin embargo, los locales tardaron en dar con la tecla y los burgaleses lo aprovecharon en un primer cuarto muy cómodo.

Los visitantes hicieron mucho daño en las situaciones de 2x2 con Kravic. El serbio sufrió para contener a Delgado en el rebote defensivo, pero en campo contrario ofreció un recital en las continuaciones a canasta (2-8). Además, Rabaseda castigó en el lanzamiento liberado y del resto se encargó un McFadden que tuvo uno de esos días de máxima inspiración.

Un 3+1 del terror de Flint firmó el 6-18. Cuspinera paró de inmediato un partido que ofreció el primer amago de estabilización con el 13-20, pero otro arreón de McFadden aseguró el 18-30 después de 10 minutos.

De repente, el Hereda San Pablo frenó. Sin sus principales referentes en pista, el ataque no tuvo ni ritmo, ni respuesta, ni acierto. El Estudiantes subió el nivel y comenzó a creer a medida que las posesiones burgalesas se perdían en el limbo.

Un triple de Renfroe y un solitario tiro libre fue el balance ofensivo en 4 minutos. El Estudiantes sabía que debía subirse a ese tren en marcha y creció para meterse en partido.

Sakic aportó energía y soluciones en ambos lados y Avramovic amasó balón para desordenar a la defensa blanca cada vez que dividió la zona. El partido entró en una dinámica peligrosa, confirmada con dos aciertos exteriores del cuadro del Ramiro.

Todo el trabajo previo acabó en la basura con el 39-40 y el Hereda San Pablo debía amoldarse a la situación para escapar del agujero negro en el que se encontraba.

Al cuadro del Coliseum le cuesta un mundo mantener un nivel constante desde que sufrió el segundo brote de Covid-19 y se agarró a McFadden con las dos manos para iluminar el camino. De nuevo, 7 puntos consecutivos del escolta sirvieron para mantener la delantera al descanso (43-47).

Para entonces, el exterior sumó 19 puntos en su casillero. Sin embargo, el cuadro castellano debía ofrecer mucho más en los dos aros para no perder el control.

Todo el mundo sabía el siguiente paso del Estudiantes: apretar con todo en la salida del tercer cuarto. A los burgaleses, en cambio, les pilló con el pie cambiado. Un triple de Brown y el poderío de Delgado en la pintura confirmaron el buen momento colegial.

Los de Jota Cuspinera completaron la remontada con el 48-47, un momento delicado que los visitantes solucionaron desde la defensa. Esta vez sí, las rotaciones dieron otro aire y cambiaron las sensaciones en retaguardia. 

Los blancos subieron la presión en las líneas de pase y encontraron la inspiración con dos triples desde la esquina de Cook, completados con una transición con mate de Rivero. Ese 0-8 llegó justo a tiempo para negociar este tramo del encuentro con oxígeno en la mochila (50-58).

El Estudiantes recurrió a la valentía de Arroyo y Domínguez para recomponer la figura ante un San Pablo que, como tantas veces, creció de la mano de McFadden y Benite para consolidar una ventaja siempre insuficiente.

El 60-67 del final del tercer cuarto exigió un nuevo esfuerzo a los castellanos, quienes manejaron con calma el nuevo arreón de coraje del adversario. El Estudiantes se dejó el último gramo de energía en pista, pero los de Peñarroya respondieron con entereza para avanzar (66-76).

El partido se convirtió en un intenso intercambio y vivió un final alocado que los burgaleses no supieron controlar con su juego. El desesperado esfuerzo colegial chocó con la madurez visitante y contra el crono. Benite aseguró desde la personal y Rivero sumó bajo el aro para hacer el 76-85 a tres minutos del final.

La resistencia del San Pablo hizo mella en un Estudiantes que comenzó a asumir su destino. Kravic sumó otro puntito valioso, fundamental para el desenlace.

Los del Coliseum no supieron cerrar el partido y se encontraron con un 82-86 en el último minuto. Cvetkovic se la jugó, pero falló y una dura falta de Brown sobre Rivero fue la sentencia. Los burgaleses son sextos y el Estudiantes perderá la categoría si el Bilbao gana su último partido.

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