El Correo de Burgos

BALONCESTO / Basketball Champions League

El campeón pierde su brillo

El Hereda San Pablo vive su noche más oscura en Europa, se complica el pase y vuelve a disparar las dudas/ El Rytas gobernó la situación a placer y llegó al descanso con el partido sentenciado / Los azules reaccionaron desde la ansiedad y sin ideas

Renfroe busca la bandeja en un lance del partido disputado en Lituania. FIBA

Renfroe busca la bandeja en un lance del partido disputado en Lituania. FIBA

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DIEGO ALMENDRES

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RYTAS VILNIUS  87

HEREDA SAN PABLO  69

Rytas Vilnius:

Normantas (13), Radzevicius (10), Kariniauskas (14), Butkevicius (11), Buva (19) -quinteto inicial- Smith (14), Uleckas (1), Gridziunas (3), Tejic (2). 

Hereda San Pablo:

Benite (6), Braimoh (7), Kravic (8), Nikolic (5), Rabaseda (5) -quinteto inicial- McGee (20), Renfroe (9), Zack (7), Salash (-), Díez (2). 

Árbitros:

Ciulin (ROU), Poursanidis (GRE) y Baldini (ITA). 

Eliminados:

No hubo.

Parciales:

  22-17; 49-30 (descanso);  66-52 y 87-69 (final).

El campeón vivió su noche más oscura en Europa. Cayó de forma estrepitosa en Vilnius y lanzó otro mensaje negativo en una temporada que ofrece mucha incertidumbre. No se trata de subirse o bajarse del barco. Se trata de que la nave flote y no es la primera vez en esta  nueva singladura que el Hereda San Pablo pierde el rumbo.

El proyecto no acaba de despegar y esta vez Benite no salió al rescate para solucionar la papeleta. No es que el balance de 3/3 en liga sea preocupante o que la dolorosa derrota sufrida en Lituania suponga el fin del mundo. El problema es que el Hereda San Pablo no fluye, sufre lo indecible en ataque y transmite inseguridad en la obsesión de su entrenador, la defensa. 

Es evidente que el Coliseum estuvo muy mal acostumbrado y más aún en Europa. Pero de ahí a ver cómo su equipo suda tinta casi a diario para llegar a los 65 puntos va un trecho.

El equipo azul se dejó en Lituania un triunfo decisivo en la lucha por la primera plaza, ofreció una imagen muy mala y transmitió las mismas dudas que al principio de temporada. Llegó al descanso con el partido sentenciado y buscó la reacción desde la ansiedad, las prisas y la decisión de McGee de hacer la guerra por su cuenta. En la dificultad no hubo más plan que subir el listón atrás.

El Rytas gobernó con autoridad un partido en el que los azules fueron siempre a remolque. Félix Alonso, técnico ayudante, advirtió en la previa de la importancia de la defensa tanto en transición como en el uno contra uno y los locales se hincharon a anotar tanto en transición como en el uno contra uno.

Nikolic no dio con la tecla en el amanecer del encuentro, alternando pérdidas con malas decisiones. El esloveno no pudo con Kariniauskas y solo el favor del triple maquilló por un momento la realidad del partido (12-8).

Para colmo, los rojos disfrutaron de segundas opciones y Buva se adueñó de la pintura. La tendencia era negativa con el 20-12 y la entrada de la segunda unidad sirvió para contener la hemorragia.

Tuvo la opción el cuadro del Coliseum de hacerse con el mando de la situación, pero no supo. Salvo alguna acción esporádica en el pick and roll, los ataques eran muy espesos. Además, la segunda falta personal de Renfroe en el comienzo del segundo cuarto tampoco auguró nada bueno.

Esta vez el tiro exterior no quiso completar el intento de reacción del campeón. El Rytas volvió a sentirse cómodo y se hartó de anotar con posesiones cortas y, aparementemente, desordenadas. Un baloncesto divertido.

Los lituanos siempre encontraron a un hombre liberado a los pocos segundos de posesión. Y, en caso contrario, daban con la solución individual. Smith catapultó a su equipo y la diferencia creció punto a punto hasta alcanzar los 10 a 4:50 del descanso (34-24). Y lo que quedaba.

El Hereda San Pablo se desenganchó. El rival olió sangre y se lanzó a la yugular de un campeón magullado y con la luz apagada. A los rojos les salió todo, anotaron desde todos los lados y se apoyaron en la inspiración de Normantas para hacer el mayor daño posible a los azules.

La antideportiva de Benite fue otro impulso para los lituanos. El Hereda San Pablo solo ansiaba la llegada del descanso porque entre pérdida y pérdida solo tenía tiempo para sacar de fondo después de canasta y la diferencia se disparó hasta los 19. 

Ese 47-28 refleja que hay algo que no acaba de encajar en este momento en el proyecto y aún quedaba toda la segunda parte.

Los burgaleses basaron sus nulas opciones de remontada en la defensa. El equipo azul subió el listón físico, desplegó una mayor actividad y el rival ya no anotó con tanta facilidad a la primera. Sí lo hizo a la segunda, ya que hasta el tramo final del encuentro sumaba más rebotes ofensivos (15) que defensivos (14).

En esas arenas movedizas destacó la chispa de un Braimoh que puede y debe ser importante con el tiempo, aunque se le necesita ya (57-35). La agresividad mostrada sirvió para recortar la distancia, pero las pérdidas y las prisas mataron cualquier esperanza.

Incluso, Braimoh acabó actuando como pívot en esta fase del partido en la que, al menos, los azules frenaron su caída (61-46).

Era un ida y vuelta sin control en el que el Rytas se sintió cómodo. Sobre todo, porque tenía el mando y la pausa para acertar. Lo hizo en la salida del último cuarto con tres triples que asentaron de nuevo su ventaja en los 20 puntos. Era el 75-55 y para entonces McGee se jugó cada balón que pasó por sus manos.

El plan ofensivo se basó en la inspiración del escolta. El Hereda San Pablo fue preso de la ansiedad y transmitió angustia en su pelea contra la realidad. Más allá de un mal día, de su peor día en Europa, hay algo en la maquinaria que aún no funciona. Y el domingo espera un partido importante en Bilbao.

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