El Correo de Burgos

FÚTBOL / Segunda

El Burgos CF se libera

Los blanquinegros logran la primera victoria del curso a domicilio / Tras una primera parte muy positiva, el bloque de Calero mostró la pegada necesaria cuando más apretaba un Oviedo que se estrelló con los postes / Gran noche de Guillermo y Claudio

El Burgos celebra uno de los tres goles logrados en Oviedo. LALIGA

El Burgos celebra uno de los tres goles logrados en Oviedo. LALIGA

Burgos

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REAL OVIEDO  1

BURGOS CF  3

Real Oviedo:

Femenías, Dani Calvo, Pierre, David Costas, Lucas (Obeng, min. 79), Jimmy, Brugman, Montiel (Matheus, min. 58), Borja Sánchez, Jirka (Pombo, min. 58) y Borja Bastón. 

Burgos CF

: Alfonso Herrero, Álvaro Rodríguez, Zabaco, Miguel Rubio, Córdoba, Matos, Andy (Mumo, min. 81), Elgezabal, Juanma (Raúl Navarro, min. 76), Berjón (Ernesto, min. 88) y Guillermo (Claudio Medina, min. 81). 

Árbitro:

García Verdura.

Tarjetas amarillas:

Al jugador visitante Miguel Rubio.

Tarjetas rojas:

No hubo.

Goles: 

0-1, min. 29: Guillermo; 1-1, min. 55: Borja Bastón, de penalti; 1-2, min. 64: Guillermo; 1-3, min. 85: Claudio Medina.

Por fin, el Burgos se estrenó a domicilio y sonríe lejos de El Plantío. Los blanquinegros se liberan, se sacuden las malas sensaciones acumuladas a domicilio y explotan todas las virtudes que necesitarán para alcanzar el aún lejano objetivo.

Los castellanos sufrieron ante un Oviedo que se topó con los postes, pero mantuvieron la compostura y tuvieron la pegada que tanto echaron de menos en este primer tercio de curso. Un doblete de Guillermo y un gol de un Claudio que regresó a la competición después de 9 partidos sin la confianza del entrenador impulsan a un equipo que ve el futuro inmediato de otro color.

Calero dio una vuelta de tuerca extra al planteamiento de los últimos partidos al apostar por una línea de cinco defensas apuntalada por tres centrales y dos carrileros de largo recorrido como son Álvaro Rodríguez y Matos. El Burgos busca la solidez habitual y, de paso, quiere ganar dinamismo en ataque. Lo consiguió al situar a Juanma, Guillermo y Berjón en campo contrario.

Todo salió a la perfección en una primera parte que, a buen seguro, es el reflejo de lo que el técnico quiere para su Burgos. Los blanquinegros apenas dieron opción a su rival, enredado en la tela de araña visitante.

Y eso que el Oviedo llevó el balón. Jugadores como Borja Sánchez o Jirka crearon peligro, pero los contados intentos ante puerta se marcharon desviados.

Solo las imprecisiones impidieron la progresión castellana en el amanecer del choque. Al Burgos le duró poco la pelota, pero estaba clara la declaración de intenciones. Saúl Berjón estuvo muy activo en esta fase y protagonizó una interesante conexión con un Matos muy profundo.

La banda izquierda fue el mejor argumento de los castellanos y el lateral tuvo el 0-1 en sus botas en el minuto 22. Elguezabal filtró la pelota ante la carrera de Matos, cuyo control dio tiempo al portero a echarse encima en el uno contra uno.

Para entonces, el Burgos ya estaba totalmente asentado en el terreno de juego. El Oviedo buscó la referencia de Borja Bastón y siempre encontró la respuesta del equipo negro. El bloque de Calero creció con cada acción positiva y, después de muchos partidos, se sintió cómodo.

Después de basar casi todo su peligro por la izquierda o en la búsqueda de Juanma entre líneas, el gol llegó por la derecha. El capitán encontró a Álvaro Rodríguez y el lateral protagonizó una de sus características cabalgadas para buscar un centro medido a Guillermo. El delantero ganó la partida a tres defensores, se hizo el espacio y remató de primeras con mucha calidad para adelantar a los de El Plantío.

Si el Burgos esquivó el esperado inicio de partido planteado por el Oviedo, también logró que la reacción del rival tras el gol no fuera lo fiera que podía esperarse.

Eso sí, la suerte se alió con los blanquinegros en la última jugada antes del descanso. Los carbayones encontraron un canal abierto por la izquierda y Jimmy remató solo en el punto de penalti. El gol era inevitable, pero el oviedista Jirka se quedó descolgado sobre la línea de gol y el balón impactó en él para alivio de un Burgos al que se le aparecieron todos los santos.

Alcanzada la orilla del descanso, aún había mucho terreno que conquistar. El Oviedo tampoco aceleró a tope en el comienzo de la segunda parte, pero pronto tuvo la ocasión esperada. Los locales pillaron en una transición a los de Calero y Borja Sánchez golpeó la pelota con toda la calidad del mundo desde la frontal para estamparla contra el larguero.

Superado el segundo susto, lo cierto es que los de El Plantío ya no disfrutaban de la presencia con balón que tuvieron en la primera parte y el encuentro entró en una situación peligrosa. Hasta que intervino el VAR.

El juez de televisión llamó la atención del árbitro por un pisotón de Matos dentro del área. Después de todo, el plan se vino abajo en la acción menos esperada y Borja Bastón no perdonó desde los 11 metros. Era el minuto 55.

El gol intensificó el monólogo asturiano. El agobio era cada vez mayor y no hubo rastro de ese Burgos con vocación ofensiva. Y cuando peor estaban las cosas, Saúl Berjón sacó una falta de la nada para dar a los visitantes una opción en su acción preferida. El extremo la puso y Guillermo ganó la partida a la defensa para cabecear a la red el 1-2 en el 64.

El rival acusó el golpe para alivio de un Burgos que sabía lo que estaba por venir en el tramo final. Como muestra, el nuevo balón salvado por el larguero. Esta vez, a disparo de Bastón.

Quedaban 20 largos minutos de sufrimiento gobernados con acierto por los hombres de negro. Calero metió oxígeno y piernas frescas para echar el resto sin renunciar en ningún momento a sus opciones de sentenciar a la contra.

Mientras la defensa achicó balones, Álvaro Rodríguez volvió a recorrer la banda derecha para encontrar la cabeza de Guillermo. Esta vez, el remate del delantero salió centrado, pero llegaría una última ocasión.

Con los visitantes totalmente encerrados atrás y el Oviedo volcado, Elguezabal despejó un balón y Claudio ganó la partida a su par para arrancar sin oposición desde campo propio. El delantero no se inmutó y batió al portero en un mano a mano que puso el broche a un partido que debe suponer un punto de inflexión.

 

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