El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

El Hereda San Pablo cae al pozo

Los azules también pierden con el Obradoiro, se precipitan a la zona de descenso y el vértigo crece a medida que avanza la competición / Los regalos de la primera parte, la falta de acierto y los 21 rebotes ofensivos concedidos sentencian

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Publicado por
DIEGO ALMENDRES

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OBRADOIRO  101

HEREDA SAN PABLO  94

Obradoiro

: Scrubb (21), Okouo (14), Zurbriggen (5), Ellenson (23), Robertson (12) -quinteto inicial- Vicedo (7), Hobbs (12), Oliver (-), Muñoz (-), Filipovity (5).

Hereda San Pablo

: Nikolic (8), McGee (24), Rabaseda (2), Salash (6), Kravic (7) -quinteto incial- Renfroe (9), Benite (12), Marc García (2), Dalton (4), Gamble (20).

Árbitros

: Alcaraz, Aliaga y Baena.

Eliminados:

Los locales Ellenson y Okouo y los visitantes Rabaseda y Gamble.

Parciales:

 22-19; 44-43 (descanso); 69-68 y 101-94 (final).

El vértigo paraliza y un terrible escalofrío recorre la espalda de los aficionados del Hereda San Pablo al ver a su equipo en zona de descenso después de 14 jornadas. Los azules tampoco pudieron con el Obradoiro, encajaron 100 puntos por segunda jornada consecutiva y la imparable tendencia negativa no augura nada bueno a corto plazo.

Los regalos de la primera parte, la falta de acierto exterior (5/19) y la sangría en el rebote acabaron con las opciones castellanas. El Obradoiro, puro deseo, sumó la friolera de 21 capturas en aro ajeno. Más rechaces que en el propio (19). Un golpe letal para los visitantes.

Empezaron bien las cosas para los azules. Su alto ritmo ofensivo y la actividad en retaguardia alimentaron la esperanza en un día clave tras las victorias del Fuenlabrada y del Zaragoza.

Kravic se sintió cómodo bajo los aros y parecía que el cuadro de Maldonado estaba seguro sobre la cancha. Pero las pérdidas, las terribles pérdidas, allanaron el camino a un Obradorio que siguió su camino. El 0-5 quedó reducido a cenizas y las dos transiciones culminadas por Salash fueron otro balón de oxígeno.

Los gallegos tuvieron equilibrio dentro-fuera y aprovecharon cada regalo navideño del Hereda San Pablo para hacer daño. El 14-17 dio paso a un parcial de 8-0 con puntos muy fáciles y lanzamientos liberados (22-17). Sin reacción desde el banquillo y después de fallar una bandeja, los visitantes dieron por bueno el final del cuarto.

Los burgaleses sumaban 7 pérdidas en el inicio del segundo parcial y Hobbs volvió a demostrar que eso, como los rebotes ofensivos concedidos, es imperdonable en una liga como la ACB.

El bloque de Maldonado se lanzó a la carrera y confió en el poderió de Gamble para salir del embrollo en un intenso intercambio que contó con la aportación de Renfroe (31-31).

El base recuperó por un momento parte del nivel perdido esta campaña y aceleró para devolver la ventaja a su equipo. El partido entró en un correcalles en el que los burgaleses se sintieron a gusto a 3:34 del descanso (33-37). Duró un suspiro, lo que tardó el rival en poner orden con solo dos posesiones. Al menos, la producción de Hobbs se frenó y el 44-43 fue una buena noticia.

En el momento actual del San Pablo, cualquier desconexión puede suponer una nueva derrota. Por eso, el 7-0 de salida del tercer cuarto puso a prueba la resistencia de un equipo que se levantó a tiempo. El 51-43 encendió todas las alarmas y ahí apareció Benite, impulsado por una antideportiva y una técnica al banquillo local, para liderar a su equipo en un momento crítico.

El capitán encontró en Gamble a su mejor aliado y entre los dos construyeron un parcial de 2-11 que selló el 53-57. El Hereda San Pablo por fin se sintió dominador del escenario, si bien fue por un momento.

Lejos de disfrutar de una opción de ruptura, el Obradoiro recurrió de nuevo al triple y a la carga del rebote ofensivo para cambiar la dinámica. La igualdad fue constante, pero de nuevo eran los burgaleses quienes cabalgaban a remolque a pesar de la verticalidad de McGee para hacer el 67-68.

Quedaban diez minutos por delante. Maldonado daba por bueno un cara o cruz en la previa, pero en la situación actual del San Pablo no parece que sea buena idea esperar que la moneda caiga de tu lado. Hay demasiados factores que se escapan al control. 

De repente, pueden aparecer los árbitros y entrar en un bucle infinito de faltas personales. Los visitantes se vieron en bonus después de 40 segundos de juego y el tiro libre también jugó un papel importante.

El Hereda San Pablo compitió a remolque los últimos minutos y se agarró con fuerza a Gamble porque no había más argumento. En defensa, daba igual lo que pasara porque Obradoiro siempre sumó. Podía anotar fácil, tras rebote ofensivo o desde el tiro libre. O todo a la vez. Pero siempre anotó.

Los gallegos se fueron a los 32 puntos en este periodo y los de Maldonado protagonizaron un impotente ejercicio de supervivencia. McGee apareció para resolver por su cuenta el 84-79 en un momento en el que los burgaleses comenzaron a fallar desde la personal.

El escolta se lió la manta a la cabeza para protagonizar un intercambio de puntos contra todo el Obradoiro (89-88). El problema es que los gallegos anotaron de tres en tres y la guerra individual de McGee no dio para tanto. El triple de Nikolic fue el 95-93, pero ya era demasiado tarde para un San Pablo al que le tiemblan las piernas como nunca.

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