El Correo de Burgos

BALONCESTO

La realidad zarandea al San Pablo

El conjunto azul entrega su corona Intercontinental a un Flamengo que jugó a placer / Lejos de volver de El Cairo con energías renovadas, la imagen ofrecida en el partido por el título evidencia los problemas persistentes a tres días de la primera final por la permanencia

Salash busca línea de pase ante la defensa del brasileño Olivinha. FIBA

Salash busca línea de pase ante la defensa del brasileño Olivinha. FIBA

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DIEGO ALMENDRES

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FLAMENGO  75

HEREDA SAN PABLO  62

Flamengo:

Mineiro (2), Santos (3), Batista (2), Olivinha (17), Robinson (13) -quinteto inicial- Balbi (10), Faverani (4), Martínez (15), Tucker (9).

Hereda San Pablo:

Benite (14), Eddie (9), Phillip (11), Dani Díez (5), Nnoko (-) -quinteto inicial- Gamble (7), Renfroe (5), Marc García (-), Nikolic (-), Rabaseda (8), Salash (3). 

Árbitros

: Vázquez (PUR), Mazzoni (ITA)y Liszka (POL). 

Eliminados:

No hubo.

Parciales

:  25-12; 45-29 (descanso); 65-49 y 75-62 (final). 

No hace tanto el Hereda San Pablo no cabía en sí de gozo, pero la realidad del momento es muy cruda. No importa el escenario, ni las circunstancias, ni el rival. El proyecto no mejora y un acontecimiento para el disfrute como  es una Copa Intercontinental puede convertirse en otra pesadilla.

El torneo se presentaba como una gran oportunidad para confirmar un despertar que no llega. Ni con Tabak, ni con Maldonado, ni con Olmos. Ni con cinco fichajes. Pasan los partidos, los meses y los torneos. Y las decepciones se acumulan.

El Flamengo también mostró las carencias de un equipo que no carbura a tres días de jugarse ante el Bilbao su penúltimo cartucho en la ACB. Lejos de volver de Egipto con energías renovadas, la mochila vuelve a cargarse de dudas.

Los brasileños son los campeones de la Intercontinental por juego, intensidad, acierto, fe y energía. Todo lo que le falta a un Hereda San Pablo inexistente en defensa en el primer cuarto y tan timorato como desacertado en ataque.

Ya no es una cuestión de números. Puede que los 14 triples del rival contrasten con el 6/29 de los burgaleses. Puede que las cinco pérdidas del primer cuarto condicionaran todo el partido y puede que en los lances de cara o cruz la suerte siempre ofrezca la espalda. Lo grave es por qué se producen esas situaciones.

El equipo de Olmos se fue del partido casi antes de empezar. El Flamengo jugó a placer apoyado en las graves lagunas en defensa. Cada uno contra uno, cada bloqueo en cabecera, dejaba a los rojinegros en ventaja. Tan solo debían anotar la bandeja sin oposición o doblar el balón para que el hombre liberado clavara el triple.

Balbi hizo un destrozo a los mandos y Olivinha ejecutó sin piedad a un equipo burgalés desnortado y ya fuera de sí con el 4-13 de salida. Mientras a los burgaleses se les caían los rebotes de las manos, los brasileños sumaban de tres en tres para sentenciar la final en ocho minutos.

Si la defensa es un coladero, las cosas en ataque no funcionan mejor. El 9-25 reflejó la diferencia del momento actual de los dos equipos, con un Hereda San Pablo agarrado al tiro libre para superar la decena de puntos después de un cuarto.

La entrada de Salash, Gamble y Rabaseda dio otro aire a un equipo abocado cada encuentro a competir contra corriente. Por fin, los de Olmos recompusieron la figura en retaguardia y marcaron el ritmo del juego para casi meterse en partido con el 21-30.

 Gamble, capaz de lo mejor y de lo peor, subió el listón físico y los burgaleses se encontraron un poco más cómodos. Sin embargo, cada contratiempo es un mundo y un balón que hubiera supuesto una canasta fácil acabó en recuperación y triple del Flamengo.

Esa acción hizo mucho daño a los azules, de nuevo contra las cuerdas con el 27-41. Martínez se sumó al festival anotador exterior de los brasileños, quienes se sabían ganadores con el 29-45 del descanso.

Lo único positivo es que el San Pablo solo podía mejorar y lo hizo a través de la defensa para correr a campo abierto. El partido enloqueció y eso favoreció a los castellanos, castigados en esta fase por los problemas sufridos en el rebote defensivo.

El Flamengo abusó del triple, pero siempre encontró una segunda o tercera opción para sumar desde fuera y lograr una máxima ventaja de 19 puntos (35-54).

Fue intercambio de golpes en el que los españoles sumaban de dos en dos y los brasileños de tres en tres. Sea como fuere, la dinámica había cambiado por un instante y el mayor control defensivo dio paso a un 11-3 sanador.

Renfroe remató el 46-57 a 1:46 del final del tercer cuarto. El canto del cisne de los azules, puesto que el Flamengo solo necesitó un tiempo muerto y esos 106 segundos restantes para devolver el golpe con un 3-8 redondeado con otro acierto sobre la bocina (49-65).

No había opción alguna para un equipo que en una misma posesión necesitó cuatro rebotes ofensivos y otros tantos tiradores para anotar desde fuera. Se trataba de no descomponerse para ver el futuro inmediato con otros ojos. 

La Intercontinental ya quedó atrás y el San Pablo debe recuperarse en todos los aspectos porque el miércoles sí tiene una final en toda regla contra el Bilbao. Allí no habrá una copa en juego, pero la victoria es aún más importante porque está en el aire la supervivencia del proyecto en ACB.

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