Cruel derrota en el último instante

El Recoletas Burgos se quedó a un paso de hacer historia en Sevilla. De nuevo, el cuadro gualdinegro se topó con la mala suerte y tras ir ganando la final de la Copa del Rey durante muchos minutos, finalmente la experiencia del Quesos Entrepinares se volvió a topar en el camino burgalés con un 29-25 quizás demasiado duro.

Una curiosa jugada a dos minutos del final, con el talonador Pablo Miejimolle haciendo de héroe de su equipo con un 50:22 evitó la gloria. La copa estuvo en manos de los de García y Basso con una ventaja de trece puntos, pero el VRAC le dio la vuelta al choque. Dura derrota pero quizás sirva de aliciente para el final de la Liga.

La final en Sevilla arrancó con nervios, con dos equipos que se conocen bien, y con alguna sorpresa en los XVs, como por ejemplo la ausencia de Gramajo o de Walker en la delantera burgalesa. Sin embargo, el primero que dio fue el VRAC con una jugada de manual, de esas que se ensaya durante la semana. 

Una jugada colectiva, con un alto nivel en pases que nació desde Gavidi internándose y creando superioridad por el centro, soltó el oval para dar continuidad a los tres cuatros para que finalmente llegará con gran dinamismo en los pases al ala Martiniano Cian. Nada pudo hacer la defensa burgalesa en el minuto 9. Dyer falló el primer golpeo a palos.

La típica reacción de Recoletas Burgos cuando está por detrás en el marcador, la que se vio en semifinales y en varios partidos de Liga, no se produjo en esta ocasión tan rápido como se necesitaba, pero sí llegó. Nervios lógicos de una cita tan importante. 

En el minuto 18, la intención de García y Basso se comprobó en la primera acción que fue sancionada con castigo contra el Vrac. Lanzamiento a palos desde casi el centro del campo para que la pierna de Zabalegui pusiera los tres puntos en el marcador en el minuto 18. En una final los bonus no tienen sentido y todo lo que sea sumar (aunque sea de tres en tres) era bienvenido para un cuadro amarillo que empezaba a sentirse mejor sobre La Cartuja, sobre todo en las acciones desde las touches. 

Y tres minutos después, más de lo mismo. Otro golpe de castigo sancionado contra el cuadro vallisoletano, en esta ocasión, desde su propio campo y que Zabalegui volvió a lanzar. En esta ocasión no hubo éxito. 

Algo que sí ocurrió en la siguiente jugada poniendo por delante a Aparejadores (5-6 minuto 24). Hasta ese momento, los golpes de castigo eran el factor referencial. Recoletas Burgos intentaba exprimirlo al máximo.

El VRAC se contagió de este estilo, y pese a que en sus acciones intentaba buscar diferentes fases ante la correosa defensa rival, en la primera acción de indisciplina del Recoletas también lanzó a palos. El neozelandés Dryer volvió a fallar.

El premio a la reacción burgalesa (poco a poco y con más posesión del oval) llegó con un ensayo bajo palos en el minuto 34. Todo nació con un contragolpe de dos referentes, Castiglioni y Bay. Con un estilo propio en buscar la espalda a sus rivales, casi llegaban a la zona de ensayo, luego en corto y con paciencia, con pick and roll, logró Sacovechi ensayar. 

Eso sí, con incertidumbre porque el colegiado pidió el TMO. No había nada y Recoletas se ponía con un 5-13 con el que se irían al tiempo de descanso. El epílogo a la primera parte se puso con un fallo de Zabalegui tras un nuevo golpe de castigo del equipo vallisoletano.

La segunda parte no pudo comenzar de la mejor manera. Una brillante jugada de Carrió rompiendo la defensa pucelana permitió varias fases para que en el extremo izquierdo ensayara Nicolas Coronel (5-18). 

En esta ocasión el VRAC reaccionó rápido, de manera inmediata, con una marca de Gavidi que dejaba las cosas como estaban (12-18, minuto 46). Sin embargo, la mentalidad y el buen juego burgaleses permitían otra bola extra tras un fallo de Dyer en la posesión que no fue desaprovechada por Bustos (12-25 minuto 49). 

Diez minutos vibrantes que confirmaban la superioridad de los de Basso. Sin embargo, el VRAC no bajaba los brazos y en un carrusel de ensayos también recortaba diferencias con otra marca. (17-25 minuto 53).

El paso del tiempo se le iba haciendo largo al Recoletas y una touche con mol muy bien interpretada, permitió al fiyiano Gavidi ensayar de nuevo con transformación de Dyer (24-25 minuto 60). 

El equipo técnico metía oxígeno en el campo entre ellos el cambio de medio melé, Bay por Rocaries. Por su parte, Diego Merino, técnico vallisoletano, también hizo sus rotaciones metiendo mucho más peso para la primera línea, una delantera que estaba haciendo mucho daño a los gualdinegros como se había comprobado en los ensayos anteriores. 

Tras el festival de ensayos, llegaron los minutos de tensión, de decisiones decisivas y donde un veterano como Carrió se puso al mando. Al Recoletas le bastaba con aguantar el marcador, pero el Quesos no estaba por la labor. A partir de ahí se vivió un asedio quesero con un Recoletas defendiendo su gloria, pero intentando defender sin indisciplinas.

Sin embargo, la puntilla al cuadro burgalés llegó de la mano de Miejimolle, o mejor dicho de su pie. Curiosamente un talonador sacó una patada desde su campo que se coló en la línea de 22 burgalesa, algo poco habitual en este deporte. Es la regla del 50:22, si pateas desde tu propio campo y la pelota bota antes de salir por la 22 contraria, saca el equipo del pateador. Anteriormente era al contrario. 

El saque desde el lateral fue aprovechada por el VRAC para empujar al cuadro burgalés hasta su zona de marca con su mol. Y sí, de nuevo fue el marbellí que se convirtió en el héroe de la final. Demasiado duro para Recoletas Burgos.