El Correo de Burgos

BALONCESTO / Adecco LEB Oro

Autocid descarrila

Cae ante el colista en un lamentable último cuarto. Vencía 40-49 cuando encajó un parcial de 16-0

Burgos

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TENERIFE RURAL    63

AUTOCID FORD    52

Tenerife Rural: Fergerson (15), Freeman (2), Sánchez (3), Fiorotto (7), Sergio Pérez (17) -quinteto inicial- Boccia (6), Ayón (4), Rodríguez (9).

Autocid Ford: Morley (13), Chris Hernández (6), Anagonye (4), Alberto Miguel (6), Jason Blair (15) -quinteto inicial- Chus Castro (2), Manu Gómez (2), Peter Lorant (4), Iván Corrales (-).

Árbitros: Sánchez y Rodríguez de Rada.

Eliminados: No hubo.

Parciales: 19-20; 29-33 (descanso); 40-46 ; 63-52 (final).

DIEGO ALMENDRES

Lo que le ocurrió ayer a Autocid tiene muy difícil explicación. ,El sopapo fue duro. Seco y contundente.  Ruidoso. Como esos sueños dulces de película que acaban con el durmiente estampado en el suelo. Nadie podrá arrebatar a Autocid la racha de cinco victorias consecutivas, pero ayer el equipo castellano aprendió a golpes una lección muy dura de asimilar.

Los burgaleses, capaces de controlar un partido que dominaban por 9 puntos al inicio del último cuarto (40-49), se difuminaron. Quedaron KO. Sin respuesta ante lo que se les venía encima. Un parcial de 16-0, nada menos, firmado por el herido y desesperado colista en un ti-ta. Un ataque de orgullo del Tenerife y una defensa agresiva fueron suficientes para desactivar a un conjunto burgalés irreconocible. Toque de atención serio para un equipo que vivirá muchas pruebas de este estilo cuando compita lejos de El Plantío.

Desde el inicio, el cuadro burgalés tardó en meterse en harina. Quizá por mérito de su animoso rival, quizá por algún defecto defensivo. El caso es que Tenerife se envalentonó en el inicio, apoyado en dos triples de su última adquisición, Fergerson, y una serie de ataques infalibles en estos primeros compases.

Claro mensaje de los de Déniz, quienes iban a vender muy cara su piel. Entre otras cosas, porque no tienen más remedio. Los de Casadevall no encontraron la inspiración en el primer empuje. Con el 12-6, la cosa invitaba a pensar en una noche dura, más con un nuevo triple que colocó la máxima insular (17-10). Los ayer naranjas estaban obligados a reaccionar y encontraron la solución en el poste bajo con un nombre propio, Jason Blair.  El americano se puso la pilas, cogió el timón y comenzó a sumar puntos en su cuenta particular a la vez que recortaba la distancia en el electrónico. Llegó a los 12 en este primer cuarto y no sólo mantuvo al equipo burgalés en la lucha, sino que le permitió cerrar el periodo por delante (19-20).

Los de El Plantío habían asestado un golpe moral muy duro, pero aún quedaba mucho. Nunca se encontró cómodo el cuadro de Casadevall. Funcionaba a arreones individuales de sus principales figuras, pero los secundarios, en esta ocasión, no acudieron a la llamada.

Aún así, poco a poco Autocid conseguía llevar el marcador a su dominio en un trabado segundo cuarto. Tenerife jugaba al filo del abismo en cada jugada ante un equipo burgalés sabedor de que la suerte del partido pasaba por su manos. Ni siquiera con el 29-29 perdió el norte, gracias a un sprint final protagonizado por Morley y Lorant (29-33).

Con un poco de chispa en ataque, el partido podría romperse en la segunda mitad. Lo hizo, pero no según los planes naranjas. Y eso que Tenerife estuvo a punto de caer al abismo mediado el tercer cuarto, cuando Morley entró en escena para situar la máxima burgalesa (32-42).

A partir de ese momento, con 16 minutos por delante, Autocid entró en una espiral horrible. Una pesadilla que tuvo su primer amago cuando Tenerife, a la desesperada, subió filas y apretó los dientes. Autocid se asustó, aunque supo contener esta oleada (40-46).

Lo peor llegaría en el último cuarto. Justo después de que Morley lo estrenara con un triple que parecía sanador (40-49). Al contrario. El moribundo Tenerife yacía en la pista, pero Autocid no apuntilló a un rival que se revolvió para morder la yugular naranja, inoculándole un veneno mortal.

Alerta roja. El parcial crecía sin remedio, haciendo inútil los esfuerzos de Casadevall desde el banquillo. La zona azul era impenetrable y en la otra canasta los insulares masacraron a Autocid. 16-0 firmó de carrera un Tenerife que creció hasta el 23-3 de parcial en nueve minutos. Demoledor. Y muy triste para un Autocid arrollado y obligado a tomar nota de lo sucedido.

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