El Correo de Burgos

BALONCESTO / Adecco LEB Oro

Ni pudo, ni le dejaron

Autocid sólo cede ante el Vivemenorca con el bocinazo final. El club explota contra el estamento arbitral tras la deplorable actuación de Jerez y Martínez

Burgos

Creado:

Actualizado:

AUTOCID FORD

75

VIVEMENORCA

77

Autocid Ford:

Peter Lorant (12), Zach Morley (18), Chris Hernandez (12), Manu Gómez (10), Alberto Miguel (4) –quinteto inicial- Chus Castro (5), Aloysius Anagonye (5), Jason Blair (4), Corrales (5).

Vivemenorca:

Diego Ciorciari (10), Michael Umeh (-), Caio Torres (8), Rahshon Turner (5), Cuthbert Victor (7) –quinteto inicial- Miguel Ángel Montañana (4), Urko Otegui (13), Marc Fernández (20), Diego Sánchez (5), Josep María Guzmán (5).

Árbitros:

Martínez y Jerez.

Eliminados:

El visitante Otegui en el minuto 40.

Parciales:

28-21; 38-39 (descanso); 55-61 y 75-77 (final).

DIEGO ALMENDRES / Burgos

Ni pudo, ni le dejaron. Y eso que plantó cara a todo un Vivemenorca. Sin perder las opciones de triunfo incluso en los peores momentos. Sólo se rindió con el bocinazo final y ante la actuación una pareja arbitral que ha colmado la paciencia del Autocid. Demasiadas emociones, demasiada lucha infructuosa. Demasiados reveses. Sólo queda mirar al frente, pero el CB Atapuerca ha estallado tras lo vivido ayer. Una lástima, porque el que pierde es el espectáculo, quedando en un segundo plano el trabajo de los locales y la victoria de un gran conjunto como es el balear.

El primer cuarto deparó un gran espectáculo. Eléctrico, vibrante. Dos púgiles aún frescos en pleno intercambio de golpes. Toma y daca sin respiro. Un juego rápido, de tú a tú, entre dos conjuntos potentes. Vivemenorca disfrutó del primer turno, con una combinación de ganchos y directos que pusieron en alerta la guardia local. Ciorciari y Caio Torres hicieron muchísimo daño a un Autocid que no quería hincar la rodilla a las primeras de cambio. Por mucho que el rival mostrara de inicio todas sus virtudes (6-11). La batalla sólo había consumido sus primeros 3 minutos, momento en el que Chris Hernández se quitó la máscara. El de Fresno templó la batuta, marcó el guión y lo ejecutó. Entró en frenesí. Siete minutos para guardar en vídeo los protagonizados por el base castellano. Los de Casadevall aguantaron el tipo cuando más cómodo se encontraba el rival y ahora había llegado su ocasión. Un triple del ‘7’ avanzó a Autocid en el marcador (16-15), el primero de los cuatro casi consecutivos que lanzaron a los azules. Hernández se fue hasta los 11 puntos en un visto y no visto sin mácula ante canasta en un arreón que permitió al equipo cerrar el primer parcial con un 28-21 que prometía emociones fuertes.

Imposible mantener el ritmo. Más aún el acierto en el exterior. Tampoco Menorca parecía el mismo de los primeros compases. La llama poco a poco se apagó en el arranque del segundo acto. El partido entró en una espiral opuesta a lo vivido apenas cinco minutos antes. Autocid lo llevaba bien, cómodo en un compromiso muy complicado. Pero quedaba un mundo y, de repente, se atascó

, aunque antes ya dio muestras de que algo no funcionaba como antes. Los fallos en el ataque visitante permitieron a Autocid estirar la máxima hasta el 36-26 cuando en el ambiente ya se percibía un cambio de rumbo en el choque. Y si había dudas, allí estaban los árbitros. Jerez y Martínez se llamaban los angelitos. Curioso comprobar el daño que se puede causar a un proyecto de un millón de euros una semana sí otra también. Sus razones tendrán (los federativos), pero lo único claro es que las protestas realizadas por el club han caído en saco roto. Una antideportiva señalada sobre Chris Hernández marcó el punto de inflexión, aunque los locales ya estaban mal. 4 puntos limó Menorca de una tacada, racha que creció hasta el 2-13 para dejar al Autocid sin aliento y voltear el marcador antes del descanso (38-39).

El intermedio fue la mejor medicina para los locales. Tiempo para templar los nervios, enfriar las ideas y recargar pilas. Autocid seguía empeñado en ganar el partido desde el triple. Nueve fallos consecutivos acumulaban los de Casadevall en el 6,75. La inspiración se había ido, pero lo peor es que Menorca comenzaba a carburar (44-50). Los árbitros también. Escandalosa actuación. Sibilina. Lamentable. Más leña al fuego para un Autocid obligado a no rendirse, a no cejar en su empeño. Sólo quedaba remar con fuerza (51-52) con 13 minutos por delante. El equipo apretó los dientes y Morley asumió el liderazgo en el momento crítico, pero no fue suficiente para frenar el ímpetu menorquín y la voracidad del dúo del silbato.

Los azules perdían aire en cada acción y los blancos no dudaron en poner tierra de por medio para afrontar con calma el último cuarto. 55-61. Toda una montaña a tenor de lo visto en la pista. Más difícil aún con Fernández en el equipo rival. Menuda muñequita para dejar la desventaja en nueve (55-64). Los locales estaban al borde del KO, pero nunca se rindieron. Un 9-3 daba alas a los locales, dispuestos a echar el resto a pesar de que Menorca ni se inmutara (68-73). Los visitantes administraron su escasa ventaja como si de oro se tratase, con el reloj como aliado letal para los intereses castellanos. Era como si todo esfuerzo no fuera suficiente. Incluso cuando Lorant y Anagonye tuvieron sendas bolas de partido con 73-75. Los tiros libres acabaron por explotar el globo de un Autocid en pie de guerra contra los árbitros, maldito en los finales apretados.

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