«Punto de encuentro» y acompañamiento a lo largo de la vida profesional
El Colegio de Economistas, defensor de la sociedad en su materia, mantiene el reto de atraer a las nuevas generaciones

El decano del Colegio de Economistas de Burgos, Carlos Alonso de Linaje.
Es un «orgullo» para Carlos Alonso de Linaje que el Colegio de Economistas de Burgos que preside sume 450 asociados de toda la provincia, cifra notable para un colectivo que no requiere este trámite para ejercer. Algo hallan, pues, los que dan el paso, en este «punto de encuentro» que aspira a ser «lo que los integrantes quieran que sea». Así lo afirma el decano, cuya satisfacción con la «representatividad y el grado de adhesión de los titulados» no merma el firme empeño por atraer a nuevas generaciones, el gran reto de los últimos años.
Considera de gran interés el «acompañamiento a lo largo de la vida profesional» que brinda esta corporación de derecho público, entregada además a la defensa de la sociedad en la materia que la compete, así como a «garantizar que la calidad de la formación de nuestros colegiados sea la que corresponde a un cuerpo como el de economistas».
Lo poliédrico de la labor que afrontan, pues el abanico de ámbitos específicos es enorme, revela crucial el respaldo ofrecido por el colegio. «Fuera es mucho más complicado mantenerse en contacto con la profesión», apunta Alonso de Linaje, en su sentido más amplio, con la esperanza de que este argumento llegue a los jóvenes recién egresados a quienes, asume, los desempeños más tradicionales llaman poco la atención.
«No están de moda. El mundo está cambiando y en algunas áreas incluso se complica el relevo generacional. Los servicios se han globalizado y esto condiciona la forma de actuar y el requerimiento técnico. Tanto la normativa como el conocimiento cambian a una velocidad tremenda y hacen inviable trabajar de forma individual en un despacho pequeño», añade el decano.
Así, buena parte de los miles de titulados que culminan los estudios de Ciencias Económicas y Empresariales, Economía, Administración y Dirección de Empresas, Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales, Ciencias Actuariales y Financieras, Investigación y Técnicas de Mercado planean labrar su futuro en áreas vinculadas con las nuevas tecnologías. «Han nacido además en un momento en el que casi todo es gratis en la red, lo que hace más difícil entender el sentido de pertenencia a un colectivo profesional», lamenta, sin que tal consciencia de la situación menoscabe las ganas de cambiar la tendencia y, de paso, volver a colocar a la Economía en el lugar que merece, eclipsada hoy su relevancia por «la sensación generalizada de que los recursos no son escasos, cuando la gestión de estos es precisamente lo que nos ocupa».
Tampoco ayuda la imperante devaluación de la formación, lastre que la profesión acusa en un contexto por el que el Colegio de Economistas navega «sin viento, ni siquiera con él en contra». Rema la organización burgalesa con todas sus fuerzas para arribar en el puerto deseado y admite a bordo en su camino a todo aquel que quiera enrolarse en esta aventura compartida. «Aunque no recién titulados, son muchos los que se acercan ya con más de 30 años, cuando, bien por necesidad, bien por vocación, se plantean emprender. Ahí está el Colegio para ellos, un buen lugar para encontrar mentorización, ayuda, información o acompañamiento», asevera su decano.
El burgalés está integrado en el Consejo General de Colegios de Economistas de España -de cuyos estamentos forma parte el propio Alonso de Linaje- y sigue la línea marcada por este organismo nacional que, por operatividad, dado lo amplio de su ámbito de actuación, se divide en órganos especializados «con el fin de fortalecer cada una de las áreas y facilitar la formación continuada». En concreto, existen las agrupaciones de auditores, asesores fiscales, contables, financieros, asesores laborales, auditores de sistemas de información, forenses y docentes e investigadores.
Opinión y conocimiento
Combina la entidad provincial esta faceta por y para sus asociados con su aportación al exterior. «Debemos poner opinión y conocimiento en la sociedad», subraya Alonso de Linaje, que detecta aún mucha labor por hacer en este campo, pese a la proliferación de iniciativas de formación financiera o de instrucción en la materia a los más jóvenes. «No se valora nuestro papel en su medida y no se contempla acudir a un economista en casos donde su conocimiento es clave. Algo tan sencillo como pedir un préstamo hipotecario, por ejemplo, puede resultar mucho más ventajoso si cuentas con los servicios de un profesional. Su gestión puede significar mucho», señala.
Lo propio ocurre con las administraciones. Aunque estas sí tienen la obligación de recibir sus valoraciones técnicas, «sean o no populares» las decisiones finales son políticas.