El Correo de Burgos

Fútbol / Segunda

Urko Vera relanza al Mirandés

Dos tantos del pichichi rojillo, el segundo en el último minuto, permiten respirar a los burgaleses ante una potente Ponferradina

Pablo regresaba a Anduva con la Ponferradina después de nueve temporadas como rojillo-A. G. Mardones

Pablo regresaba a Anduva con la Ponferradina después de nueve temporadas como rojillo-A. G. Mardones

Publicado por
DANIEL ORTEGA
Burgos

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Dos meses después el Mirandés vuelve a sonreír. El cuadro rojillo hizo hincar la rodilla a la Ponferradina en el último suspiro y puso punto final a una negativa racha de resultados. Los de Carlos Terrazas remontan el vuelo y se vuelven a reenganchar a la zona noble de la general.

Dos tantos de Urko Vera hacen soñar de nuevo a los burgaleses. El pichichi suma ya 14 dianas y se ha convertido en el sustituto en los afectos de la grada rojilla. Enfrente estuvo el jugador más importante de la historia del club, Pablo Infante, que generó división de opiniones en el graderío (con una buena parte de la afición recriminándole su salida de la entidad el pasado verano).

Los rojillos eran conscientes de que cualquier posibilidad de retorno a la senda de la victoria pasaba inexcusablemente por la recuperación de la solidez defensiva que exhibieron en el tramo final de la primera vuelta. La consigna frente a un rival que pugna un año más por colarse en la lucha por el play-off de ascenso era clara: paciencia y orden táctico.

También los bercianos saltaron al césped con bastantes precauciones defensivas, lo que se tradujo en un juego un tanto espeso, en el que ninguno de los contendientes imponía su ley en la zona ancha, en los primeros compases del choque.

Los blanquiazules desataron las hostilidades en ataque en una buena diagonal de Sobrino, que se sacó un duro disparo desde la corona del área que detuvo con solvencia Razak.

Esta acción pareció despertar a la Ponferradina, que acto seguido volvió a poner en aprietos la meta burgalesa a la salida de un saque de esquina con una volea con la izquierda de Camille que Razak detuvo junto a la base del poste.

El Mirandés volcaba sus acciones ofensivas por la banda de un participativo Álex García, aunque los rojillos no conseguían acabar los jugadas con disparos sobre la meta defendida por Arrizabalaga.

Al menos hasta superado el ecuador del primer acto, cuando el cuadro de Carlos Terrazas dio su primer aviso. Un zapatazo de volea de Pedro Martín desde la frontal del área que despejó a saque de esquina en una gran intervención el cancerbero visitante. Los burgaleses se habían estirado, lanzando hasta cinco saques de esquina en un abrir y cerrar de ojos, mientras que la Ponferradina se refugiaba cada vez más cerca de su área.

Tras varios minutos de centrocampismo Pablo metió el miedo en el cuerpo a las gradas de Anduva en el 38. El que fuera ídolo de la parroquia rojilla recibió una dejada con el pecho de Berrocal en el punto de penalti. Se escoró a la izquierda para salvar la salida de Razak, que casi sin ángulo estrelló el balón en la base del poste. En el posterior rechace Andy no acertó a rematar entre los tres palos.

Una parte de la afición de Anduva no le perdonó su salida del club, algo que le reprochaban cada vez que tocaba el balón.

La respuesta del Mirandés fue inmediata en un saque de esquina muy cerrado de Emilio Sánchez que peinó en el primer palo Rúper, aunque se encontró con las manos de Arrizabalaga, que evitó el 1-0.

Mejor imposible fue el arranque del segundo acto para el cuadro de Anduva. Una apertura de Rúper a la banda izquierda fue controlada por Emilio Sánchez, quien puso un servicio perfecto al punto de penalti donde el ariete rojillo, Urko Vera, se adelantó a Alberto para rematar al fondo de las mallas en posición acrobática.

La Ponferradina, herida, trató de buscar la igualada de inmediato en una acción por la izquierda que sorprendió a la zaga burgalesa. Sobrino, en la parte contraria del área, ganó la partida a Caneda, pero su disparo desde el vértice del área chica salió desviado. Acto seguido Pablo botó una falta por encima de la barrera, pero sin demasiada velocidad, que paró bien Razak.

Los leoneses se habían activado, y de qué manera, tras el tanto. Sin solución de continuidad Kijera, muy atento, llegó por detrás para robar la cartera a Berrocal, que se había encontrado con un balón muerto.

A la cuarta fue la vencida. La Ponferradina, que se había repuesto a la perfección del varapalo, encontró la recompensa a su insistencia en el 58 con una volea de Andy desde la frontal que se coló junto al palo derecho de Razak.

Y acto seguido Caneda se tuvo que emplear a fondo para evitar el remate ya en boca de gol de Sobrino. Las tornas habían cambiado y el Mirandés no acertaba a contener la avalancha ofensiva de su oponente.

Tras un cuarto de hora de sufrimiento el Mirandés tomó de nuevo las riendas del choque. Ganó metros sobre el césped y equilibró de nuevo la contienda. Pero sin la profundidad necesaria para poner en aprietos la meta rival.

Ambos equipos recuperaron posiciones defensivas y el partido se cerró tras unos minutos de desconcierto con el balón volando de uno al otra área.

Terrazas buscó más control de la situación reforzando su línea medular con la entrada de Provencio en el puesto de un sancionado y cansado Rúper.

Pero era la Ponferradina quien más llegaba a la meta contraria, como los dos disparos que realizó el autor del gol, Andy (uno mordido y otro desviado).

Por parte del Mirandés Igor Martínez, en una buena acción personal, puso a prueba la meta leonesa en una diagonal desde la izquierda en la que superó a su par y se sacó un disparo con rosca al palo largo que Arrizabalaga tuvo que desviar a córner.

Pero lo mejor estaba por llegar. Una vez más, resucitando el espíritu del mejor tramo de la temporada, el CD Mirandés fue imponiendo su capacidad física sobre la Ponferradina hasta encontrar el tanto que a la postre le dio la victoria.

Corría el último minuto del choque cuando Fran Carnicer, escorado en banda izquierda, puso el balón al corazón del área. Allí apareció el ariete Urko Vera para ganar la partida a la zaga con un poderoso salto. Su cabezazo picado acabó en el fondo de las mallas.

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