Conchita Wurst: "Tengo dos cerebros"

Con peluca lacia y una barba recortada e intocable (no deja que nadie se la toque, ni siquiera a su estilista),Conchita Wurst se convirtió en todo un fenómeno mediático tras su victoria en Eurovisión. Casi un año después de aquel triunfo, la artista austriaca ha pasado por Barcelona como embajadora del festival, que se celebrará pronto en Viena. Y, orgullosa de su país, también ha actuado esta tarde-noche en la ViennaSphere, la fiesta con la que se ha celebrado, en el Moll de la Fusta de Barcelona, el 150º aniversario de la Ringstrasse, la avenida más famosa de la capital austriaca.Vestida con una ceñida camiseta y una falda tubo que moldean una menuda figura, pisa fuerte subida a unos salones de suela roja y afilados tacones. Un look sofisticado que complementa su discurso, perfectamente hilado y más propio de un coach que de una vencedora eurovisiva.«Soy un corazón con dos cerebros», se define la cantante barbuda. «En el escenario soy Conchita Wurst y en mi vida cotidiana soy Thomas Neuwirth, mi otro yo», cuenta a EL PERIÓDICO. «En una hora me transformo en Conchita. Me gusta maquillarme. Es un momento que me sirve para reflexionar y pensar en mí misma», afirma la joven, que con 26 años acaba de publicar sus memorias (Yo, Conchita), prologadas por Jean Paul Gaultier, en las que narra su dura infancia y su llegada a la fama. En un par de meses también lanzará su nuevo sencillo, You are unstoppable (Eres imparable). «Me siento imparable gracias a mis fans, que están ahí, que me apoyan», reivindica.Agota las entradas de sus conciertos, desfila para Gaultier yLagerfeld y ha hablado en el Parlamento Europeo para defender los derechos de homosexuales y transexuales. Un mensaje que predica en sus canciones, que hablan de tolerancia. Asume que no puede gustar a todo el mundo y quita importancia a la campaña contra su imagen que ha liderado Vladímir Putin. «Tengo muchos fans en Rusia. Cuando salga mi disco en mayo, seguro que se convierte en número uno», bromea.«Solo soy un personaje que intenta hacer feliz a las personas. En Latinoamérica, Conchita significa mujer guapa», especifica. También es el órgano sexual femenino, y Wurst es salchicha en alemán, pero también tiene connotaciones sexuales. Lleva tatuada la Sirenita en el brazo porque aprendió a cantar con ella, pero su explosión llegó con Eurovisión. Un triunfo que le ha permitido ayudar al colectivo LGTB. «Muchas personas me envían mensajes de agradecimiento. Una drag queen me dijo que gracias a mí ya no la ven como un bicho raro», explica Wurst, que salió del armario a los 17 años.Hoy se siente satisfecha con su cuerpo y con su doble cara. Nada que ver con Dana Internacional, transexual que ganó Eurovisión: «Era un travesti infeliz encerrado en un cuerpo hasta que se operó.Yo soy Tom, un hombre en el día a día y a veces una drag queen feliz de vestirse de mujer sobre el escenario».