El hidrógeno: una posibilidad factible para los Autobuses Urbanos de Burgos
Un alumno del máster en Tecnologías del hidrógeno de la UBU ha realizado un TFM en el que estudia y propone la viabilidad de una flota de autobuses descarbonizada alimentada con hidrógeno

Javier Robador es gerente de H2CYL y ha realizado un trabajo de fin de máster sobre uso del hidrógeno en autobuses.
La búsqueda de alternativas sostenibles en el transporte público se ha convertido en una prioridad global en la lucha contra el cambio climático. En este contexto, un innovador trabajo de fin de máster (TFM) realizado por Javier Robador, Gerente de H2CYL, Asociación Castellano Leonesa del Hidrógeno, dentro del Máster de Formación Permanente en Tecnologías del Hidrógeno de la UBU, explora la viabilidad del hidrógeno como fuente de energía para la flota de autobuses urbanos de la ciudad.
El hidrógeno, conocido por ser el elemento más abundante en el universo, presenta una solución prometedora para reducir las emisiones de carbono en el sector del transporte. Su combustión solo produce vapor de agua, eliminando así los contaminantes nocivos asociados con los combustibles fósiles. Pero, ¿es realmente una opción viable y eficiente para revolucionar el transporte público en Burgos? ¿Cuáles son los desafíos técnicos y económicos que enfrenta esta transición?
Este TFM no solo plantea estas preguntas cruciales, sino que también ofrece respuestas basadas en un análisis exhaustivo y detallado. A través de estudios comparativos, análisis de costos y evaluación de infraestructuras, el trabajo examina la posibilidad de integrar el hidrógeno en la flota de autobuses de la ciudad, buscando no solo la sostenibilidad ambiental, sino también la viabilidad económica a largo plazo.
Además de los beneficios ambientales, la adopción del hidrógeno podría posicionar a Burgos como una ciudad pionera en innovación y sostenibilidad, sirviendo de modelo para otras ciudades en España de similares características.
Javier Robador es ingeniero de Caminos y de Obras públicas, que, aunque comenzó su andadura profesional en el sector de la construcción, ha dedicado prácticamente toda su carrera al sector de la energía, tanto en la construcción como en el mantenimiento, pasando desde las refinerías, centrales térmicas e hidroeléctricas, a la solar y fotovoltaica.
Como campo de investigación, Robador explica que escogió las tecnologías del hidrógeno debido a que es un sector que mezcla las energías renovables con los hidrocarburos y es «un sector aún por desarrollar y donde está todo por hacer». Además, es en el hidrógeno donde reside la posibilidad real de descarbonizar. Aunque se estén implantando energías renovables, a día de hoy, la matriz eléctrica es sólo un 25% de la matriz energética, y el resto sigue procediendo de combustibles fósiles.
Eligió el tema de su TFM considerando que responde a una necesidad real. En 2035 entrará en vigor la normativa europea de emisiones para el sector transporte, donde los nuevos autobuses urbanos deben ser cero emisiones.
Además, la colaboración fluida con la Universidad de Burgos y el Servicio de Movilidad del Ayuntamiento de Burgos, fue un hecho determinante para escoger la capital burgalesa, apunta Robador.
Residiendo en Burgos, se percató de un eslogan que se repite en los transportes públicos de muchas ciudades españolas: «soy ecológico, funciono con gas natural». Sin embargo, Robador manifiesta que esta afirmación es rotundamente falsa, debido a que, aunque se plantean como una opción más limpia en comparación con los autobuses que utilizan diésel, hay varias razones por las que no pueden considerarse completamente ecológicos como son las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) mediante el metano y el CO2, y otras partículas, si bien, afirma Robador, que solucionan las emisiones de gases NOx.
Las fases de este trabajo de investigación han sido en primer lugar, un estudio que recogió el estado del arte, analizando las experiencias que ya se han llevado a cabo en este ámbito, tanto en la parte de equipamiento como de los propios vehículos.
Tras ello, se realizó un análisis de viabilidad donde se definió el punto de equilibrio a partir del cual el modelo de movilidad basado en hidrógeno es competitivo tanto en términos económicos como técnicos e incluso sociales.
Después, se analizó la situación de Burgos y bajo la hipótesis surgida de ahí, se ha definido un plan exhaustivo de implementación, incluyendo una estimación de plazos.
Las ventajas que ofrece el vehículo de hidrógeno, que no deja de ser un vehículo eléctrico, respecto a los de batería, radica en la autonomía y en la operativa. La autonomía de un vehículo de hidrógeno es aproximadamente el doble que la de un eléctrico puro, lo que se traduce en que un vehículo sólo necesite repostar una vez cada dos días, y que permita trabajar 16 horas sin interrupción, coincidiendo con la demanda en ciudades como Burgos.
Robador recalca que el vehículo de hidrógeno se comporta mejor en condiciones climáticas como las de Burgos, evitando también la degradación de las baterías.
Otro beneficio es la eficiencia en el repostaje, capaz de realizarse en unos 9 minutos, ya que el hidrógeno se puede almacenar, y la electricidad no, al menos a gran escala. En el caso de los autobuses, que se cargan por la noche, sería imposible aprovechar la energía fotovoltaica, energía a día de hoy más económica.
La conclusión principal del estudio es que la viabilidad del hidrógeno se da con flotas medianas, y que cuanto mayor es su implantación, es mucho más competitivo.
Esto puede parecer muy obvio, pero no es así, afirma Robador. En el caso de los vehículos eléctricos no hay una ventaja a la hora de ampliar las flotas, sino que, al duplicar vehículos, se crea la necesidad de duplicar infraestructuras para darles un servicio funcional, duplicando costes, sin ninguna economía de escala. En segundo lugar, desde el punto de vista económico, el estudio concluye que el hidrógeno verde es competitivo frente al diésel, combustible más utilizado en este tipo de flotas.
Este estudio podría aplicarse a otras ciudades, aunque con algunos ajustes. Los resultados serán muy parecidos en ciudades a partir de 180.000 habitantes, y en ciudades mucho mayores los resultados serán mucho más satisfactorios por la economía de escala.
Robador está convencido de que el hidrógeno tiene viabilidad también para ser uno de los combustibles para los coches particulares en un futuro. Nos cuenta que se abre una nueva era donde cada usuario podrá decidir entre las diferentes alternativas que hay en el mercado. Los grandes fabricantes de coches ya tienen en sus planes lanzar vehículos de hidrógeno, y esa competencia hará que estos bajen de precio y sean más accesibles.
Lo que sí es muy importante es que se desplieguen las hidrolineras donde recargarlos. El gobierno ha incentivado y subvencionado la instalación de postes de recarga eléctricos y la adquisición de los vehículos, y debiera ser de la misma forma con las hidrolineras.
Robador ha hecho llegar una copia de su estudio al Ayuntamiento de Burgos, para que pueda ser valorado como una opción a tener en cuenta para la descarbonización de las ciudades, y está seguro de que, si el Ayuntamiento fuese el primero, daría seguridad a muchos particulares y empresas a incorporar vehículos de este tipo en sus flotas.