El terror vuelve a Francia con una brutal decapitación

Casi seis meses después de los atentados yihadistas que sacudieron París, en los que murieron 17 personas, Francia volvió a ser escenario de un macabro acto terrorista cometido en la firma Air Products, una empresa química situada en un complejo industrial a unos 15 kilómetros de Lyón, en el sureste del país, que se saldó con un hombre decapitado y dos heridos leves.Todo empezó a las 9.28, cuando una furgoneta de reparto entró en el recinto con el correspondiente permiso, necesario para acceder a un lugar donde se almacenan productos peligrosos. El conductor no llamó la atención porque los vigilantes le conocían, según relató el fiscal de París encargado de la investigación, François Molins. Luego se oyó una explosión que provocó la inmediata llegada de los bomberos. En ese momento, sorprendieron a un individuo intentando abrir botellas de acetona y logran neutralizarle. Aunque se negó a revelar su identidad, fue reconocido por los trabajadores de la empresa.Horas después fue el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, quien dio su nombre: Yassin Salhi, fichado en el 2006 por sus vínculos con el movimiento salafista, pero sin causas judiciales pendientes desde 2008 y por tanto no sujeto a especial vigilancia. Es el principal sospechoso de haber decapitado al director comercial de la empresa de transportes en la que trabajaba y cuya cabeza apareció cubierta de inscripciones en árabe y colgada de la valla de acceso a la fábrica, de la que colgaban dos banderas islamistas.El cuerpo del decapitado fue hallado en el interior de la furgoneta. El atentado sorprendió al presidente, François Holland,. en Bruselas, donde asistía al Consejo Europeo, y desde allí mismo hizo, visiblemente afectado, un llamamiento a la unidad. «La emoción no puede ser la única respuesta. La respuesta es la acción. No hay que ceder al miedo, jamás, ni crear divisiones inútiles, eso sería intolerable», dijo antes de abandonar la capital comunitaria para volver a París, donde presidió un consejo de ministros restringido en el que se adoptaron las primeras medidas para reforzar la vigilancia de los lugares estratégicos.Seguridad reforzada

Desde los atentados de enero, Francia mantiene activado el llamado 'Plan Vigipirate' en lugares como aeropuertos, estaciones de tren, mezquitas o sinagogas. La decisión de ayer elevó la alerta a su grado máximo (atentado) durante tres días en la región de Ródano-Alpes, donde se produjeron los hechos.También el primer ministro, Manuel Valls, decidió interrumpir la visita oficial que realizaba a Colombia y Ecuador. «Este ataque, este escenario abyecto, demuestra que la amenaza yihadista sigue siendo extremadamente alta. Frente a este gran desafío no debemos en ningún momento bajar la guardia», dijo Valls desde Bogotá.La sección antiterrorista de la Fiscalía de París es la encargada de llevar a cabo la investigación. Además de la detención del principal sospechoso, Yassin Salhi, los registros practicados en su domicilio condujeron a la detención de su esposa y su hermana. De momento, nada hacía pensar a los investigadores la presencia de más cómplices. El titular de Interior, Bernard Cazeneueve, insistía anoche en TF1 que ya no se trata de grupos terroristas que vienen del exterior y luego se van, sino frente a un «terrorismo de libre acceso» alimentado por internet y una «propaganda extraordinariamente sofisticada» de los grupos terroristas.En todo caso, los expertos subrayaban ayer la novedad que suponía hallar en territorio francés el particular modus operandi del Estado Islámico, que hasta ahora solo practicaba la decapitación en países en guerra, como Irak o Siria, y el temor de que se haya pasado a una nueva y diferente etapa. Francia se solidarizó ayer con Túnez, golpeada también por el terrorismo en pleno Ramadán y viernes de oración. Hollande llamó por teléfono al presidente tunecino para garantizarle su colaboración. Hoy el presidente francés volverá a reunir al consejo de ministros para hacer analizar las consecuencias del atentado.