El Correo de Burgos

EMOTIVA VISITA

Una mujer británica condenada a muerte en Indonesia juega con su nieta por primera vez

Lindsay Sandiford, condenada por tráfico de drogas en el 2013, pidió conocer a la pequeña tras saber qué día iba a ser fusilada. Su ajusticiamiento ha sido cancelado hasta el año que viene por lo que los abogados intentarán presentar una apelación, la cual cuesta 25.000 dólares.

Lindsay Sandiford con su nieta en su celda de la prisión de Kerobokan, en Bali.-

Lindsay Sandiford con su nieta en su celda de la prisión de Kerobokan, en Bali.-

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Una mujer británica condenada a pena capital en Indonesia ha recibido la visita de su nieta, a quién aún no había conocido, en el corredor de la muerte.Lindsay Sandiford, de 59 años, encarcelada por tráfico de drogas en Bali pidió a su familia la oportunidad de conocer a la pequeña Ayla tras ser informada por sus abogados de que iba a ser fusilada junto con otras nueve personas el 21 de setiembre. Ayla, de dos años, nació siete meses después de que su abuela fuera arrestada en mayo del 2012.De momento, el Gobierno de Indonesia ha decidido retrasar la ejecución de Sandiford, al menos este año, por lo que podría encontrarse ante un pelotón de fusilamiento a partir del mes de enero.El equipo legal de la acusada ha ganado un valioso tiempo en el que deberán reunir los 25.000 dólares que se necesitan para presentar una apelación contra la pena de muerte que pesa sobre Sandiford. CAMBIO DE OPINIÓNEn un principio Sandiford se negaba rotundamente a que su hijo llevara a Ayla a visitarla a Bali. "Es mejor que no me conozca", expresó hace algunos meses. Pero finalmente fue ella quién pidió la oportunidad de conocer a su nieta y pidió a sus allegados que la visitaran antes de su ejecución."Estoy muy feliz de haberles visto. Ha sido realmente fantástico", expresó Sandiford al finalizar la última visita, aún muy emocionada."No podía creerme lo bonita que es Ayla y haber tenido la oportunidad de conocerla ha sido lo mejor que me ha ocurrido", expresó al medio birtánico 'The Mail' y añadió que es consciente de que talvez esta sea "la primera y última vez que la veo". UN POCO DE ALEGRÍA"Es la niña más dulce que he visto jamás", aseguró su abuela y explica que repartió besos hasta a los guardias de la cárcel."Cuando la gente viene a verme normalmente terminan llorando. Con mi nieta ha sido al revés. Solo quería jugar y pasárselo bien", añadió.Sandiford agradeció a los funcionarios de la prisión de Kerobokan que permitieran que su familia la visitara diariamente y, además, le concedieran una visita especial de tres horas y le permitieran celebrar una misa. CEREMONIA DE DESPEDIDAUn pastor británico, Dee Stepo, afincado en Australia, ha iniciado una recaudación de fondos a través de Facebook para intentar ayudar a Sandiford en su batalla legal. Además, el viernes fue él quien ofició la ceremonio para la prisionera y sus familiares, durante el último día en el que se les permitía visitarla.Al final de la misa, que tuvo lugar en el aérea de visitas de la prisión de Kerobokan, Sandiford se despidió de su nieta entre lágrimas y abrazos mientras un grupo de guardias penitenciarios apremiaban a los visitantes a marcharse. EL CASO SANDIFORDSandiford, originaria de Gloucestershire donde trabajaba como secretaria legal, fue sentenciada a muerte en enero de 2013 acusada de tráfico de drogas al ser encontrados en su equipaje cinco kilos de cocaína (valorada en más de dos millones de euros) después de haber volado de Bangkok (Tailandia) hasta Bali.La mujer aseguró que fue obligada a llevar la carga después de que la amenazaran de muerte a ella y a su hijo. Cooperó con la policía en una operación en la que se lograron detener a altos capos del narcotráfico de Indonesia. Pero, a pesar de ello, se la condenó a la pena máxima.El presidente de Indonesia, Joko Widodo, ha dicho en numerosas ocasiones que no se les brindará ningún tipo de clemencia a los traficantes de drogas. ESCASA AYUDA BRITÁNICAEl primer ministro británico, David Cameron, habló del caso de Sandiford durante su visita de Estado a Indonesia a finales de julio. Aseguró que ayudaría a la familia aunque el Gobierno británico no está dispuesto a ayudar a financiar los costes de esta lucha judicial.Se espera que la defensa presente la apelación antes de que acabe este año, si se consiguen reunir los 25.000 dólares. Los abogados se centrarán en convencer al juez de aceptar la pena que recomendó la fiscalía – 15 años de cárcel y servicios a la comunidad – en el primer juicio de su caso.

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