El Correo de Burgos

AGRICULTURA

Los hongos acechan al cereal

Cultivos El estado del campo es «bueno» de forma general, aunque la lluvia y las altas temperaturas favorecen los ataques fúngicos en los cereales/ Los técnicos recomiendan vigilar el cultivo y actuar a tiempo ante la septoria o la roya para evitar mermas en la cosecha

Campo de cereal de invierno en las inmediaciones de la capital palentina en pleno verdor primavera.-BRÁGIMO

Campo de cereal de invierno en las inmediaciones de la capital palentina en pleno verdor primavera.-BRÁGIMO

Publicado por
MARISOL CALLEJA
Burgos

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L os agricultores de Castilla y León han aprovechado estas últimas semanas para tratar las tierras, es decir, dotar a las parcelas del abono y herbicida necesario para favorecer un buen desarrollo del cultivo esta primavera. Unas labores que se han realizado de forma generalizada en toda la Comunidad, aunque hay aún algunas explotaciones en la zona norte donde la humedad está retrasando estos trabajos.Es, por tanto, conveniente identificar aquellas superficies que presentan estos días todavía una sintomatología amarillenta debido a que, o la tierra no se ha podido abonar o la planta no ha asimilado al completo los fertilizantes. Así lo explica Nieves Aparicio, técnico de cereales del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, Itacyl, que reconoce, sin embargo, que también se están detectando en el campo algunas enfermedades fúngicas propiciadas por las altas temperaturas medias del inicio del año y la humedad debido a las constantes lluvias.Las enfermedades foliares causadas por hongos constituyen uno de los principales factores limitantes del rendimiento y calidad de los cereales de invierno en la actualidad. El control de estas enfermedades permite obtener mayores rendimientos y contribuye a reducir las oscilaciones de producción de unos años a otros. En algunos casos, la propagación de la enfermedad se encuentra en la semilla o en el suelo, por eso, los técnicos invitan a llevar a cabo medidas preventivas que tienen que ver con una «buena» selección y tratamiento previo de la semilla, una «adecuada» rotación de cultivos, como obliga la nueva PAC, y el uso de variedades resistentes.Si hablamos de los ataque provocados por hongos, en esta campaña, son los cultivos de siembras tempranas los más perjudicados, observándose principalmente septoria (Septoria tritici) en parcelas de trigo y rincosporium (Rhinchosporium secalis) en algunas cebadas, según el Itacyl. Las siembras tempranas, debido a las condiciones climáticas del invierno, se han visto adelantadas en ciclo, de manera que el cultivo se está viendo afectado al final del ahijamiento o el principio del encañado, según las zonas y cultivos. En el caso de la septoria, y como explican desde el Itacyl, se pueden observar manchas dispersas marrón claro que al final confluyen, rodeadas de aureola amarilla. A veces, y es lo más característico, en su interior se observan puntitos negros, los picnidios. Las infecciones iniciales se presentan en las hojas inferiores y progresa hacia las superiores, siendo las salpicaduras de las gotas de lluvia el principal vehículo de dispersión. Por otra parte, el rincosporium, en cebada, es característico por la presencia de manchas ovales o alargadas de tono blanquecino rodeadas de un borde marrón-negruzco. Se observa sobre todo en variedades de primavera sembradas antes de su época. Es una enfermedad que también se dispersa mediante las gotas de lluvia y por el viento. El objetivo en este aspecto, como explica el responsable de cultivos de Agropal, Urbano Blanco, es «salvar la hoja bandera», es decir, aquella que está más cerca de la espiga y «de la que depende el 80% de la producción». De momento, los problemas no son «tan importantes como se había pensado», según la cooperativa, que reitera que «es aún pronto». Eso sí, no dudan de que si la temperatura aumenta, como está ocurriendo en los últimos días y la lluvia continua, las enfermedades aparecerán en el campo. Por eso, la recomendación sigue siendo «permanecer vigilante y actuar a tiempo», lo que para el responsable de la cooperativa palentina quiere decir, «al primer síntoma» de estas enfermedades. Hay que tener en cuenta también que los tratamientos de herbicidas que se han realizado en las tierras podrían tener que repetirse, ya que con la lluvia volverán a nacer malas hierbas y se hará necesaria otra aplicación, como señalan los técnicos.Las enfermedades fúngicas se están detectando «antes de lo que es habitual» debido a la climatología, por eso, conviene llevar a cabo estrategias de control para evitar que las enfermedades foliares provocadas por hongos afecten a los rendimientos y la calidad de la cosecha de los cereales de invierno en Castilla y León. Ese es el mensaje de los técnicos.

En la Comunidad se destinan en torno a 1.900.000 hectáreas a estos cultivos, siendo el trigo con 868.358 hectáreas el cultivo principal.Junto a la septoria, una de las principales amenazas para el cultivo de trigo sigue siendo la roya amarilla. Recordamos que es una enfermedad causada por el hongo Puccinia striiformis, que puede afectar al trigo, cebada y triticale. De hecho, la técnica del Itacyl advierte de una nueva raza «más agresiva» que habría dado la cara ya en otras comunidades autónomas afectando al triticale. En la Comunidad se han detectado algunos síntomas, aunque, según la Junta, «de forma anecdótica».No hay todavía ninguna alerta en el campo. En este sentido, Nieves Aparicio recuerda que, dentro del marco del plan Director de lucha contra plagas agrícolas de Castilla y León, «está en marcha el procedimiento de vigilancia de plagas y enfermedades en cereales de invierno». El objetivo del mismo es la detección temprana de riesgos en cualquier zona de cultivo de cereal en nuestra comunidad y, la emisión de avisos y alertas al sector, como se viene realizando en los últimos años.En cuanto a la roya amarilla, será precisamente a partir de este mes cuando la enfermedad pueda empezar a mostrar los primeros síntomas. Las infecciones primarias se producen sobre el cultivo del trigo en otoño por medio de las esporas arrastradas por el viento, aunque es a principios de primavera cuando el hongo se multiplica y se dispersa la enfermedad. Y es que como destaca Aparicio, «es un hongo aéreo», viaja grandes distancias siguiendo los vientos dominantes. Las temperaturas medias óptimas para el desarrollo de la enfermedad están entre los 10-15 grados y precisa de humedad en la hoja para poder infectar. No se debe olvidar que lo que caracteriza a esta nueva raza es su «desarrollo explosivo», por lo que la detección temprana de la infección es «clave».Desde el Itacyl se insiste en que el método de lucha «más eficaz» sigue siendo la utilización de variedades menos susceptibles, aunque hay que tener en cuenta que hay variedades que han dejado de serlo debido a la gran capacidad de mutación del patógeno. No está demostrado que un sistema de laboreo u otro suponga alguna diferencia respecto a la infección, pero se cree que «tener un cultivo bien fertilizado y sano ayuda al mismo a defenderse mejor del ataque. Cada campaña, apuntan, «será necesario vigilar su aparición, hacer un seguimiento de su incidencia y valorar la necesidad de realizar tratamientos».La percepción general es que el estado del campo es «bueno». El profesional pide agua y temperatura, de forma constante.

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