El Correo de Burgos

Agricultura

«La sequía está haciendo mucho daño en el campo»

José Manuel Iglesias cultiva cereal, viñas, almendros y pistachos

José Manuel Iglesias posa con su hijo Adrián.

José Manuel Iglesias posa con su hijo Adrián.E. M.

Publicado por
Loreto Velázquez
Burgos

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José Manuel Iglesias Gonzalo tiene un total de 270 hectáreas entre Fuentemolinos, Haza, Fuentelisenso y Sacramenia. Ahí cultiva sobre todo cereal y viña y reserva una parte a almendros y pistachos.

El año 2023 no fue nada bueno y eso que se libró del pedrisco y de las heladas. «La sequía está haciendo mucho daño en el campo», advierte con la mirada puesta en una cosecha de cereal que tras dos años sin lluvias ha vuelto a quedar muy mermada.

El pistacho tampoco le ha dado suerte. Dicen que a los 7 años comienzan a dar frutos, pero en su caso está costando más de lo esperado. «Tuve muchos problemas con los portainjertos al principio y ahora van con retraso. De hecho este año que se supone que deberían haber dado, solo he cogido un puñado para probarlos», asegura con resignación.

El único cultivo que se ha salvado y que le ayuda a cuadrar cuentas es el viñedo que tiene en cerca de 4 hectáreas dentro la denominación de Origen Ribera del Duero. «La viña ha ido normalilla pero al menos ha tirado y ha salvado un poco al resto», sostiene este agricultor que vende a una bodega de la zona.

Pero, ¿cuál de estos cultivos es el más delicado? José Manuel no duda: «todos». «Tanto las cepas como la cebada o los pistacheros, aquí en el campo todo está muy expuesto a los cambios climatológicos: el hielo, el pedrisco, la sequía… al final todo afecta y no hay forma de proteger. Si te toca, te toca».

Insumos

Y aunque ya no estamos en las cifras astronómicas de los últimos ejercicios, los insumos como el gasoil siguen sin dar tregua a los agricultores. «De abonos todavía no lo sé porque no he comprado aún pero el año pasado estaba muy caro», subraya sin olvidar las reparaciones de la maquinaria y los repuestos que «se han disparado como nunca».

Con 270 hectáreas el trabajo diario es continuo en la explotación agraria. «Mi mujer, Susana, trabaja y me ayuda pero ahora es mucho más complicado que antes. El campo actual te obliga a hacer muchos más números».

Él lo tiene claro: el aumento inesperado de temperaturas que hemos vivido en el recién acabado mes de enero ni encaja en invierno ni es bueno para el campo. «Hemos pasado de estar a 7 grados bajo cero a 17», advierte preocupado porque si el ciclo se adelanta, los estragos de las heladas pueden ser demoledores.

José Manuel tiene los cereales, y cuando pone girasol, en regadío, mientras que los almendros están en secano y los pistachos comparten ambas opciones. «Con la sequía hay determinados cultivos donde el regadío ha dejado de ser una opción», señala.

Libertad

Él comenzó en el campo, como casi todos, siguiendo la estela de su padre. «Él me dejó alguna tierra y luego yo he ido ampliando con rentas».

A diferencia de antes cuando encontrar tierras era casi una odisea, «ahora van saliendo más». «Los mayores se van jubilando», asegura con la esperanza de que sus dos hijos, Adrián y Rodrigo, puedan continuar con la tradición. «Por ahora son pequeños pero esto del tractor les gusta mucho».

Probó trabajar en una empresa, «pero a mí lo que me gusta es el campo». «Es verdad que es duro y exigente pero me da mucha libertad y a mí me llena».

Si el cereal y la viña representan el grosor de su negocio, los almendros son su capricho, aunque tampoco le dan muchas alegrías. «El problema son las heladas y este año el riesgo es todavía mayor porque con el calor de estos días están adelantados», afirma consciente de que si cae una helada cuando el árbol ha brotado, arrasa con todo.

Lo cierto es que aunque el almendro es un cultivo tradicional que siempre se ha visto en los pueblos, pocos tienen el privilegio de vivir de este fruto.

Almendro

En Castilla y León, el almendro está encontrando su espacio sobre todo en la zona centro-oeste, en las provincias de Valladolid, Zamora y Salamanca, pero sigue siendo minoritario en comparación con otras zonas y sobre todo, con otros cultivos como el viñedo o el cereal, que aquí en Ribera del Duero son mayoritarios. «El almendro es complicado sobre todo al principio, en el momento de la plantación. Si lo desarrollas en secano, como yo, es importante realizar un riego inicial y luego hay que hacer la poda para optimizar la producción», explica a sabiendas de que en este tipo de cultivo, la principal amenaza es el pulgón, la oruga y el siempre letal gusano cabezudo, que te obliga a arrancar el árbol. «Yo por ahora no lo he sufrido nunca», termina.

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