Miles de hectáreas arrasadas por conejos entre Burgos y Palencia
Ayuntamientos y agricultores exigen medidas de choque para paliar los daños al girasol y el cereal. Asaja no descarta denunciar al Ministerio de Transportes por los perjuicios del AVE

Huras de conejos en el término municipal de Villaldemiro (Burgos).
El problema se perpetúa y los agricultores, «desesperados», reclaman soluciones efectivas para evitar que sus cosechas sigan mermando. «Hay más conejos que personas», asegura Facundo Castro, alcalde de Villaldemiro, a sabiendas de que la plaga no deja de extenderse por la zona este de la provincia de Burgos y la vecina Palencia. Miles de hectáreas arrasadas, en su zona «más de 3.000», con el perjuicio económico que eso conlleva.
«No solo conejos. También hay corzos, jabalíes y gamos», advierte el regidor de Villaquirán de los Infantes, José Daniel Grijalvo. Ahora mismo, tiene una parcela de 40 hectáreas de la que apenas podrá obtener rendimiento esta campaña por culpa de la plaga. Ese es su caso particular, pero estima que ya hay «150 o 200 hectáreas» afectadas en todo el término municipal, que ronda las 1.200. De Buniel a Villodrigo, le consta que el grado de afectación sobrepasa las 2.000 hectáreas.

Campo de cultivo afectado por la plaga de conejos en el municipio burgalés de Villaldemiro.
Desde Los Balbases, el presidente de Asaja Burgos, Esteban Martínez, recuerda que la plaga se ceba con los campos de cultivo de la zona desde hace años. Sin embargo, el panorama actual es «insostenible». De 200 hectáreas, los conejos le han dejado «25 totalmente arrasadas». Y de las 6.000 de cultivo que atesora la localidad, alrededor de 1.800 se encuentran afectadas, si bien reconoce que «igual me quedo corto».
La llegada de la Alta Velocidad marcó un antes y un después en los pueblos burgaleses y palentinos por los que discurre la A-62. «Antes no había problemas», señala Grijalvo. Sin embargo, la consolidación del AVE ha propiciado la creación de un «reservorio de conejos» que campan a sus anchas cruzando tanto la carretera como las vías férreas.
Aunque los daños son «muy elevados», con grandes parcelas «como un barbecho» porque al segundo o tercer años los seguros ya no cubren las pérdidas ocasionadas por la fauna salvaje, las administraciones hacen oídos sordos. Castro apela a Adif y la Renfe sin obviar al resto de organismos competentes. «Vivimos del campo», enfatiza, consciente de que el problema no solo afecta a los agricultores, sino también a los cazadores y los ayuntamientos de la zona. Al final, «perjudicados somos todos».
Grijalvo, por su parte, lamenta que la Junta de Castilla y León no esté haciendo «nada de nada». Ni siquiera a pesar de que una hectárea genera un gasto medio de unos 300 euros. O de que el seguro, en su caso y en el de otros agricultores, perite una «falta de nascencia» en campos de girasol o de cereal que han sido 'visitados' previamente por conejos. Económicamente hablando, tal y como indica Castro, una «millonada» que se pierde.
«Este año se presenta muy mal», sentencia el alcalde de Villaquirán. Hace no mucho, se encontró con una manada de 25 gamos. «Una parcela de girasol te la destrozan», apostilla mientras insiste en su llamamiento a las administraciones competentes para que tomen medidas. Por ejemplo, autorizando la presencia de ceperos para evitar la proliferación de conejos en el territorio.
Ante esta tesitura, Asaja se reunió a finales de año con los agricultores para «ver qué se puede hacer». En aquel encuentro, aun sabiendo que «la solución no es fácil», Martínez adquirió varios compromisos. De entrada, contactar por escrito con los cotos de caza para trasladar el «malestar» del sector y pedir su implicación a la hora de controlar la población.
En paralelo, el presidente provincial de Asaja solicitó reunirse con el jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente en Burgos, Javier María García, y con el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz. Con el primero, se encontrará el 21 de enero. Una larga espera, sin duda, porque el problema no remite y se requieren soluciones urgentes.
Otra de las propuestas de Asaja sería que se convoque, cuanto antes, una nueva mesa de trabajo regional para abordar la superpoblación de conejos. Durante la última, en 2023, Martínez ya expuso ante los representantes de Adif y del Ministerio de Transportes que la plaga se había extendido sobremanera a raíz de las obras del AVE. En respuesta, le aseguraron que se estaban intentando actuar sobre el terreno cambiando las vallas.
«No es efectivo», apunta Martínez. Ni ayer ni hoy. Por eso, volverá a insistir en la necesidad de autorizar el uso de productos químicos para evitar que el número de ejemplares siga creciendo. Y tomar nota de lo que se ha hecho en otras comunidades autónomas como Cataluña, donde se han impartido cursos, con su posterior titulación, para que «los agricultores puedan hacer control poblacional por la noche».
Después de recabar las reivindicaciones del campo burgalés, las mismas que se demandan en tierras palentinas, el líder provincial de Asaja permanece en contacto con los municipios afectados con la esperanza de aportar novedades en breve. Tal y como está el patio, la organización considera imprescindible que se declare la emergencia cinegética. Una medida que, como es lógico, los agricultores respaldan de pleno.
Si la Junta tuviese en cuenta esta petición y declarase la emergencia cinegética «dejarían flexibilizar las horas de caza», asevera el regidor de Villaldemiro. Confía en que así sea porque los conejos, poco a poco, «se van extendiendo por todo el pueblo». Y si no, qué mínimo que «nos ayuden directamente». Como sea, pero cuanto antes para poder afrontar la campaña con mínimas garantías.
Si nada cambia, Asaja no descarta encabezar una denuncia contra el Ministerio de Transportes por su nula diligencia a la hora de frenar el avance de la plaga. Tendría que ser, eso sí, de manera individual. No en vano, se plantearía como una acción colectiva si finalmente no queda más remedio que ejercer presión «a base de recursos».