El Correo de Burgos

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No se puede negar, las Edades del Hombre han revolucionado el panorama económico de Aranda y la Ribera. Y es que, seguimos con las calles llenas y los restaurantes del centro a tope. En la comarca los resultados han sobrepasado todas las expectativas, quintuplicando las visitas a Peñaranda, donde las estrellas siguen siendo el palacio de Avellaneda y la colegiata, o en el monasterio de La Vid, donde se han multiplicado por seis. En Caleruega los turistas se han cuadruplicado y la huella también se aprecia en municipios como Gumiel de Izán. Todo un acierto; porque las Edades del Hombre no solo ponen en valor el importante patrimonio religioso de la región, sirven además de revulsivo económico para Aranda, para la comarca y para toda la provincia. Así se observa en los últimos datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística, donde la provincia de Burgos experimenta un incremento del 20 por ciento en pernoctaciones en turismo rural, y un 8 por ciento en número de viajeros. «Las Edades del Hombre han repercutido para que Burgos haya vivido el mejor segundo verano en viajeros de turismo rural de los últimos diez años en Castilla y León», subrayó ayer el director general de Turismo, Javier Ramírez. Y todos coincidimos. Las Edades del Hombre siguen teniendo una capacidad de atracción importante, 26 años después del inicio de su andadura, incidiendo directamente desde el punto de vista económico. También lo dice la asociación de empresarios Asemar: el volumen de negocio ha crecido un 40 por ciento; una cifra significativa si tenemos en cuenta que el 80 por ciento de los visitantes de las Edades, realizan al menos una comida en restaurantes de Aranda o su entorno.

Dicho esto, no podemos dormirnos. El fin de ‘Eucharistia’ está a la vuelta de la esquina, y sin posibilidad de prórroga, Aranda de Duero debe replantear su oferta turística para consolidarse como una alternativa de calidad. De todos depende.

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