Soldaditos de plomo
Una mirada hacia nuestro ejército de tierra mar y aire nos viene de vez en cuando. Está enquistado con lo justo para ir tirando y gastar pólvora a cuentagotas. Desde generales a sargentos lo más que les importa es que les llegue la paga a principios de mes. No hay arranques por la tremenda ni batallón que sea lo que fue. Morir por la Patria y la bandera pudo ser algo que en tiempos pasados se llevaba en la sangre pero según están las cosas hoy, mejor ir tirando y de vez en cuando, pasear el verde caqui de los soldados en prácticas de tiro. El Rey nuevo, alto y de buena percha, pasaba ayer revista a sus tropas en el Madrid de los Austrias, con más apariencia que realidad y mucho maquillaje de Estado Mayor. Y en las filas, muchas ausencias. Las miserias de los cuarteles se quedan para mañana entremezclado de veteranía, cobardías y oficios perdidos. Desde luego, bien enseñado está nuestro ejército que ya no se subleva ni siquiera hace pucheros con la sensación de una España en cierto riesgo. Será que la democracia ha calado en las garitas y ya no hay riesgo de amotinamiento ni golpe de estado. Ojo, que en el reloj de la España moderna, no hace mucho, por menos de lo que está pasando, un tipo con bigote entró a saco en el Congreso de los diputados. Desde el 23F, treinta y cuatro años han hecho madurar a los españoles y serenar los tanques y fusiles. Estamos a salvo de sustos y ruidos de sables. Un ejercito que viene bien para inundaciones y crecidas de ríos que se salen de madre. Además de apagar fuegos y pasear las medallas por la Castellana. Que de nuestros impuestos sale su rancho, los pases pernocta y las balas. Entonces se doctoraban en la Legión los desterrados y evadidos que después de tatuarse, juraban dar su vida por la tierra. Esos tiempo no volverán. Hoy el militar de carrera es un funcionario con derecho a vacaciones y pagas extras. Lejos queda la lealtad a esa terrible compañera de quien se enamoró el novio de la muerte por defender su enseña. Quien piense que salgan a pecho descubierto por una nación que se avergüenza de poner en sus balcones la bandera, lo tiene claro. Hacen bien. Soldaditos de plomo, macuto y vergüenza.