El Correo de Burgos

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Con el amor y el hambre no se juega. Ni se puede jugar con el fatal destino que arde la mayor empresa de nuestra Ciudad. Campofrío se ha quemado hasta los cimientos en la madrugada de ayer sin que nadie entienda cómo y por qué. La cuestión, pensar en ganar tiempo al tiempo y entre todos, echar una mano. Hoy será día para condolencias y declaraciones de solidaridad de los prohombres que seguramente poco después, escurrirán el bulto. En esto pocas bromas, que se nos va el despegue de Burgos como urbe contemporánea. La marca de ciudad viene pegada a éste nombre tan nuestro. Campo y frío es lugar para curar la matanza de los pueblos de Castilla. A las nueve de la mañana el WhatsApp al rojo vivo con humo negro y cortos de vídeo que gracias al dios del Viento, apuntaron hacia el este. Es muy grave lo que ha pasado desde varias miradas. La gravísima situación que hemos estado a punto de compartir en toda la capital y la peor, que toca a casi mil familias directas y otras muchas indirectas. Las campanas de la Antigua de Gamonal tocaban a duelo y fuego cercano. De estas cosas tenemos que aprender y salir airosos para que los que vienen por detrás nos juzguen con perspectiva de tiempo. Hoy entendemos después de más de 50 años que esta factoría se ha ido moviendo de sitio en sitio hasta colocarse en uno de los bordes urbanos. Cerca y lejos según para qué. En un sitio inapropiado por razones de movilidad y relación funcional con la ciudad e infraestructuras de comunicación y medio ambientales. No es la única que está posada aguas arriba bajo un concepto equivocado de ciudad óptimamente diseñada. El polígono industrial de gamonal debiera de ir desapareciendo paulatinamente para concentrarse en el otro, aguas abajo. El que llamamos Villalonquéjar I,II,III y IV. Y ojalá dentro de otros 50 años, V y VI. La industria de Burgos es lo que aún puede mantenernos en pie y ser competitivos por estar en la devaluada encrucijada de caminos que a pesar de heredar, hemos desatendido. Pero llega la hora de pensar en la reconstrucción inmediata y ni siquiera pensar que una mínima tentación se lleve uno de nuestros buques insignia a otro lugar lejano. Eso si, a grandes males grandes remedios y al menos, dedicar unos pocos días a imaginar el nuevo Campofrío en otro lugar más adecuado de Burgos, aunque parezca una locura. Esta y no otra, es la verdadera prioridad que nos va a poner a todos, a prueba.

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