El Correo de Burgos

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EN ESTAS fechas de regalos, a más de a uno se le habrá pasado por la cabeza de comprar un cachorrito. ¡Y con razón! Son tan dulces y cariñosos, tan tiernos, que resulta muy difícil resistirse. Pero antes que dar el paso, hay que estar bien seguro de que en nuestro ritmo de vida va ha tener espacio un cachorro, que luego crece, que tiene sus necesidades de comida, de espacio y de tiempo.

Si la respuesta es afirmativa, la idea de comprar un cachorro es una idea genial. Al fin y al cabo, el perro es un animal capaz de un amor incondicional que resulta desarmante. Un perro quiere a su amo aunque este sea un perfecto imbécil y desde luego, y lo digo con la voz de la experiencia, un perro da mucho más de lo que pide.

Yo siempre he tenido perro y he pasado por los lutos cuando se me han muerto. En esos momentos me he dicho a mí misma que no iba a tener más perros, pero al final, la vida sin ellos se me hace muy aburrida.

Puedo contar que mi anterior perra era de raza, estuvo conmigo dieciséis años y aunque ya han pasado dos desde que dejó este mundo, todavía la echo de menos.

Adoptar un perro, fue mi manera de superar el luto porque un perro no puede sustituir a otros, solo crear una situación diferente. Por esto quise que mi nueva mascota fuese lo más diferente posible a mi vieja perrita.

Mi primer paso fue visitar la protectora de animales y allí había perros estupendos que sólo necesitaban un poco de cariño para devolverte esa mirada de amor infinito con la que miran los perros a sus amos. Era muy pronto y no me supe decidir. Así que pasando el tiempo, la casualidad me llevó a la perrera, donde encontré a Nina.

No se puede decir que sea el perro más bonito del mundo, pero desde luego puedo afirmar, y estoy segura de que los dueños de otros perros que frecuentan mi barrio estarán de acuerdo conmigo, que es la perrita más simpática del parque.

Cuidarla y conseguir que se acostumbrara a su nueva vida no ha sido siempre fácil, pero por lo que yo sé, las cosas que merecen la pena nunca son sencillas.

Me gustaría, desde estas líneas, animar a todos los que están pensando en comprar una mascota en acercarse antes por la protectora de animales o por la perrera, puede que el ser vivo que más les va a amar en el mundo, esté en estos momentos esperándoles encerrado en una jaula.

En mi caso fue un flechazo. Cuando la vi, supe que quedarme con ella iba a ser una buena experiencia, y además, la leyenda que dice que los perros recogidos son más agradecidos es totalmente cierta. Doy fe.

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