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Con la proclamación de Javier Lacalle como repetidor en las filas del Partido Popular, y una vez elevado, este por sufragio, Daniel de la Rosa en el bando del PSOE, todavía no se ha dicho todo, del todo, en cuanto a candidatos a alcalde en esta ciudad. Queda por conocer en qué quedará Imagina Burgos, porque Podemos parece algo desinflado, aunque manifieste apoyar a los que se imaginan otro Burgos.

Mientras, Roberto Alonso, ex UPyD, que llegó a la política con los deberes hechos ahora está en el limbo político, un espacio peligroso porque se desconoce si se puede regresar. Es, por encima de todo, un empresario, que no necesita de la cosa pública, pero al mismo tiempo ama la política, y no desdeña el protagonismo que le concede estar en esa primera línea. Esperamos su decisión y también la de su ex partido, al que le falta ahora un número uno por no querer aceptar un número tres.

Por mi parte, me gustaría escuchar algún discurso con contenido, con cargas de profundidad, con argumentos. ¿Todo llegará? Acostumbrados estamos a oratorias facilonas, frases hechas y expresiones copiadas de los políticos que salen en los informativos nacionales.

Lacalle, en estos cuatro años, ha sufrido la descarga total del concejal Villanueva, de datos quiero decir. Un buen día se encontró con la desaparición de González Braceras, concejal al que aún se le espera algún tipo de explicación de algo. Pero lo que ha marcado su mandato es, sin duda, la oposición vecinal a las obras del bulevar de Gamonal.

De la Rosa, como Lacalle, son cachorros de partido porque han participado, cada uno, en las organizaciones juveniles de sus respectivos, pero el del PSOE con menos experiencia en combate. Es más joven. Ha de crear un refugio político en el que sentirse a gusto. Si se parapeta en las trincheras de Fernández Santos ya sabe que le pedirán lucha cuerpo a cuerpo. El PSOE no sale del bache desde hace tres legislaturas y por el camino va perdiendo gente válida como Carmen Hernando, por poner un ejemplo.

Los de Imagina, buscan la llamada de la tribu para, con eso, justificar todo. Qué fácil es hablar y qué difícil decir algo con sentido. Las peroratas de algunos me recuerdan a cuando éramos chavales y soñábamos con un delegado de curso que nos quitara los exámenes. Yo lo que imagino es una ciudad en la que todos los concejales, desde el primero al último, tengan la suficiente preparación para ejercer su cargo, con experiencia profesional y con una idea de ciudad en la cabeza, más allá de la construcción de rotondas. Me da que imagino mucho, como Lennon.

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