Más de lo mismo
TODOSSE ven ganadores. Todos tienen buenas sensaciones y mejores expectativas, y en su vocabulario no incluye la palabra ‘perder’. Lanzan sus mensajes ahora ampliados y amplificados por las redes sociales. Antes se comentaba que si una gran cadena no te tenía en tu lista de regalos navideños, no eras nadie. Pues ahora quien no tiene perfil twitter o facebook o cuenta con blog o no es trendic topic, no es nada. Así han cambiado las cosas tanto en el devenir diario, como a la hora de enviar mensajes electorales para captar aquellos votos que hagan cumplir las grandes expectativas que encuestas internas dan a cada una de las formaciones políticas que entran en este gran concurso que son las elecciones.
Y en esas estamos, los retwiteos se reproducen cada segundo. Los hay excesivamente activos, pero que a decir verdad, ya lo eran. Los hay que se estrenan en estas lides al mismo tiempo que lo hace su nuevo estandarte político. también están aquellos que lo miden al milímetro y no colapsan la red pero estudian cada tuit para que este sea más efectivo que el otro...
Y en ese ir y venir del teclado del móvil, ordenador y tablet. En esa euforia desatada de mensajes esperanzadores, optimistas y halagüeños tanto de unos como de otros, parecen no darse cuenta que a pocos contagia su alegría. Con la era pre electoral llegó el optimismo, los balances, las encuestas, los indicadores económicos ascendentes, las promesas de revertir situaciones injustas e insolidarias... ¡Yes, we can! que diría Obama, con la diferencia de que el hastío y la sensación de que esa salida de la crisis no es tal; los escándalos políticos; las corruptelas y chanchullos; silencios en temas incómodos... la sonrisa y el optimismo preelectoral se queda casi en el ámbito de los partidos políticos y sus afiliados, por ser algo generosa.
Los que nos asomamos a la ventana como meros espectadores, observando, contrastando, midiendo... vemos que dicha euforia se empaña con aún 4 millones de desempleados; se empaña con las muertes de mujeres a manos de sus parejas que parece no tener fin e incluso se incrementa esa lacra; con la falta de trabajo para los jóvenes; con la pérdida de población que emigra a otros países buscando oportunidades; con una educación tocada en la línea de flotación; desahucios...
Todos son optimistas y todos van a ganar y si no, serán llave de la gobernabilidad. Qué triste que todavía sólo aspiren a buscarse el mejor sillón y les importa bastante poco el día después de la toma de posesión de sus actas. Al menos en su optimismo el mensaje que lanzan al que vota es precisamente ése: Tu voto para mí que necesito un escaño. Y después dios dirá. Ellos son optimistas. Algunos vemos sólo más de lo mismo en todos.