El Correo de Burgos

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«Lamentablemente estamos acostumbrados». Es una frase que cada año se repite cuando llegan las primeras lluvias y más si son intensas -este año un poco tardías- en la comarca del Arlanza. Los alcaldes y vecinos de los municipios afectados por el desbordamiento del río Arlanza vuelven a achicar agua en sus calles y edificios; miran al cielo por ver si deja de llover y tiemblan ante una alerta de nuevos frentes que pudiera agravar la situación. Observan cómo baja el río a su paso por las localidades y esperan la naturaleza respete los campos de cultivo, nves, viviendas, colegios, para poder continuar con su vida y sus negocios.

Pasadas las lluvias y una vez que las aguas vuelvan a su cauce, será el momento de evaluar los daños ocasionados.

Pero siempre en estos momentos de incertidumbre climatológica, vuelve la misma pregunta a las mentes de los vecinos de la comarca de Arlanza: ¿Para cuándo Castrovido? y una reclamación: que la Confederación Hidrográfica del Duero limpie las riberas del río para que éste baje sin ocasionar los daños que cada año se repiten.

Ha pasado más de una década desde que se hablara que por fin la presa de castrovido vería la luz. El proyecto se inició, después se modificó. Una y otra vez. Finalmente se inició y paralizó en repetidas ocasiones y mientras el río Arlanza baja feroz en tiempos de lluvia y seco, lánguido, casi vacío cuando arrecia el calor.

A la presa de Castrovido, cuyo fin es regular el caudal garantizar el agua de boca y los regadíos y eliminar las avenidas todavía le queda un largo año para su conclusión. Las medidas complementarias han ido ejecutándose, muy lentamente para estas poblaciones que miran cómo baja el río cuando llueve, pero aún queda por hacer y sobre todo, debe mantenerse una limpieza periódica de las riberas para que estas crecidas no sigan inundando siempre las mismas zonas.

Desde el Ministerior de Fomento y el organismo de cuenca deben hacer un esfuerzo por paliar una situación que cada año se repite. Los daños que se ocasionan son cuantiosos económicamente. Desde ese punto de vista, la culminación de Castrovido ahorraría a las arcas unas partidas que ya deberían figurar en los presupuestos. Un año y la presa estará finalizada. Al menos ése es el anuncio en el que las administraciones se conjuran para que Castrovido este regulando el caudal del Arlanza en 2017. Y entonces los municipios , dicen, respirarán tranquilos. Al menos, ésa es la esperanza.

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