El Correo de Burgos

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A mil años luz del ruido de piquetas y escombros que las calles de París, cuando abrieron en canal “ el vientre de París” según la obra maestra de Emile Zola. Los parisinos vieron cómo sus calles estrechas y viejos edificios, daban paso a grandes avenidas y la luz cubrió las sombras en tiempo de Napoleón III. El lápiz del mandatario siempre dibuja sobre planos, por donde han de trazarse las nuevas arterias de la ciudad para su renovación y modernización. Ahora es tiempo de esa palabra mágica que lo mismo se usa para un roto que para un descosido. Regeneración sirve para lo mundano y lo divino. Regeneración democrática, regeneración política, regeneración urbana. Regeneración robada al campo de la ciencia cuando los tejidos degradados se renuevan y sanan. Burgos es ciudad de regeneración y el bisturí municipal apunta sin titubeos al suelo embrujado y maldito de Plaza Vega. Esquina erótica en la que han errado los mejores empresarios años atrás. Sima sin fondo por la que se han colado cientos de miles de euros, esperanzas, contratos y proyectos. Recuerdo como si fuese hoy cuando participé en el proceso de urgente demolición que motivó el ayuntamiento, para dar paso a la inminente construcción de la nueva esquina con vistas al Arlanzón y vieja puerta de Madrid. Han pasado diez años y el intrincado reparto de titulares de los trozos, no encaja. Un puzle difícil de resolver cuando cada propietario dice que lo suyo es mejor que lo de al lado. Ni el dinero ha servido para comprar el orgullo ni el “no nos moverán” de los titulares. Poco más de mil doscientos metros cuadrados son la vergüenza urbanística que fotografían turistas y soportamos burgaleses, en el epicentro más bello de castilla. Hay quien piensa que mejor sería no construir nada en el solar para dejar ver el escenario del Río, Arco Santa María, agujas de la Catedral y sauces del Espolón que se avergüenzan. La plaza que fue imaginada elíptica, nunca se terminará y cada época ha marcado en ella el carácter de los burgaleses. Nuestro Alcalde Javier Lacalle al igual que el Varón de Haussmann apunta con su dedo a este punto y con toda seguridad, decretará en breve la venta forzosa del conjunto. Valiente decisión y arriesgada a la vez, tenida en cuenta que la mitad es de un banco, muy popular, y la otra mitad, de propietarios bien asesorados. Ojalá sea esta la espoleta que sirva para los acuerdos entre todos y de ella, el mejor solar de burgos presuma de belleza.

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