El Correo de Burgos

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Hace treinta y cinco años, Felipe González, un político que había puesto en duda los principios de su predecesor o que había hecho descalificaciones inaceptables de todo el sistema político, se presentó a las elecciones con un proyecto inverosímil para aquella época apoyando una candidatura de izquierdas como no se conocía desde hacía más de cuarenta años. Y ganó. Consiguió diez millones de votos y se mantuvo en el poder casi trece años. Durante esa etapa, transformó la imagen que se tenía de España, modificó, varió y cambió de parecer todas las veces que fueron menester y aun así, repito, ganó más de diez millones de votos.

Con su primer vicepresidente, un tipo con graves problemas de modales y una idea absolutamente incendiaria de lo que tenía que ser este país y sus ministros, a cual más pijo y progre sin más bagaje político que haber corrido delante de los grises, expropiaron RUMASA, metieron a España en la OTAN y dieron los pasos para entrar en la C.E.E y, con todo, renovaron su mandato hasta cuatro veces, dos de ellas por mayoría absoluta. No cabía otra igual.

Análogamente, en el país más poderoso del mundo aparece Donald J. Trump. De él, destacar su falta de proyecto político, su poco respeto por los principios que habían asumido sus predecesores, su pretensión de manejar la maquinaria del establishment basándose en el programa económico que siguen sus empresas o su falta de modales, quizá consecuencia de estar inmensamente forrado.

Nosotros, que somos uno de los países a los que puede beneficiar mucho estar a bien con los yanquis, debemos esperar a ver cómo empieza, debemos esperar a ver cómo reacciona tanto él como su entorno y creo que debemos darle cien días como a cualquiera que entra en el poder. Si le hemos dado cien días a Zapatero, a Puigdemont, a Pablo Iglesias, al Parlamento europeo…, también se los debemos dar a él y luego evaluarle y sacarle un justiprecio. Presumo y espero que todas las malas formas que acredita el magnate Trump las perderá en favor del presidente Trump. Lo cierto es que su slogan “Make América great again!” se las trae y no va a resultar fácil cumplirlo. Pero los americanos tienen ayuda. Ellos confían en dios. Su lema oficial así lo acredita “In god we trust”. Él les acompañará durante estos próximos inciertos cuatro años. Al contrario siempre le podrán aplicar la técnica que se utiliza en su famoso programa de televisión “El aprendiz” cuando uno de sus aspirantes ya no sigue en el programa: "You're fired": Estás despedido.

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