Agua y Cil

Se dice pronto, pero han pasado más de treinta y cinco años pisando esos siete pueblos y sus rincones. Tareas y voluntades son la misma cosa cuando te gusta tu trabajo y para quienes lo haces. Sencilla historia de este hombre, que se guarda en un puño y cuenta en varias tardes de merienda en la bodega de los Ramones. Sin más intrigas, a Santi le queda poco para jubilarse y se lleva confidencias de alcaldes, concejales, párrocos y beatas. No habrá otro como él, que como los zahorís, encuentre una fuga en la vieja red que viene del depósito en lo alto, cuando Sasamón a veces se queda sin agua por las heladas. Conoce arquetas por nombre y apellido. Asesor cuando hemos pavimentado calles y consolidado alineaciones. Llegó un día el Plan E de Zapatero, también a este pueblo del que cuelgan otros seis, Olmillos de Sasamón, Castrillo de Murcia del Colacho, Villandiego, Yudego, Villasidro y Citores del Páramo. El dinero había que gastarlo pronto y como en otros sitios, se levantó la plaza mayor y adoquinó con piedra natural. En torno a la fuente de cuatro caños, dos de los cuales, miran a soportales de tres arcos. Como es lógico y se podía esperar de un arquitecto como el que escribe, fue un despiece radial y concéntrico que abrazaba el sonido del agua. Así se dibujó y contrató la obra, por concurso, que terminó aparentemente bien y en plazo. Pero Guadilla, al que no se le pasa un detalle, observaba cómo las baldosas de granito grueso, asentadas sobre mortero de cemento y rejuntadas con el mismo material, poco a poco, saltaban por los aires y bailaban el pasodoble. En el ejercicio de mi vida profesional, que se inicia en el 89, pocas veces me ha caído un rapapolvos tan merecido como el que el Aguacil de Sasamón, me echó mirándome a los ojos y tomando un verdejo. Los malos bailaores culpan al empedrado. Fue la arena o el cemento. La mano de obra o el hielo. Fue culpa mía por fiarme del guión. Los adoquines de tallado rústico que se movían, fueron de nuevo rejuntados con paciencia y sabiduría por Santi, sin rechistar. Dicen que el portero automático sentenció a Serenos y el video, a la estrella de la radio. Cierto es que no se repetirá una generación de aguaciles y sacristanes como los que fueron. Encontrar un sustituto y acertar, va a ser tarea compleja, puesto que los candidatos, que ya les hay, han de cumplir unas pruebas de examen que celosamente guarda el Sr. Alcalde y su Secretaria. En este caso, no mandará la ortografía.