Autogestión turística
ES DIFÍCIL ENCONTRAR un burgalés que no haya visitado en algún momento de su vida la mágica localidad de Orbaneja del Castillo. Yo misma lo hice cuando aún no alcanzaba los diez años, en una excursión del colegio, y la realidad es que es de esos poco sitios que aunque pases cien años sin volver a visitar, no se borran de la memoria. Orbaneja siempre ha sido un municipio atractivo para burgaleses y visitantes, pero en los últimos años se ha convertido en un espacio de moda. Desde hace un tiempo ‘sufre’ la llegada de auténticas hordas de turistas que han supuesto un auténtico colapso para el pueblo y para sus vecinos.
Hay que recordar que Orbaneja no cuenta con un ayuntamiento propio- se trata de una pedanía dependiente del Ayuntamiento de Sedano- y son los propios vecinos, a través de su junta vecinal, quienes en estos últimos años se están encargando de gestionar un turismo para el que no cuentan con los medios necesarios. Es lamentable que esta población, en la que residen 50 personas, deba dedicar el escaso presupuesto con el que cuenta a desarrollar acciones que mejoren la visita de miles de personas, dejando de lado las propias necesidades de los vecinos, simple y llanamente porque ni Diputación ni Junta han colaborado con una subvención para acciones que supondrían un beneficio no solo para el pueblo sino para el turismo burgalés.
El año pasado, los vecinos tuvieron que aguantar hasta 5 kilómetros de caravana en la carretera de acceso a la localidad, con el consiguiente peligro que esa circunstancia entraña ante una posible emergencia. Para evitar que esa situación se repita, la junta vecinal ha habilitado aparcamientos con capacidad para 200 vehículos y está a la espera de que la Administración regional les conceda una subvención de infraestructuras turísticas para habilitar uno más.
Pero el trabajo de los vecinos no se queda ahí, ellos mismos también se encargan de la limpieza del pueblo, han habilitado un espacio para que aterrice un helicóptero en caso de emergencia y han mejorado las telecomunicaciones. Unas acciones poco valoradas por las administraciones y de las que ellas mismas deberían hacerse cargo.