El Correo de Burgos

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ES EL CUENTO de nunca acabar. Los concursos de adjudicación de obra pública se convierten una y otra vez en papel mojado. Y Burgos no es ajeno a una realidad mil y una veces repetida y que ensombrece la gestión de sus máximos responsables. En el caso del mundo del deporte se acumulan en el cajón del olvido múltiples actuaciones manifiestamente mejorables.

Entre las más sangrantes se encuentran las obras todavía en marcha de la enfermería y los vestuarios del Coliseum, una instalación vendida a bombo y platillo como multifuncional pero que por el momento, después de varios años desde su puesta en marcha, sigue siendo básicamente una plaza de toros cubierta. Para tan costoso viaje no hacían falta esas alforjas.

Los trabajos de ambas dotaciones debían haber concluido hace varios meses. Pero ni siquiera existe un plazo cierto de finalización de las mismas. Y sí un cronómetro en marcha en el caso de los vestuarios, pues el arranque de la competición liguera en la ACB está a la vuelta de la esquina.

El pasado jueves, con motivo del choque de presentación oficial ante su afición, las carencias del Coliseum salieron a la luz. Los jugadores no pudieron ducharse en el ‘multiusos’, la instalación carecía de línea WI-FI, la baja temperatura -en pleno verano- ya generó un buen número de quejas -el sistema de calefacción está instalado, pero aún no se ha probado su funcionamiento en condiciones reales-. Amén del estado de los WC’s... Por no hablar de la ‘extraordinaria’ acústica de un pabellón que pretendía acoger conciertos de gran formato. ¿Recuerdan cuántos se han celebrado?

Pero no es la única actuación pendiente de finalización. Las obras de mejora de las pistas de San Amaro, amenazadas con la retirada de la homologación para albergar competiciones oficiales, acumulan ya un considerable retraso. Deberían haber concluido a mediados de agosto y los atletas locales siguen sin poder pisar el tartán.

Muy cerca de allí la cada vez más numerosa afición al rugby en la ciudad -y los seguidores de los equipos de fútbol de Tercera como Atrio Bupolsa y Real Burgos- esperan como agua de mayo la construcción de un graderío (a ser posible cubierto) que debería haber estado en funcionamiento con la inauguración de una instalación con un altísimo índice de ocupación.

Casos sangrantes que llevan a preguntarse por el valor de los contratos firmados. Sin castigos más severos para los infractores se abren las puertas a los tramposos.

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