El Correo de Burgos

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Se dice de este barrio, que su gente es de bien y madruga mucho. Que gana un chusco de pan con el sudor de su frente y sin robar, que se esfuerza, que es muy digna y aseada, que se hacen escuchar más allá de las tabernas. Que los hijos superan a los padres y que echan sal en las aceras cuando nieva. Que se llaman por su nombre y recuerdan a los viejos. Así pregonaba el pregonero hace pocas horas, en el chupinazo de las fiestas del gran barrio de San Pedro y San Felices. Cátedra, San Pedro de Antioquía. Una mezcla de emoción, ilusión y miedo te empujan a contar, leído o de memoria, recuerdos de un adolescente que, sin darse cuenta, asume que el tiempo pasa y es difícil dibujar un cuadro vivo donde viven y mueren conocidos, desconocidos y amigos. No faltaron representantes de otros consejos de barrio y a falta del Sr. Alcaide, vecino del barrio a pocos metros del centro cívico San Agustín, donde se celebraron los actos, excusó la asistencia debido a su apretada agenda. El Ayuntamiento estuvo bien representado gracias a la participación de los dos grupos mayoritarios, populares y socialistas. Los concejales, Ana Bernabé y Daniel de la Rosa oficiaron las bandas a las reinas de las fiestas. Guapísimas y aún, inocentes. Les dije que los datos de personas insignes nacidas en estas calles del Sur de Burgos, se pueden comprobar en Wikipedia y Google. Fuentes suficientemente fiables. Vecinos insignes de este barrio, supuestamente han participado en importantes hitos históricos del pasado y presente. Se cuenta de su presencia en el trazado del Canal de Panamá y Muralla China. Que Sancho, escudero del Hidalgo Quijote, nació en el 13 de calle San Joaquín. El Lazarillo de Tormes, en realidad, de Calleja y Zurita donde pícaros como Manolo Simonneau, disfrutan de la buena vida. Un barrio que nació extramuros hace seiscientos años y hoy queda cosido por el bulevar del tren desparecido. Sin complejos ni ataduras. Dentro del nuevo “distrito sur” donde habrá de sentarse en esa tabla redonda con otros barrios hermanos. Somos una gran ciudad, por eso tenemos distritos y así reza el texto que los promulga. Pero para serlo, hay que seguir siéndolo. Los vecinos y ciudadanos, cada vez más, acechamos a políticos y representantes. Les contamos nuestras inquietudes, nuestros proyectos, quimeras y castillos en el aire. Necesitamos que ellos sueñen y vuelen para nosotros, más alto donde no llegamos. Vienen tiempos mejores, se abre para chicos y grandes una gran oportunidad de llegar a triunfar. Escuchen el rumor de la chusma, vivan cerca de ella.

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