El Correo de Burgos

Creado:

Actualizado:

La capacidad de aprender de los errores cometidos es una virtud que permite avanzar a las sociedades. Pero que no parece haber encontrado eco suficiente en el Ayuntamiento de Burgos, empeñado en repetir gazapos clamorosos hasta la extenuación.

Al menos en lo que hace referencia a la puesta en marcha de instalaciones deportivas en la capital. Son múltiples, y sangrantes, los ejemplos de los últimos años, como el Coliseum -que varios años después de su inauguración no contaba ni con vestuarios ni con una enfermería adaptada a su uso como plaza de toros- o la grada del campo de rugby de San Amaro. Y uno más se ha añadido en los últimos meses al carrusel de despropósitos del equipo de Gobierno municipal.

Javier Lacalle anunció a bombo y platillo a comienzos de año -a mayor gloria de su inagotable vanidad-, el inicio de las obras de remodelación integral de El Plantío. Una actuación de enfoque más que cuestionable y que supondrá un lavado de cara y poco más de un estadio que hace tiempo que dejó de cumplir con la funcionalidad que se espera de una instalación que acoge en sus gradas a varios millares de espectadores cada 15 días.

Pero que más allá de la pertinencia del desarrollo del proyecto ha vuelto a poner en evidencia la capacidad de gestión de sus promotores de turno. El alcalde de la ciudad fue el encargado de hacer público el cronograma de las actuaciones que se llevarán a cabo con el objetivo de que el proyecto esté finalizado al comienzo de la próxima temporada futbolística.

Según sus palabras las obras deberían haber comenzado a finales de febrero, de tal forma que en marzo se debería haber procedido al derribo de la cubierta del Fondo Norte y al inicio de las mismas operaciones en el Sur.

Mes y medio después de la fecha fijada inicialmente -posteriormente corregida hasta la celebración del choque frente al Racing de Santander- el pasado jueves comenzaron a verse las primeras maniobras de envergadura. Por más que se empeñen algunos en escupir contra el viento, el Ayuntamiento se ha visto obligado a variar los planes iniciales. Y es que todavía no se ha dado carpetazo al contencioso que tiene bloqueadas las actuaciones, puesto que no se ha llegado a un acuerdo con el concesionario de un negocio en el Fondo Norte. ¿Cómo es posible que se anuncie el inminente comienzo de unas obras cuando no están solventados todos los trámites administrativos previos?

tracking