El comercio se queda solo
LOS MALES del comercio desde hace años provienen en gran medida del tamaño. Los hipermercados y grandes superficies fueron antaño el pez grande que se comió al pez chico y ahora se ven sufriendo ese mismo destino. El cazador cazado. Hoy el pez más grande del océano global es internet y los centros comerciales sufren igual que el resto por la venta directa en internet o desde plataformas de comercio electrónico; intermediarios como Amazon o Alibaba. Así, no es de extrañar que Castilla y León doble la media nacional de trabajadores por cuenta propia que se dan de baja en el régimen de autónomos. Con Palencia y Burgos recibiendo las medallas de plata en el triste podio de las provincias en las que más comercio se ha perdido. Bien es cierto que hay comerciantes y comercios que son capaces de encontrar salidas en internet que les aseguran no sólo supervivencia sino también viabilidad. En Burgos se han dado casos de éxito en el sector del calzado que, incluso han sido premiados a nivel nacional, u otros en las áreas de electrodomésticos, alimentación e, incluso, en la venta de disfraces. Tampoco se puede decir que surja un negocio en internet por cada comercio o autónomo que cesan en su actividad, pero sí que empiezan a ser frecuentes quienes saben aprovechar las oportunidades del mercado global. El problema está cuando el negociante tiene una salida imposible o muy difícil hacia el comercio electrónico y tiene que vérselas con la multitud de obstáculos con las que se le acosa desde las administraciones, de la local a la estatal. La cuestión fiscal merece un estudio a fondo del Gobierno que ignora que los comerciantes piden pagar los mismos impuestos que Amazon. Eso sí, Hacienda manda cartas de aviso exigiendo el máximo cumplimiento de la obligación fiscal. Cómo no van a acabar tirando la toalla comercios que llevan toda una vida de trabajo y se encuentran con que se les ponen trabas a los repartidores que les llevan el género, se les exige reciclaje de sus residuos, tasas municipales, subida del salario mínimo y a cambio sólo reciben indiferencia. Cómo va a seguir abriendo la persiana una tienda de regalos, una panadería, una charcutería o un bar que ven como su propio ayuntamiento favorece la competencia desleal con su negocio permitiendo y promocionando un mercado navideño con vendedores forasteros que les roba las ventas y les amarga las fiestas. Y luego repite el mismo agravio varias veces al año. No hay que irse a internet buscando culpables cuando son las administraciones más cercanas, las que cobran los impuestos, las que le están fallando al comercio.