El Correo de Burgos

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HACE UNOS años, cuando arreciaba la polémica en Castilla y León sobre la pervivencia de cuatro aeropuertos operativos en la Comunidad me parecía totalmente necesario que Burgos contase con su aeródromo y rutas aéreas que nos conectasen con diferentes destinos españoles. Hoy, con el paso del tiempo y la fuerza de la realidad de los años transcurridos sin ningún vuelo regular desde Burgos doblo el brazo y veo ya con buenos ojos las propuestas de especialización para la instalación aeroportuaria de Villafría. De momento, la opción más plausible es apostar por la única actividad presente en el campo de vuelos burgalés, que es una escuela de pilotos en la que se han formado ya decenas de nuevos aviadores. La Universidad de Burgos se ha sumado a esta titulación y ya ha llevado a las aulas a la primera promoción del Grado Propio en Piloto de Aerolínea para el Transporte de Carga y Pasajeros. Adicionalmente, la propuesta más avanzada es ampliar estos estudios con una escuela de mecánicos que complete la actividad en Villafría y que abriría la puerta a ofrecer servicios de mantenimiento y base de aviación ejecutiva y charter. Dada la escasa longitud de la pista de Burgos, que impide operar aviones de cierto tamaño o llenarlos al máximo de su capacidad y la certeza de que nunca se va a ampliar la recta de despegue y aterrizaje, es mejor sacar partido a lo que ya se tiene. De esta forma, Burgos estaría rodeado de capitales con aeropuertos internacionales y no perdería las conexiones, que son especialmente cómodas con Valladolid y Vitoria, este último con aparcamiento gratuito y ambos a poco más de una hora de viaje en coche. Ocurre en este tipo de proyectos de futuro que se necesitan respaldos políticos en los diferentes niveles de la administración pública y no poca visión de futuro y capacidad de proyección estratégica. Virtudes que se encuentran en la empresa privada pero escasean en la vida pública. Además, existe cierta tendencia a complicar las cosas y hay riesgo de que cualquier político con exceso de imaginación sea incapaz de ver lo que tiene delante de sí y empiece a fabular. No sería la primera vez que ocurre, precisamente, con el aeropuerto de Burgos en el que se han vertido recursos públicos no siempre bien orientados y desde luego con ninguna efectividad. Olvidemos las propuestas de crear centros intermodales que incluyan el aeropuerto como destino de carga, cosa que es imposible por el tipo de pista y porque Vitoria ya domina ese campo, y apostemos por la formación y el mantenimiento. Si la vida te da limones, vende limonada...

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