El Correo de Burgos

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EL HIDRÓGENO es un gas incoloro e inodoro, que no se disuelve en el agua y es tan inflamable como la mecha corta de determinados personajes con los que compartimos el aire que respiramos. Este elemento es el más ligero que existe en la tabla periódica y es el elemento químico más abundante de la creación ya que constituye aproximadamente el 75 % de la materia visible del universo, según reza la enciclopedia. Lo que no cuenta la wikipedia es que el hidrógeno es el elemento más discreto, porque se mueve sin hacer ruido, y es el mejor partido para el baile de las energías, porque es el que más proyección tiene de cara a un futuro en el que las fuentes de energía serán otras. En Burgos y en Castilla y León, estamos volcados en el desarrollo de la energía eólica, en la que nos encontramos en el pelotón de cabeza en España, y ahora coge velocidad el impulso a la energía solar. Incluso en Burgos se abre el primer parque híbrido con sistemas de energía eólica y solar. Todo en uno. Pero casi silenciosamente, en Burgos, la provincia con mayores reservas de gas pizarra de España, es otro gas el que anticipa la llegada de una nueva industria sostenible y avanzada. Ya se está explorando la potencialidad de la comunidad autónoma como generadora, consumidora y exportadora de hidrógeno renovable a través del proyecto Hydeal, que es el Hub de hidrógeno renovable y competitivo integrado más grande del mundo. Tan decididos están los socios de este proyecto, en el que Burgos tiene un papel destacado por las iniciativas ya en marcha y los desarrollos industriales que son ya realidad, que se plantean que entre 2030 y 2035 puedan ser visibles los primeros proyectos de producción y consumo de hidrógeno renovable y, además, anticipan que un futuro no lejano 3.200 personas podrían vivir de empleos ligados a esta nueva economía. Castilla y León podría ser la meca de la generación de este combustible porque, sencillamente, seremos incapaces de consumir todo el hidrógeno renovable que se producirá, lo que se abrirá la puerta a las exportaciones. Aquí entra en juego la administración pública en todos sus niveles. Para hacer realidad las infraestructuras de fabricación y almacenamiento del hidrógeno renovable será necesarios permisos, apoyos y, sobre todo, ningún palo en las ruedas. Si eso se consigue llegará el momento de sacar partido a las infraestructuras de transporte necesarias o, quizá, grandes obras de canalización. A día de hoy, se está aún a tiempo de prepararse para el día en el que el hidrógeno levante como un zepelín la economía de esta tierra. No se puede dejar pasar esta oportunidad.

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